El
cantante argentino muestra en un artículo de su puño y letra su rechazo a
"la yihad antitaurina" que en Fallas apedreó a una aficionada
El cantante argentino Andrés Calamaro ha vuelto a
defender la Fiesta públicamente. Lo ha hecho mediante un artículo publicado en
el diario ABC en el que grita que los toros "son libertad" y muestra
su rechazo a "la yihad antitaurina" que en Fallas apedreó a una
aficionada momentos antes de entrar en la plaza de toros de Valencia.
En la carta carga contra los antis en los
siguientes términos: "Con valores totalmente obtusos y enrevesados, se
valen de desinformación infantil, falacias y propaganda, digna de Goebbles,
para manifestarse violentamente por unos «derechos animales» que no
existen"; recordando que "en demasiados países del ancho mundo son
las mujeres, o los ciudadanos en general, los que no tienen derecho
alguno".
Asimismo, Calamaro señala que la "virginal y
ridícula cruzada puritana y «moralista»" que sostienen los antis "es
una ridiculez que debería preocuparnos mucho, no solamente porque es un asalto
a la libertad y la cultura" sino porque "también es el reflejo de lo que
somos como sociedad".
Por su interés y elocuencia, reproducimos íntegra
la misiva del cantante:
La yihad antitaurina. Es todo lo que rechazo
en este mundo, habitada por extraños humanoides, bárbaros y desquiciados. Con
valores totalmente obtusos y enrevesados, se valen de desinformación infantil,
falacias y propaganda, digna de Goebbles, para manifestarse violentamente por
unos «derechos animales» que no existen (lo siento pero el asesinato y la
tortura están legislados para protección de las personas, y un ganadero puede
hacer con sus reses lo que quiera con la misma libertad que vamos a la
carnicería a comprar una tira de asado para comer con deleite y alegría).
Caramba, en demasiados países del ancho mundo son las mujeres, o los ciudadanos
en general, los que no tienen derecho alguno. Se valen de una falacia tras
otra, de incongruencias, y de una violencia verbal que acaba de consolidarse en
una cobarde pedrada a una señora en sus sesenta, ¡que entraba tranquilamente al
coso de Valencia!…
El desprecio por la libertad, por la expresión
humana, esta virginal y ridícula cruzada puritana y «moralista» es una
ridiculez que debería preocuparnos mucho, no solamente porque es un asalto a la
libertad y la cultura, también es el reflejo de lo que somos como sociedad, y
del resultado de un estallido imperialista, comercial y tecnológico, que
reconvirtió el pensamiento, la sociedad y las costumbres. Y lo hizo para mal,
para mucho peor. Para pésimo.
IVA CULTURAL
Llama poderosamente la atención una triste
estadística: solamente en España, durante el año pasado, cerraron dos librerías
por día. Descartándose de los feriados, podemos suponer que cerraron 700
tiendas de libros en un año. Es inevitable oponer un dato alarmante, el del IVA
a la cultura más alto de toda Europa, que promedia en el resto de la Unión
entre un cero y un 8%. Pero también me atrevo a percibir cierto morbo en la
población, como quien ve una película apocalíptica. Una porción de la población
y el periodístico (generadores de opinión y opinadores) se relamen con extraño
placer celebrando sin demasiado disimulo la decadencia del estatus de artista
respetado o consagrado…
¿Alguien lleva la cuenta de las salas de
cine y teatro que cerraron en los últimos años? Como vecino de Buenos Aires me
consta que la cantidad de salas de cine reconvertidas en verdulerías, o templos
evangélicos, es alarmante y muy triste. Ni hablar de las disquerías (es como
llamamos a las tiendas de discos) que antes ofrecían variedad musical en cada
estación de tren o subterráneo, en todos los barrios y en muchas esquinas de
Buenos Aires… Cuesta encontrar una tienda existente, hay que trasladarse o
cruzar un laberinto de electrodomésticos para encontrar una desangelada sección
de discos.
Edad Media inquisitorial, puritana y enemiga
de la cultura y la expresión humana, de la libertad.
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