lunes, 24 de diciembre de 2012

José Antonio Salas sobresaliente en examen final de año


Sábado y domingo de novilladas sin picadores en Mérida
Importante actuación del novillero emeritense José Antonio Salas, quien salió en hombros este domingo en el marco de la VIII novillada sin picadores de la Escuela Taurina de Mérida. Foto: “Garapullo”.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

Importante balance de resultados fueron los que se observaron en los dos festejos novilleriles que tuvo lugar el pasado fin de semana en la ciudad de Mérida. La arena de la Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia” dio cobijo al examen final de año en la cual la Escuela Taurina “Humberto Álvarez” presentó a sus alumnos más aventajados.

El sábado, tarde fría y de poca concurrencia en los tendidos, donde poco más de 200 personas nos dimos cita para observar en el ruedo las actuaciones de los jóvenes espadas Camilo Cepeda, Francisco "Chico" Paredes y el tachirense Joselito Vásquez. Quedaría al día siguiente la actuación del joven Daniel Vergara “Chiguarita”, tras desatarse torrencial aguacero. Se lidiaron reses de la ganadería La Punta, propiedad del aficionado José Visconti, acordes de presencia, pero de limitado recorrido sus ejemplares, lo que no dejo lucir a sus respectivos lidiadores.

Abrió plaza el Camilo Cepeda, joven al que se le intuye recorrido, donde a pesar de lo complicado de la res que pechó (propinándole una voltereta) dejó destellos que solo se pulen con la puesta en escena delante del toro. Tras varios viajes con el acero, recibió palmas.

Francisco "Chico" Paredes, dejaría ramalazos de sus buenas maneras. Algunos de sus muletazos llevan el aroma impregnado de quienes sienten y transmiten el toreo. Una pena que se le notara embarullado por momentos, ante la justa embestida del eral, el cual tampoco mostró mucho celo a los engaños. Igualmente se le vio poco acertado con el acero y el verduguillo, siendo silenciado tras aviso.

Con la tarde oscura y la lluvia inminente se presentó el becerrista tachirense Joselito Vásquez, ante un eral descastado que poco se prestó a las telas, dada su soso recorrido, así como las dudas ante tal género, del mencionado espada. Leves palmas escuchó desde los desolados tendidos, tal vez por la escasa publicidad que se le hizo por los medios días antes.

La lluvia motivó que los mismos toreros actuantes suspendieran la lidia del eral restante para el día siguiente, donde “Chiguarita” compartiría actuación junto a Carlos Sulbarán, José Antonio Salas, Samuel Rivas y Alejandro Mejías, quienes despacharían un bien presentado lote de utreros de Los Aranguez, la ganadería “oficial” de la Escuela Taurina de Mérida.

Mucho más contenido tuvo tarde la dominical de toros, ante similar climatología al día anterior, pero la ilusión de ver a tal vez los novilleros más cuajados que cuenta la torería andante emeritense.

Abrió plaza Carlos Sulbarán, quien no la tuvo fácil, dadas las complicaciones que sacó a relucir el ejemplar del ganadero Alberto Ramírez Avendaño, quien nunca humilló a las telas presentadas por Sulbarán. Voluntad y entrega la demostrada, que bien se le puede valorar ante lo que representa vencer las dudas que la lidia de novillos de esta catadura plantean. La espada le limitó de “tocar pelo”, saludando desde el tercio.

Importante actuación y a la postre triunfador de la novillada fue el ya veterano novillero José Antonio Salas, quien ha dado un “golpe en la mesa” ante las dudas que había supuesto su paso en septiembre en la Feria de Tovar. Esta tarde el “tarro de las esencias” han sido vertidas por el espigado novillero en labor muleteril completa, variada, aprovechando las bondades en la embestida del astado. El medio espadazo en buen sitio desato la pañolada de los presentes, para premiársele con las dos orejas.

Daniel Vergara “Chiguarita” había quedado pendiente el día anterior, y ante el eral que despachó de La Punta destacó su toreo de capa, por gaoneras, de gran calado entre los asistentes. Con la muleta se le vio que le hace falta oficio, pero lo suple con las ganas y voluntad por agradar, que no es menos para quien comienza en esta dura profesión. El espadazo efectivo le valió el corte de una oreja.

Samuel Rivas es otro de los pupilos de mayor recorrido de la escuela, dejándose ver en suaves verónicas en el tercio. La composición y postura del muletazo que por ambas manos interpreta este joven le dan a este una dimensión importante, de allí que su labor tomara importantes ribetes en especial por la diestra, que fue por donde más a gusto se encontró. Le medio espadazo fulminante le valió para la concesión de una oreja.

Cerró plaza Alejandro Mejías, quien tuvo frente a sí el ejempla más hecho del envío que desde Carora hizo Ramírez Avendaño. Y no fue fácil pasarlo en la muleta, pues el animal pidió el carnet del rodaje que aún no tiene el joven torero, sacando partido de voluntad para hacerlo pasar ante su corto recorrido y “jiribilla” del utrero. El espadazo, volcándose en todo lo alto, de efectos fulminantes, le valió el más que merecido apéndice con el que se le premió.

Al final, Puerta Grande para el hijo de Leonardo Salas “Sopita”, quien nuevamente siembra esperanzas en la cabaña de novilleros merideños, quien en este 2012 han realizado ocho festejos que suman una gran labor, entendiendo que todas estas vienen del apoyo de padres, representantes y en especial de la plantilla de tutores que cuenta la escuela taurina, donde destacan Mauro David Pereira, Leonardo Rivera, Alexander Guillén entre otros.
Junto a un buen amigo y gran aficionado, Carlos Alonso Albarrán, en el cierre de año taurino en Mérida. Foto: “Garapullo”.

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