jueves, 20 de diciembre de 2012

"El mito del torero que no se cuida o no entrena ha pasado a la historia"


El torero sufren muchas lesiones traumatológicas; no sólo cornadas. *** Sus fracturas óseas suelen afectar a manos, clavículas y hombros. *** Entrenadores personales y fisioterapéutas casi forman parte de la cuadrilla. *** Cuanto mejor es su forma física, antes se recuperan de sus traumatismos.
Ángel Villamor, traumatólogo deportivo
ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Ángel Villamor siempre cuenta que cuando Matías Tejela se sentó en su consulta con una mano escayolada y tres meses de inactividad por delante, el diestro se  levantó como un rayo para marcharse porque ese ‘listillo’ le quería engañar.

El ‘engaño’ consistía en quitar la escayola, operar la articulación, fijarla con tornillos y  placas y estabilizarla con vendajes flexibles. Tejela pisó el albero en 15 días, cortó dos orejas, le brindó el toro a Villamor y desde entonces casi todos los toreros de  renombre pasan por IQTRA Medicina Avanzada, la clínica de este especialista  célebre por recuperar de manera casi milagrosa a deportistas de élite.

Similitudes con deportistas de alto nivel

Para atender a los matadores, Villamor echó mano de toda su experiencia en el  campo de la traumatología deportiva, un área en el que se mueve como pez en el  agua.

“Hay muchos paralelismos entre las lesiones que sufren motoristas y jinetes con las  que afectan a los diestros”, explica Villamor. Sus clavículas, hombros y manos están  muy expuestos y se llevan la peor parte en las violentas caídas, unos del caballo o  de la moto… y otros volteados por los astados.

Es más, “hay una patología poco común, el síndrome compartimental recidivante, que sólo hemos observado en pilotos y en toreros”, aclara Villamor. Esta dolencia  consiste en la pérdida de fuerza en el antebrazo por hacer una fuerza excesiva  durante mucho tiempo en una posición forzada, lo que acaba ‘asfixiando’ al músculo  y le hace perder funcionalidad.

En los pilotos se debe a las frenadas que hacen a gran velocidad tirando de una  moto muy pesada y los toreros lo sufren debido a la tensión que supone manejar la  muleta y sostenerla de manera correcta.

Diferencias entre arte y deporte

En lo que los toreros sí se desmarcan de los deportistas es, según destaca Villamor,  en la capacidad de sufrimiento, lo que los hace idóneos para la recuperación precoz. “Es como si tuvieran asumido que el sufrimiento forma parte de su actividad  y aceptan la rehabilitación, por muy dolorosa que sea, sin cuestionárselo”, dice el  médico.

Además, están especialmente motivados por su pasión por lo que hacen y porque  no se pueden permitir el lujo de estar parados mucho tiempo. “Es una disciplina  individual, pero hay mucha gente que depende de ellos y esa responsabilidad les  empuja a asumir posoperatorios y recuperaciones muy duras”, explica Villamor.

Innovación y tradición

Otra de las áreas deportivas que el especialista ha trasladado al mundo del toreo es  el esquí. Ahí es frecuente la rotura del ligamento de la mano que sirve para que el  dedo gordo no se desplace lateralmente.

Los esquiadores se lo suelen romper al engancharse con la cincha del bastón y los  toreros hacen lo propio con el travesero de la espada o al golpearse contra el toro al  entrar a matar.

Villamor y su equipo han ideado una manopla de fibra de carbono, flexible y ajustable con velcro que les permite hacer ese gesto sin lesionarse. Se confecciona  a medida para que el diestro esté cómodo durante el lance y aunque en un principio  algunos eran reacios a usarla, ahora son muchos los que se la ponen.

¿Un reto o una batalla perdida?

En lo que por el momento no han cedido los diestros es en protegerse el triángulo  de Scarpa, la zona inguinal por la que pasan la arteria y la vena femoral y que tantos  disgustos ha dado en los ruedos. Estos grandes vasos suelen estar protegidos por  estructuras musculares y óseas, pero en el ser humano está peligrosamente al  descubierto.

“En mi ingenuidad, les propuse diseñar una pieza de kevlar, el material que llevan  los pilotos en el interior de los guantes y del mono para esta zona, pero el purismo y  la tradición pesan mucho”, afirma el experto.

Y es que, antes de tratar toreros, Villamor reconoce que sabía poco de este arte. “A veces aún hablo en términos deportivos, pero lo clásico me apasiona y a base de  investigar, tratar con toreros y su entorno… me he enganchado. Finalmente, aceptas  que se trata de un combate en el que un dispositivo así quizá desvirtuaría la esencia  de la Fiesta”, reflexiona. / ELMUNDO.ES

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