Emocionante la decima del abono
de la Feria de Sevilla. Cornada grade a El Juli, cuatro toros buenos de
Victoriano del Río y notables Antonio Nazaré, que pudo abrir la Puerta del
Príncipe, y José María Manzanares.
CARLOS CRIVELL
Fotos: EFE
Fue de esas corridas de las que sale la afición satisfecha.
Ha bastado que haya algunos toros buenos para que la fiesta recobre su máximo
esplendor en la plaza de Sevilla. Un festejo lleno de titulares: cuatro toros
de calidad; El Juli, herido con una cornada grave; Manzanares cuaja un toro y
resulta premiado con una oreja; Antonio Nazaré se enfrenta a tres toros para
encumbrarse y se queda en los umbrales de la Puerta del Príncipe. No caben más
noticias en una corrida. Es la propia Fiesta que en el viernes de farolillos se
vino arriba para que nadie olvide que aún es posible un espectáculo
emocionante.
El Juli fue sorprendido por el flojo y rebrincado primero,
un toro de poca clase, con el que no parecía posible mayor lucimiento. En el
centro del ruedo fue alcanzado por un derrote seco y certero. La sangre manchó
un terno negro. En esos momentos el festejo parecía hundido. Y también se vino
abajo la expectación sobre la corrida de Miura. Pero la tarde tenía reservadas
muchas emociones.
Se cambió el turno y Nazaré lidió al primero de su lote,
tercero en origen, como segundo. Un taco de toro de pelo jabonero. El torero
nazareno brindó a Manzanares y a Álvaro Montes, que representaba a El Juli. El
toro fue muy noble. La faena fue preciosa con un detalle en contra: pocos
muletazos en cada tanda. Los derechazos fueron templados y largos. Una tanda al
natural, un cambio de mano y una trincherilla provocaron un clamor. A la faena
le faltó alguna tanda más; o supo a poco con el buen toro de Victoriano del
Río. Media estocada y dos descabellos le quitaron premio. Nazaré tenía dos
toros por delante.
El tercero se fue los corrales por inválido y salió un toro
cornalón que no tuvo ni fijeza ni calidad. Manzanares hizo un esfuerzo con un
toro rajado de manso y peligroso. A esas alturas, la corrida estaba en el filo
de la navaja. La gran figura, en la enfermería; Manzanares, esforzado; Nazaré,
templado pero sin haber podido cuajar a un buen astado. Todo estaba por llegar.
El destino es caprichoso. El cuarto era un toro llamado
Duende destinado a El Juli. Le cayó en suerte a Antonio Nazaré, que se encontró
con la nobleza ideal para torear largo, templado y con su calidad reconocida.
Tandas por ambos pitones llenas de buen gusto, pases de pecho solemnes y
trincherillas gloriosas, todo ello lo amalgamó el de Dos Hermanas en una labor
coronada de una estocada. El público pidió dos orejas y el palco las concedió.
Más adelante, en el siguiente toro de la tarde, la propia presidenta de la
corrida quiso subir el listón que ella misma había bajado en la corrida.
Nazaré tenía la Puerta del Príncipe al alcance de su mano.
El sexto fue una preciosidad de animal que derrochó bravura en dos puyazos y
nobleza, aunque duró menos de lo esperado. El torero supo tocar esos puntos
precisos para volver a torear con su sello de toreo clásico. Le dio los tiempos
para no agobiarlo, levantó la mano cuando el toro claudicó y subió mucho la
temperatura en los naturales y los ayudados del epílogo. Solo le hacía falta
una estocada para abrir la Puerta de Príncipe. El pinchazo le dolió a toda la
plaza. La Puerta tendrá que esperar. De todas formas, no es nada fácil tropezar
en la Maestranza con tres animales de tan buena condición.
Manzanares se las vio con otro toro excelente en quinto
lugar. Permitió que la adoración que le tiene esta plaza siga con la misma
intensidad. El sexto del día de los seis toros no fue suficiente. La faena al
de Victoriano del Rio fue maciza por el pitón derecho. Es posible que el palco
tuviera en cuenta que no hubo nada de toreo al natural. La única vez que se la
puso por delante con la izquierda fue desarmado. La plaza volvió a rugir con el
mejor Manzanares con la franela en la derecha. La estocada fue propia del
alicantino, que también en esta faceta se quitó los estigmas de la corrida del
sábado. En plena euforia, la plaza pidió también las dos orejas. El palco debió
frenarse antes y nadie le hubiera pedido el doble trofeo en esta ocasión. Midió
con estricta justicia y equidad a Manzanares y fue más alegre al sacar los dos pañuelos
con Nazaré.
Así se escribe la historia. El Juli no podrá cumplir este
año su gesta de matar la de Miura. Manzanares ha cumplido al final con su Feria
con solvencia. Y ya hay un torero que está listo para torear en muchas plazas.
El destino le tenía reservado un encuentro de gloria con el llamado Duende, que
no le había tocado en el sorteo, pero el azar se lo puso en su muleta templada
y le cortó las dos orejas en la Feria de Sevilla. Son los caprichos del
destino. El Juli lamentará no haberse enfrentado a un astado tan excelente,
pero seguro que ha quedado reconfortado porque tan buen animal le puede haber
servido a Antonio Nazaré para ser un torero de muchas ferias.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Victoriano del Río,
incluido el sobrero 3º bis bueno y rajadito, de impecable y seria presentación,
y dos de Toros de Cortés (1º manso y
bronco y 3º flojo y devuelto); el jabonero cinqueño corrido como 2º, bravo e
importante; de clase, bravura, fondo y calidad superior el 4º; de buen pitón
derecho el 5º; noble el grandón 6º sin finales. Saludó Juan José Trujillo en banderillas.
El Juli, de negro y plata. Pasó herido a la
enfermería. "Herida por asta de toro en cara interna 1/3 inferior pierna
derecha con trayectoria ascendente de 15 cm afectando músculo vasto interno y
alcanzando paquete vascular femoral, provocando herida de vena femoral. Tras
control vascular de vena se realiza venorrafia con control satisfactorio del
sangrado, revisión y hemostasia del lecho quirúrgico. Drenajes y cierre de
herida. Pronóstico: Grave, que le impide continuar la lidia siendo
hospitalizado". El parte está firmado por el Dr. Octavio Mulet Zayas.
José María Manzanares, de azul marino y oro. Media estocada y
descabello en el que mató por El Juli. En el tercero, gran estocada y
descabello (saludos). En el quinto, estocada (oreja y petición).
Antonio Nazaré, de verde manzana y oro. Media estocada
tendida y descabello (saludos). En el cuarto, estocada algo atravesada (dos
orejas). En el sexto, pinchazo y estocada (leve petición y ovación de
despedida).
Plaza de toros de la Maestranza. Viernes, 19 de abril de 2013. Décima
de feria. Lleno de "no hay billetes".
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