jueves, 26 de marzo de 2015

LA HORA DE LA VERDAD: Al buen San Isidro le falta juventud

ZABALA DE LA SERNA

La prensa lanar y aborregada cantará las bondades de la Feria de San Isidro 2015, que las tiene, pero callará con la triste visión de futuro de sus organizadores. No se recuerda una isidrada sin una sola confirmación de alternativa. En mi memoria no encuentro el dato. Filosofía Matilla: pan para hoy y hambre para mañana. 

Toño no está solo en Taurodelta aunque a veces mueve los hilos, igual que los de Ramón Valencia en Sevilla, a su capricho. Los dobletes en Madrid de Juan José Padilla y El Fandi son un exceso y un abuso, como el triplete de Miguel Abellán, cuando toreros con camino por andar se quedan en su casa. Ni uno de los novilleros punteros figura en el plantel. 


Para que los revienten a lo peor es mejor. Quién sabe. Es la Fiesta que hemos hecho, una Fiesta de viejos, donde el reclamo en Olivenza en la reaparición de Rivera Ordóñez; Espartaco y Dávila Miura los de Sevilla; y El Soro en Valencia. Quien quiera podría hacer carteles de los 90 con facilidad. Y no sólo por la cumbre de la torería andante: matadores que vivieron su fama y su plenitud en los 90 se anuncian en San Isidro: Uceda Leal, Luis Miguel Encabo, Eugenio de Mora... Unos grandes profesionales cuyo mañana ya se coreó y celebró. 

Y se echa de menos a Enrique Ponce porque no se ha sabido renovar el escalafón. Si volviese Joselito, se podría repetir vel cartel de los Tres Tenores con Rivera. No sembréis, empresarios, no vayan a salir toreros. Decís que hacéis San Isidro pensando en 24.000 personas. Pensáis más en vuestro bolsillo, pero en la calderilla de hoy. De otro modo Morante de la Puebla y José María Manzanares no vendrían a una sola tarde. ¿No afirmaba Manzanares en la exclusiva de Canal Plus Toros que Madrid no le intimidaba, que le encataba torear en el Foro?

La Feria tiene puntos buenos. Miguel Ángel Perera ha asumido responsabilidades como triunfador de 2014 y viene tres tardes, una de ellas Beneficencia con El Juli: un mano a mano de este nivel no se daba en la fecha más importante de la temporada desde el 91 con Rincón y Ortega Cano. Había algo en juego como lo hay aquí: el trono del toreo. El cartel estrella de la isidrada se ha hecho en torno a Alcurrucén, el único hierro que supervive del encaste Núñez con nivel: Morante, El Juli y Castella. El triplete del francés se justifica con la apuesta por Adolfo Martín más allá de que lo lleve la empresa. Su currículo en Madrid, además, no es como para despreciarlo. 

Es justa la recompensa del doblete de Iván Fandiño, pues el gesto del Domingo de Ramos con seis ganaderías del toro/toro debía tener su recompensa. (Por cierto, la taquilla de Ramos va como un tiro, y esto es indicativo del interés y de un inminente entradón en una fecha que se daba por muerta).

El Cid va a cumplir su sueño de matar seis victorinos en Las Ventas, un sueño que ojalá no haya aplazado demasiado. Alejandro Talavante viene también a tres tardes. En Madrid siempre cayó de pie y la media docena atragantada de albaserradas de hace dos años ya se la han perdonado. Al día siguiente casi.  Diego Urdiales, ahora mismo en boca de todo el mundo como referente del clasicismo, tendrá por fin su premio con una triada de paseíllos. 

Si se mira a Sevilla, José Antonio Martínez Uranga y Manuel Martínez Erice, en compañía de Matilla, han hecho una buena feria que podría ser mucho mejor y sobre todo más joven y con vistas al futuro. Al buen San Isidro le falta juventud, salvo que los tres empresarios se hayan creído que los bueyes araban solos.

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