domingo, 22 de marzo de 2015

Desde que la vendió Ortega Cano, dos años sin noticias de la ganadería de "Yerbabuena".

El encaste Pedrajas, en riesgo de desaparición
En julio se cumplirán dos años de la operación mercantil por la que José Ortega Cano vendió a la empresaria peruana Rocío L. Torres Carcasi la dehesa y las ganaderías --de toros y caballar-- "Yerbabuena", que era uno de los últimos reductos donde sobrevivía el encaste "Pedrajas", hoy declarado en riesgo de extinción. Desde entonces, salvo cuatro inscripciones realizadas en el Registro Mercantil relativas a asuntos societarios, nada se sabe de esta ganadería. En las estadísticas taurinas no aparece que haya lidiado una sola cabeza. Pero tampoco se ha conocido noticia alguna de las actividades, agrícolas, ganaderas y sociales que antes se desarrollaban en esa finca.

Redacción TAUROLOGIA.COM

Va ya para dos años que la ganadería de Yerbabuena cambió de manos. Y desde entonces nada se ha vuelto a saber de ella. En las estadísticas taurinas no figura que haya lidiado  ni una sola res. No siquiera se ha tenido noticia algún en relación ni con la ganadería, ni con su yeguada, ni con las instalaciones dedicadas al ocio y el turismo. Sencillamente, es como si no existiera.

No han sido pocos los informadores que han tratado de entrevistar a la nueva propietaria de “Yerbabuena”: todos los intentos han resultado baldíos. Pero, incluso, la  página web a través de la cual se accedía a toda la información sobre la dehesa y sus ganaderías, de toros y caballar, ya no se encuentra operativa.

Naturalmente, la nueva propietaria está en su derecho de llevar sus asuntos con absoluta discreción, sin protagonismo alguno. Lo que resulta preocupante es que en esa finca pastaba el último vestigio de un encaste como el Pedrajas, que si no preserva acabará por desaparecer. Y en ese camino está hoy, con el exclusivo caso de los herederos de la antigua de Isaías y Tulio Vázquez.

Como muy bien define la Plataforma por la Diversidad de Encastes el encaste Pedrajas, que está declarado en riesgo de desaparición,  procede de una derivación de lo antiguo de Parladé. Sus últimos vestigios están en las ganaderías de María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas --que fue lo adquirido en su día por Ortega Cano-- y en la de Isaías y Tulio Vázquez.

De acuerdo con la descripción que se  realiza en el portal de la Unión de Criadores, este encaste procede de la heredada por doña Magdalena García Natera de la antigua de García de Pedrajas, de la cual compró una punta de reses don Manuel Guerrero Palacios y que en 1946 vendió a don Salvador Guardiola. En 1995 fue adquirida por la empresa Chipigena, S.L. quien varían el hierro y la amplía con un lote de vacas de “Jandilla” que se lleva por separado.  Por su parte, lo de Isaías y Tulio Vázquez se formó en 1939 con reses procedentes de don Joaquín Murube y vacas y sementales de don Antonio García Pedrajas.

La nueva propiedad
Como en su día adelantó Taurologia.com, en agosto de 2013 Rocío L. Torres Carcasi, heredera una industria minera de oro en Perú y propietaria de la ganadería de Checayani, pasó a ser titular de la ganadería de “Yerbabuena”, hasta entonces propiedad de José Ortega Cano. Como nueva titular de este hierro y divisa comenzó a aparecer en el Registro oficial de la Unión de Criadores en el verano de 214, esto es: un año después de la adquisición.

Si nos atenemos  a lo publicado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, en su edición del viernes 2 de agosto de 2013, Rocío Leonor Torres Carcasi  inscribió como titular y administradora única de la sociedad  Los Raudales P&I Sociedad Limitada, constituida el 19 de julio del citado, con un capital social de 3.000 euros y sede social en la Finca Yerbabuena, en la localidad sevillana de Castilblanco de los Arroyos.

En el propio Registro, Los Raudales p & i Sociedad Limitada aparece como una sociedad con un amplísimo objeto social. En concreto, se declara que estará dedicada a: 1. Construcción, Instalaciones y Mantenimiento.- 2. Comercio al Por Mayor y al Por Menor. Distribución Comercial. Importación y Exportación.- 3. Actividades Inmobiliarias.- 4. Actividades Profesionales.- 5. Industrias Manufactureras y Textiles.- 6. Turismo, Hostelería y Restauración. Curiosamente en tan prolija declaración no aparece ninguna actividad relativa al campo y la ganadería.

Como sociedad de capital, en el Registro Mercantil las dos últimas anotaciones que figuran se refieren al nombramiento (en septiembre de 2014) y revocación (en enero de 2015) como administrador societario de un gestor italiano: Massimiliano Salvi, que tuvo relación con la sociedad durante escasamente cinco meses. Con anterioridad, esta misma sociedad había realizado una ampliación de capital, en marzo de 2014, pasando de los 3.000 euros con los que fue constituida a un nuevo capital social de 6.467.271 euros. Como es usual, paralelamente fueron modificados sus estatutos sociales.

Aunque su apoderamiento en la sociedad propietaria de “Yerbabuena” resultó muy breve, llama la atención la figura de Massimiliano Salvi.  Se trata del titular de una asesoría de gestión, fiscalidad y contabilidad, que tiene como sede oficial la Via M. da Caravaggio, en la localidad de Arezzo, capital de la región de la Toscana. Si nos atenemos a lo que dicen las enciclopedias, llama la atención que Arezzo tiene como industria principal la elaboración de joyas de oro. Precisamente a la explotación de la minería del oro se dedica la empresa que en su tierra natal de Perú desarrolla la hoy propietaria de “Yerbabuena”, Rocío L. Torres Carcasi.

Torres Carcasi es también propietaria de la ganadería peruana de Checayani, que se consideró importante en el Perú y donde era todo un símbolo de las ganaderías bravas del sur. Esta ganadería tuvo su origen en 1960, cuando don Carlos Gallese importa una vacada y unos sementales de la ganadería española de  Urquijo, puro encaste murube. En 1965 vende la ganadería a dos personas desconocidas en esos menesteres por entonces: los señores Soto y Macedo, pero finalmente don Umfredo Macedo se quedará como único titular del hierro y la ganadería. La nueva vacada la  instaló en la provincia de Azángaro, en el departamento de Puno. Posteriormente refrescó la sangre con sementales de la ganadería de Campo Nuevo. El nuevo propietario fue pronto considerado como un estudioso y un gran ganadero manteniéndose  con profesionalismo. Sin embargo, nunca fue reconocida como grande porque nunca lidió en la feria mas importante del Perú, la del Señor de los Milagros.

En el año 2011 la ganadería y la finca pasó a ser propiedad del empresario  don Percy Torres Ríos, minero de profesión, que dedicó parte de la hacienda a labores de la minería del oro, en tanto en otra parte mantuvo la ganadería. Por esta vía llegó posteriormente en 2012, tras el fallecimiento de su titular y de su único hijo varón, a su hija doña Rocío Leonor Torres Carcasi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario