La Feria de San José en Maracay cierra el periplo taurino venezolano

Carteles modestos, sin presencia de figuras relumbrantes, pero con el sabor añejo y asolerado de una afición y plaza singular es el marco que nos presenta la versión 2011 del serial que cierra la temporada nacional en plazas de trascendencia.

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

Es la plaza de toros de Maracay, una tacita de plata, por su arquitectura y su bello aroma que respira el conocerla por todas sus entrañas. Guarda historia de gran parte del toreo venezolano, escenario de grandes tarde de toros y en especial de una afición que en su momento fue de las más importantes del país.

Luego de pasado el “circo” bañado de agua en casi todas las tardes que fue la Feria del Sol, de donde aún en este momento se estarán contando los fajos de billetes, a razón de las enormes ganancias económicas que representó sin mucho esfuerzo de presencias de figuras y con nombres destacados como el caso de Leonardo Benítez, el bullanguero Fandi, o dos encierros con ribetes históricos como fue el de La Cruz de Hierro y Ernesto Gutiérrez, seremos testigos este y el próximo fin de semana, del remate de campaña, como ya es tradicional, en la Ciudad Jardín de Venezuela.

Mañana en la tarde, los parches y metales de la Maestranza que lleva el epónimo del más grande torero que ha parido Venezuela, César Girón, anunciaran la apertura de la Feria de San José, con un cartel que se espera levante expectativas.

En este sentido la presencia del sempiterno e incombustible José Nelo “Morenito de Maracay”, al lado del nieto de César Girón, el sevillano César Vargas Girón, rematando cartel el joven espada José Alberto García, con los toros de Juan Campolargo, marcan el cartel de apertura del serial san josefino, donde el próximo nuevamente nos convoca interés, con los nombres de los coletas españoles Manuel Escribano y Pepe Luis Gallego, junto al espada local Leonardo García, nuevamente con toros de Campolargo.

Como se vera, en tiempos de austeridad, Miguel Eduardo Dao y Rogelio Castillo le ponen el “pecho” al peliagudo asunto que implica ofrecer nombres y ganaderías atractivos en el mar árido que nos envuelve nuestra actual fiesta brava.