El torero sufren muchas lesiones traumatológicas; no sólo cornadas. *** Sus
fracturas óseas suelen afectar a manos, clavículas y hombros. *** Entrenadores
personales y fisioterapéutas casi forman parte de la cuadrilla. *** Cuanto
mejor es su forma física, antes se recuperan de sus traumatismos.
Ángel Villamor, traumatólogo deportivo |
ALEJANDRA RODRÍGUEZ
Ángel Villamor siempre cuenta que cuando Matías
Tejela se sentó en su consulta con una mano escayolada y tres meses de
inactividad por delante, el diestro se
levantó como un rayo para marcharse porque ese ‘listillo’ le quería engañar.
El ‘engaño’ consistía en
quitar la escayola, operar la articulación, fijarla con tornillos y placas y estabilizarla con vendajes
flexibles. Tejela pisó el albero en 15 días, cortó dos orejas, le brindó
el toro a Villamor y desde entonces casi todos los toreros de renombre pasan por IQTRA Medicina Avanzada,
la clínica de este especialista célebre
por recuperar de manera casi milagrosa a deportistas de élite.
Similitudes con deportistas
de alto nivel
Para atender a los matadores, Villamor echó mano de toda su
experiencia en el campo de la
traumatología deportiva, un área en el que se mueve como pez en el agua.
“Hay muchos paralelismos
entre las lesiones que sufren motoristas y jinetes con las que afectan a los diestros”, explica Villamor. Sus clavículas, hombros y manos están muy expuestos y se llevan la peor parte en
las violentas caídas, unos del caballo o
de la moto… y otros volteados por los astados.
Es más, “hay una patología poco
común, el síndrome compartimental recidivante, que sólo hemos observado en
pilotos y en toreros”, aclara Villamor. Esta dolencia consiste en la pérdida de fuerza en el
antebrazo por hacer una fuerza excesiva
durante mucho tiempo en una posición forzada, lo que acaba ‘asfixiando’ al músculo y le hace perder funcionalidad.
En los pilotos se debe a las frenadas que hacen a gran velocidad tirando
de una moto muy pesada y los toreros lo
sufren debido a la tensión que supone manejar la muleta y sostenerla de manera correcta.
Diferencias entre arte y
deporte
En lo que los toreros sí se desmarcan de los deportistas es, según
destaca Villamor, en la capacidad de
sufrimiento, lo que los hace idóneos para la recuperación precoz. “Es como si tuvieran asumido que el
sufrimiento forma parte de su actividad
y aceptan la rehabilitación, por muy dolorosa que sea, sin
cuestionárselo”, dice el médico.
Además, están especialmente motivados por su pasión por lo que hacen y
porque no se pueden permitir el lujo de
estar parados mucho tiempo. “Es una
disciplina individual, pero hay mucha
gente que depende de ellos y esa responsabilidad les empuja a asumir posoperatorios y
recuperaciones muy duras”, explica Villamor.
Innovación y tradición
Otra de las áreas deportivas que el especialista ha trasladado al mundo
del toreo es el esquí. Ahí es frecuente
la rotura del ligamento de la mano que sirve para que el dedo gordo no se desplace lateralmente.
Los esquiadores se lo suelen romper al engancharse con la cincha del
bastón y los toreros hacen lo propio con
el travesero de la espada o al golpearse contra el toro al entrar a matar.
Villamor y su equipo han ideado una manopla de fibra de
carbono, flexible y ajustable con velcro que les permite hacer ese gesto sin
lesionarse. Se confecciona a medida para
que el diestro esté cómodo durante el lance y aunque en un principio algunos eran reacios a usarla, ahora son
muchos los que se la ponen.
¿Un reto o una batalla
perdida?
En lo que por el momento no han cedido los diestros es en protegerse el
triángulo de Scarpa, la zona inguinal
por la que pasan la arteria y la vena femoral y que tantos disgustos ha dado en los ruedos. Estos
grandes vasos suelen estar protegidos por
estructuras musculares y óseas, pero en el ser humano está
peligrosamente al descubierto.
“En mi ingenuidad, les
propuse diseñar una pieza de kevlar, el material que llevan los pilotos en el interior de los guantes y
del mono para esta zona, pero el purismo y
la tradición pesan mucho”, afirma el experto.
Y es que, antes de tratar toreros, Villamor reconoce que sabía
poco de este arte. “A veces aún hablo en términos deportivos, pero
lo clásico me apasiona y a base de
investigar, tratar con toreros y su entorno… me he enganchado.
Finalmente, aceptas que se trata de un
combate en el que un dispositivo así quizá desvirtuaría la esencia de la Fiesta”, reflexiona. / ELMUNDO.ES
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