JAVIER LÓPEZ
MADRID.-
El novillero Rafael Cerro fue el gran protagonista
de la final del certamen de novilladas
del mes de abril celebrada hoy en Las Ventas, por lo firme, valiente y capaz que estuvo, aunque a última
hora cambió la gloria de un triunfo que le
ninguneó el "palco"
por una fuerte cornada.
Cuántas veces se ha premiado excesivamente en
Madrid a novilleros que han pasado de
puntillas pero que por el mero hecho de traer a su gente han salido de
triunfadores. Casos hay, y muchos,
aunque no procede dar nombres para no herir a nadie. Por eso lo que el usía de turno hizo hoy con Rafael Cerro no tiene nombre. O si: el
colmo de la insensibilidad.
Después de una actuación de lo más valiente,
de lo más firme y capaz, sincera y de
verdad, con el mérito añadido de calentar una tarde gélida y de
sobreponerse a la aspereza del ganado, y
después de llevarse una fuerte cornada, al presidente no le dio la gana darle una oreja que se ha había
ganado a base de sudor y sangre. Ocurrió en el cuarto, al que Cerro recibió a portagayola, galleó por chicuelinas,
y toreó por delantales en un breve pero bonito quite con el capote.
El novillo, aún medido de fuerzas y algo
rebrincado, permitió a Cerro
muletearlo con aplomo, quietud y buenas formas
en la media distancia, pulseando muy bien las
bruscas embestidas del animal con temple y ligazón. Un final entre los
pitones, valiente a carta cabal, y un desplante muy a modo pusieron fin a una
faena seria y madura, que contó finalmente con el mal sabor de boca de la cornada
al confiarse en otro desplante con la espada ya enterrada en lo alto del
lomo del novillo.
El utrero que abrió plaza fue un manso que no
quiso saber nada de capotes, hizo sonar
estribos en varas, se dolió en banderillas y desarrollo mal estilo en la
muleta, algo que, sumado al incómodo
viento, complicó aún más la papeleta para Cerro.
El pupilo de Ortega Cano, que lo
saludó con verónicas rodilla en tierra y posterior quite por saltilleras,
tuvo que sobreponerse a una fea volterera en el prólogo de su labor de muleta para firmar una obra que tuvo su
emoción por la firmeza y el valor que
demostró ante un animal violento y con malas ideas.
Tomás
Campos sorteó en primer
lugar un novillo que se movió con nobleza pero
acusó escasa fortaleza. El de Llerena, que inició la faena con unos
estatuarios sin enmendarse, consiguió
momentos aislados de notable pureza sobre la mano zurda, enganchando muy
adelante a su antagonista y tirando de su embestida hasta muy atrás.
Aún faltando unidad, entonada actuación del
novillero de Rivera Ordóñez, que
se mostró por encima de las
complicaciones del de Gudaira, que nunca se entregó, y, sobre todo, del viento, que molestó también
lo suyo. Con el brusco y quedado quinto puso empeño Campos en un continuo quiero y no
puedo.
El sobrero de Julio García que hizo
tercero fue un animal suelto de carnes que no
quiso saber nada en los primeros tercios aunque desmontó al picador en
el primer encuentro, y con el que no valían confianzas en la muleta, metiéndose
por los dos pitones, pegando un tornillazo a mitad del muletazo y echando la
cara arriba con malas intenciones. El
mérito del mexicano Brandon Campos
fue salir indemne del trance pues no tuvo la
más mínima opción de lucimiento.
El sexto fue otro novillo difícil con el que,
a pesar de pegar algún pase bueno a
derechas y cobrarse dos volteretones de aquí de estero, apenas pudo
brillar el mexicano pese a lo afanoso y
entregado que estuvo. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cinco novillos de Guadaira y un sobrero -el tercero- de Julio García, bien presentados pero mansos y muy complicados.
Rafael
Cerro: estocada (ovación tras aviso); y pinchazo y
estocada (aviso y vuelta al ruedo que da
la cuadrilla tras petición de oreja, y abucheo al "palco" por no concederla).
Tomás
Campos: estocada (ovación tras aviso); y casi
entera que escupe, cinco descabellos,
media y descabello (silencio tras aviso).
Brandon
Campos: casi entera delantera y descabello
(silencio tras aviso); y media y
descabello (ovación tras aviso).
Al finalizar el festejo el jurado de la
empresa declaró triunfador del certamen a Rafael Cerro.
En la enfermería fue operado Cerro de "herida en región
escrotal con una trayectoria ascendente
de 20 centímetros que penetra en la cavidad abdominal, de pronóstico grave". Trasladado a la clínica de la
Fraternidad.
La plaza tuvo un cuarto de plaza en tarde
desagradable y fría.
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