PACO AGUADO
VALENCIA.- El torero valenciano Vicente Ruiz, el Soro, que ha vuelto a vestirse de
luces en Valencia (este de España) después de 21 años y tras 37 operaciones de
rodilla, aseguró a Efe que su triunfo de ayer en esa plaza fue como "tocar
el cielo con las yemas de los dedos".
El Soro, de 53 años de edad, permanece ahora ingresado en el Centro de
Rehabilitación de Levante, de Valencia, convaleciente de la fractura de tres
vértebras lumbares que, sin afectación neurológica, sufrió al ser arrollado
tras estoquear al segundo toro de la tarde y que le fue detectada después de la
corrida.
"Tengo muchos dolores -explica el torero-, pero la inmensa
felicidad que siento por todo lo vivido ayer me ayuda a soportarlos. He luchado
mucho hasta llegar a este momento, y nada ni nadie me va a quitar las grandes
sensaciones que tuve en la plaza. Aunque noté el crujido de las vértebras, no
quise irme de la plaza hasta poder disfrutar de la vuelta al ruedo y de la
salida a hombros".
"Desde que me lesioné tan gravemente la rodilla en 1994, en estos
21 años he pasado muchas penurias, casi cuarenta operaciones con sus
rehabilitaciones y la colocación de unos implantes de titanio con los que tuve
que volver a aprender a andar", explica.
"Pero después de todo eso, de perder 30 kilos de peso y de superar
todas las trabas que me han puesto, ayer pude hacer de nuevo el paseíllo en mi
plaza de Valencia, en lo que me ha supuesto una gran victoria personal",
reconoce el diestro valenciano.
Sobre las sensaciones que vivió durante el festejo, en el que cortó una
oreja, el Soro explica: "fueron preciosas y muy intensas. Era como volver
a vivir. Y la verdad es que me tuve que preparar previamente con un psicólogo
para llegar entero a la plaza y no dejarme llevar por tantas y tan profundas emociones
como sentí a flor de piel".
En cuanto a su actuación ante la corrida de Juan Pedro Domecq, el torero
valenciano asegura que en todo momento se sintió "cómodo" y
especialmente con el primer toro, con el que triunfó. "Fue una corrida de
toros seria y, a pesar de la presión, resolví la lidia con creces y desplegando
todo mi repertorio, más allá de mis limitaciones físicas. Nadie se podía
imaginar, por ejemplo, que pudiera banderillear a los dos toros como lo hice,
con tanto riesgo, pero ahí quedaron unos cuantos pares", insiste.
"La pena -continúa el Soro- es que mi segundo toro fuera el peor de
toda la corrida y no pudiera cortarle otra oreja más. Pero eso ya es lo de
menos. Lo realmente importante fue el conjunto de la tarde y la entrega total
conmigo del público de Valencia".
Al centro hospitalario donde convalece le están llegando al diestro
valenciano cientos de muestras de afecto y admiración no sólo de aficionados:
"De muchísimos compañeros, toreros de todas las épocas que me felicitan y
me dan la enhorabuena. Incluso el mismo José Tomás, que me ha llamado desde
México, me ha dicho que le gustaría torear conmigo alguna tarde".
Aunque aún tiene por delante un largo tiempo de recuperación de la
fractura de vértebras, el Soro quiere seguir toreando "algunas corridas
más, muy pocas", para luego dedicarse "a apoderar a toreros jóvenes y
enseñarles lo que se debe hacer y lo que no. Pero, de todas formas, con lo de ayer ya estoy plenamente feliz y
a disposición de Dios, que me ha permitido cumplir el sueño de volver a torear
y de hacerme de nuevo sentir vivo como persona", concluye emocionado el
veterano torero. / EFE
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