martes, 25 de diciembre de 2012

El Juli y el mal ejemplo de José Tomás


"...El deseo de torear muy pocas corridas y nunca en plazas verdaderamente importantes que José Tomás – solamente tres en la pasada temporada – se ha impuesto cada año últimamente no puede ser la meta de nadie que se precie por mucho dinero que gane..."
José Antonio DEL MORAL

Cuando me dijeron que El Juli había dicho que su torero modelo era José Tomás no quise creerlo. Me parecía imposible que Julián López tuviera un concepto tan pobre de sí mismo. ¿Cómo alguien que ha logrado lo que solamente consiguen las figuras más grandes quiere emular a otro que nunca lo consiguió ni de lejos?

¿Cuántas temporadas ha completado totalmente José Tomás; esto es, iniciarla en México y terminarla en Lima después de actuar en todas y cada una de las plazas más importantes y exigentes de España, de Francia y de América? Ni una.

El deseo de torear muy pocas corridas y nunca en plazas verdaderamente importantes que José Tomás –solamente tres en la pasada temporada– se ha impuesto cada año últimamente no puede ser la meta de nadie que se precie por mucho dinero que gane.

Pero Tomás no ganaría tantísimo si a lo largo de su vida profesional hubiera toreado lo obligado a su rango. Tampoco si se dejara televisar frecuentemente. Y, sobre todo, si no disfrutara de la descomunal publicidad que le apoya. Tan grandes e inusuales son sus campañas publicitarias que casi nadie osa criticarle. Al contrario, casi todos los que escriben o hablan de José Tomás son incondicionales y le ponen por las nubes, le tratan de coloso, de inalcanzable, de único, de ejemplo y hasta le premian anualmente con el trofeo supuestamente más prestigioso del mundo que patrocina una empresa multinacional. Empresa que, además y para colmo, amenaza a los medios que no se inclinan totalmente sumisos ante el de Galapagar con no darles o retirarles la acostumbrada y millonaria publicidad que tanto le hace falta a todo el mundo de la prensa. Por supuesto que tampoco ha importado este tremendo escándalo que, en mi opinión, ha sido el más grande que se haya producido nunca en el periodismo taurino. No es de chocar que desde hace algunos años, José Tomás sea la persona más intocable de España. Ni el mismísimo Rey Juan Carlos goza de la misma bula. Eso nunca sucedió en la historia del toreo. A las figuras se les exigió siempre. Pero a Tomás le vale todo y todo se le pasa.

Ya estamos leyendo y oyendo lo que han empezado a decir de El Juli por querer hacer algo parecido a lo de José Tomás: Que ha tirado la toalla.

¡Menudo ejemplo el de José Tomás!…

Estamos sufriendo las consecuencias. No es bueno que la próxima temporada se presente ahorrativa y excluyente para una figura tan presente como El Juli. Lleva dos seguidas con estas faltas. El año pasado fue por lo del G-10 y por los derechos de televisión. ¿El próximo también y por lo mismo? Esperemos que no cunda.

No torear en las Fallas de Valencia ni en la Feria de Abril en Sevilla ni en las isidriles en Madrid es una muestra de decadencia, habitual en los que llevan muchísimos años en activo y sin descansar. Pero también lo es de rendición por mucho que se toree después de pasadas estas tres grandes citas.

Si a tales faltas le añadimos otro de los pésimos ejemplos que viene dando José Tomás, limitarse a matar ganado del mismo encaste y de entre solamente cuatro o a lo sumo cinco hierros, peor que peor. En esto, no solo Tomás, también El Juli y la mayoría de las actuales figuras han caído como moscas sobre el panal de tan dulce miel.

Pero La Fiesta no está para estos caprichos ni para tantas mieles. La gente está más que harta de corridas flojas y descastadas. Y si se sigue en este plan, cada año irán menos aficionados a las plazas. Por muy bien que se toree –y es cierto que hoy en día se torea mejor que nunca– no es lo mismo dominar reses noblemente semovientes y blanditas que complicadamente encastadas y fuertes.

Las corridas no solo deben ser divertidas, tienen que ser ante todo emocionantes y hasta inquietantes. Los toreros tienen que sufrir aunque no se les note, algo propio del valor auténtico. Como tampoco hallar casi siempre la ocasión de decir lo que ahora tanto oímos a los diestros encopetados cuando llegan sonrientes a la barrera una vez concluida la lidia: he disfrutado mucho.

Menos mal que no todo es malo de cara al próximo futuro. Dos de las actuales jóvenes figuras han anunciado que el año que viene se encerrarán con seis toros en solitario en plazas muy importantes. El primero en anunciarlo fue Alejandro Talavante que lo hará con toros de Victorino Martín en la feria de San Isidro. Y el siguiente, nada menos que José María Manzanares en la segunda de sus tres tardes en la feria de Sevilla. Ya era hora de que al menos dos se echaran para delante con un gesto.

El triunfo de Manzanares del año pasado en la feria de San Miguel de Sevilla, fue el gran acontecimiento de la temporada con notable diferencia sobre las demás. Esa tarde le correspondió un Cuvillo encastadísimo y un Juan Pedro de gran clase a más de otro simplemente noble aunque vulgar. La gran casta del Cuvillo aumentó la emoción de las por sí mismas efebrecidas además de colosales faenas. Esperemos que entre los seis toros que saldrán en su solitaria cita del próximo abril los haya con fuerza y con casta. Porque del Manzanares artista lo sabemos todo. Pero del poderoso le queda bastante por hacer y demostrar.

También Manzanares debería abrir el abanico de sus ganaderías preferidas. Si así lo hiciere, acabaría totalmente con el cuadro que, ahora mismo, casi es suyo por completo.

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