El valenciano afronta este año su última Feria de Fallas.
Ismael del Prado / Diario La Razón de Madrid
"Vicente, para mí es una gran satisfacción darte la alternativa, porque eres un torero de mi gusto. Aprovecha ese don que Dios te ha dado, suerte". Con esas sencillas, pero emotivas, palabras pronunciadas por Curro Romero en su alternativa comenzó todo. Mañana, diecisiete años y casi setecientas corridas después, llegará el último paseíllo en las Fallas. Alfa y omega para este fiel devoto de San Judas Tadeo que, marzo tras marzo, fue santo y seña de una afición valenciana orgullosa de su torero.
-¿Nervioso ante un envite como el de mañana?
No, nervioso no es la palabra. Sí tengo la lógica preocupación de la responsabilidad por ser el día que es, por ser una tarde especial en mi tierra y porque son mis últimas Fallas, lo que quizás aporte una nostalgia añadida. Evidentemente, la tarde va a estar cargada de una emotividad especial.
-¿Hubiera preferido decir adiós el día grande, en San José?
No, barajamos las dos fechas. Pero, aparte ya de la ganadería, que era la que más me apetecía, es la corrida de la reinauguración del coso y una fecha que, por tanto, de alguna manera pasará a la Historia. Supone un aliciente añadido.
-¿Ha visto ya el nuevo aspecto de la plaza?
No he podido aún. Era partidario de la reforma, igual que de la cubierta, su segunda parte. Convierte el inmueble en un edificio multifuncional que abre el abanico temporal y de actividades, no sólo toros. Era imprescindible, aunque haya perdido aforo, porque el día de llenazo en Valencia no te podías sentar.
-¿Ha soñado ya como sería cerrar las Fallas perfectas?
Salir a hombros por vanidad personal y satisfacción de la afición. Me siento muy valenciano, presumo de ello, tengo la convicción de que me quieren mucho aquí y sé que estarán deseando que triunfe. Por ellos, me encantaría lograrlo.
-¿Qué le hizo dar el paso definitivo hacia la retirada?
Son muchos años ya como matador, todo tiene su principio y su final. Creo que, por circunstancias personales y profesionales, es el momento adecuado. Además, he tenido claro siempre que quería retirarme en buen momento, no estando parado, sin torear. Eso sí, me da mucha pena y me he resistido, no lo niego.
-¿Cómo se plantea el epílogo de este curso?
Complicado, como para el resto. Mi ilusión sería echar 30 o 40 tardes entre España y América tratando de aparecer en las ferias de relieve. Creo que sería una despedida digna.
-¿Incluye entonces Madrid?
Por supuesto, hace años que no voy y haré todos los esfuerzos necesarios para ir porque es la primera plaza del mundo y me gustaría despedirme de su afición.
-Y la coleta, ¿dónde se la cortará?
No fijaré una tarde para la despedida, sobre todo, porque tengo que ir a América. La última que me contraten será la final, no quiero nada programado. Si es en octubre en Lima, como si es en febrero en Bogotá.
-¿Qué se lleva del mundo del toro?
Todo. El mejor regalo que me ha dado la vida es ser torero. Soy un privilegiado, he disfrutado con mi pasión y he pisado todas las plazas del mundo. Sólo puedo agradecer a Dios y al toro lo que me ha hecho vivir y sentir.
-Setecientos paseíllos dan para mucho, ¿elegiría alguno por encima del resto?
¡Uf! Casi imposible. Evidentemente, mis inicios como novillero me sirvieron para tirar para delante y los recuerdo con cariño. Si no hubiera existido esa tarde en Valencia y no hubiera cuajado aquel utrero de Jandilla, no habría llegado a ningún sitio. Esos días me hicieron vislumbrar un rayo de esperanza de que podía ser torero.
-Momentos íntimos, muy para dentro de cada uno. Los echará en falta a partir de ahora...
Seguro. Lo que más añoraré es el "gusanillo" de verme anunciado y entrar en las ferias, de vestirme de luces. Ese nerviosismo, desagradable, pero que te envicia como una droga. Torear no mucho, porque tengo una afición desmedida y seguiré haciéndolo en el campo mientras mis facultades me lo permitan.
-Le veo convencido de que no será un hasta luego...
Bueno, no renuncio a los festivales ni tampoco a torear, llegada la ocasión, en algún festejo suelto como algo excepcional. Si tengo claro que me despido como diestro en activo y de temporadas completas.
-¿A qué se dedicará desde el próximo año?
Tengo algunos negocios familiares en marcha, tal y como están las cosas conviene prestarles muchísima atención. Les dedicaré todo el tiempo que hasta ahora les he negado. Seguiré con mis quehaceres personales, mi familia, también me gustaría seguir vinculado al mundo del toro de una u otra forma.
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