Pablo Hermoso de Mendoza llega a Cañaveralejo con la
ilusión de un nuevo triunfo, como lo hizo hace un año justamente.
Redacción de El País.com.co
Hoy hace exactamente un año que Pablo Hermoso
de Mendoza reaparecía en Cali después de una prolongada ausencia. Era un 28 de
diciembre como este. ¿La ganadería? Toros de Juan Bernardo Caicedo. ¿El resultado? Tres orejas y puerta grande
para el hombre que partió el rejoneo en un antes y un después.
Esta tarde, con otro encierro de Juan Bernardo, el navarro aparece por
primera vez en esta Feria de Cañaveralejo.
Llega ilusionado, con ansias de repetir el triunfo que aún saborean los
aficionados que lo vieron aquel día en el coso taurino de Cali.
Tres días después de esa majestuosa
demostración del rejoneo puro, con ese toro llamado premonitoriamente «Elegido», Pablo indultó un astado, el
segundo en su vida y en la historia de la tauromaquia de un torero de a
caballo. Era el colofón y, de paso, la invitación obligatoria para el año
siguiente.
Pues bien, Pablo ya está aquí. Alternará esta
tarde con el también español Javier Castaño, de grata impresión en sus dos
presentaciones anteriores en esta Feria, y el colombiano Guerrita Chico, que buscará a como dé lugar no quedarse en el
olvido en la quinta corrida de abono.
“La
Feria de Cali me ilusiona muchísimo, porque luego de lo que viví en la
temporada pasada con esas dos tardes maravillosas, quedé marcado y ahora mismo
sueño con verme toreando en la plaza”, dice Hermoso de
Mendoza, de 46 años.
El rejoneador vino a la ciudad con todas las
estrellas de su cuadra de caballos e incluyó un par de novedades, una de ellas,
«Disparate». “Es un caballo muy joven que ha hecho su primera temporada y ha estado
muy bien”, precisa.
“El
éxito del primer rejoneador del mundo —¿quién podría bajarlo de la cima?—
radica en la doma de sus caballos y el lenguaje común con ellos”, escribía el año pasado el cronista Víctor Diusabá.
Pero agregaba: “Es, también, el conocimiento pleno del toro; es, claro está, la
preparación permanente para salir —indemne y torero— por esas estrechas
rendijas que surgen cuando toros de excelsa condición dan milésimas de segundos
para decidir. Y es, ante todo, esa condición de revolucionario del toreo, ese
don de los genios: únicos, irrepetibles”.
En palabras del cronista español Manolo Molés,
“Pablo Hermoso de Mendoza no es solo el
mejor torero a caballo del momento, sino el mejor de toda la historia. Hermoso
ha cambiado el rejoneo y lo ha convertido en toreo. Una cosa es clavar rejones
y otra es hacerlo toreando”.
Y añade: “Pablo
es al toreo ecuestre lo que Juan Belmonte para el toreo de a pie. Es el creador
de un tiempo nuevo y mucho mejor. Cali ya le conoce y será un placer y una
garantía verle esta tarde”.
Hoy, la afición de Cañaveralejo seguramente abandonará alegre las graderías si la
suerte la acompaña y los toros de Juan
Bernardo Caicedo dan juego, porque con Hermoso de Mendoza el resto está
garantizado.
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