En Aire-sur-l'Adour
Diario EL MUNDO de Madrid
Aire-sur-l'Adour (Francia)
Foto: AFP
La tragedia volvió a caer en picado ayer sobre el toreo. De
nuevo de luto. Como hace menos de un año por Víctor Barrio. Ahora se cebaba con
Iván Fandiño, que caía mortalmente herido en el Sur de Francia. En la pequeña
localidad de Aire-Sur-l'Adour. Sólo hay que cambiar esta vez la ganadería,
Baltasar Ibán por Los Maños, y el nombre de «Lorenzo» por el de «Provechito».
Porque «Provechito», herrado con el mítico hierro de Baltasar Ibán, un toro que
ni siquiera le correspondía, mató a Fandiño.
El toro le había tocado en suerte a Juan del Álamo. El
torero de Orduña intervenía por chicuelinas. Una perfecta y alada. El toro se
le quedó por debajo para la siguiente. Resopló Iván, que intentó perderle paso.
Pero el toro lo atrapó de lleno. Como un abrazo a la cintura con el capote de
por medio. En el mismo aire, se giró Fandiño, que aterrizó todavía en pie. El
toro le persiguió y entonces perdió el matador la vertical. En el ruedo el
pitón derecho se hundió por la zona baja de la espalda, a la altura del riñón.
El gesto de dolor de Iván Fandiño transmitía toda la gravedad. Cuando se zafaba
y cuando lo recogieron las cuadrillas y sus compañeros de cartel, Thomas Dufau
y Juan del Álamo. Dufau escucho la voz de Fandiño: "Daos prisa porque me
estoy muriendo".
El torero entró consciente y con vida a la enfermería de la
plaza. La crispación terrible en su rostro por el dolor. Fue intervenido en
primera instancia y, al comprobar la gravedad de la cornada, los médicos
decidieron trasladarlo al hospital de Mont de Marsan, donde ya no pudo llegar
con vida.
Según algunas fuentes, hubo que reanimarle de un primer paro
cardíaco. Pero antes de llegar al centro hospitalario sufrió una segunda crisis
de la que ya no se recuperó.
Era "imposible" salvarle la vida
El jefe de servicios y portavoz del hospital, el profesor
Poirier, ha asegurado este domingo que era "imposible" salvar la vida
del diestro, dado que los daños que sufría en hígado, riñón y pulmones eran
"irreversibles", informa Efe.
Todavía no se ha emitido ningún parte médico oficial que
detalle el alcance de la fatal cornada, pero Poirier, que iba con el diestro en
la ambulancia en el momento en el que se certificó su fallecimiento, desvela,
en declaraciones al diario Sud-Ouest, que ni en la enfermería de la plaza ni en
el hospital se hubiera podido hacer "nada" para salvarle la vida.
"El torero presentaba en el abdomen tres litros y medio de sangre
negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal de que el hígado había
reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena cava, lo que le
produjo en severo derrame interno", explica el médico.
"Cuanto entró a la enfermería ya lo hizo prácticamente
sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil que la tenía.
La muerte era instantánea. Era imposible hacer nada por él. Ni en la enfermería
de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de salvarlo", concluye
Poirier.
Los restos mortales serán repatriados el domingo
El alcalde de Aire-sur-l'Adour, Xavier Lagrave, ha expresado
su pesar por fallecimiento de Fandiño, y asegura que, aunque todavía están
"en estado de shock", buscan una forma de rendir homenaje al diestro.
"Somos una ciudad taurina y queremos que esta tradición se perpetúe,
tenemos que buscar la forma de homenajear su memoria", indicó el regidor
en conversación telefónica.
Los restos mortales del torero Iván Fandiño serán
trasladados a lo largo del domingo al tanatorio de Amurrio (Álava), donde será
velado, para posteriormente ser incinerado en su localidad natal, Orduña
(Vizcaya), informa Efe.
Sus compañeros de cuadrilla y su apoderado, Néstor García,
han pasado toda la noche en una salita que les han habilitado en el hospital de
Mont de Marsan. De madrugada han llegado los padres del torero, Paco y Txaro, y
a primera hora del domingo lo ha hecho su esposa, la ecuatoriana Cayetana
García Barona, con quien Fandiño se casó en 2014. Ambos eran padres de una niña
llamada Mara, que aún no ha cumplido los dos años.
"Se quejaba fuerte, pero no esperábamos este final"
La fiesta continuaba por la noche en la localidad, situada a
64 kilómetros al norte de Pau "porque mucha gente todavía no sabe lo que
ha sucedido", ha señalado el alcalde. "Enseguida nos dimos cuenta de
que era grave, pero no pensábamos que mortal", señaló a Efe una asistente
a la corrida, que desconocía la muerte del diestro.
Uno de los toreros que vivieron en primera persona la cogida
de Fandiño fue Juan del Álamo, a
quien correspondió dar muerte al toro que cogió al matador de Orduña en su
turno de quites. El salmantino no daba crédito en los micrófonos del Canal
Toros al conocer la noticia. "No tengo palabras, no nos los creemos.
Él se quejaba fuerte de la cornada, pero nadie esperaba este final. Nos hemos
quedado de piedra y no entiendo cómo ha pasado. Todo ha sido muy rápido. El
toro lo ha arrollado con los cuartos traseros, ha caído en la cara... Una
tragedia. Es muy duro para todos los toreros, duele mucho. No tengo palabras,
no tengo palabras...".
Jarocho, banderillero a las órdenes de Del Álamo, confirmaba
las palabras de su jefe de filas: "Él estaba consciente pero se quejaba de
que no podía respirar, la cornada ha sido en el costado y ha viajado hacia el
estómago. Los cirujanos se miraban unos a otros... Pero yo veía mucha
impotencia. Le han estabilizado en la enfermería y se lo han llevado rápido al
hospital, pero no ha llegado. Estamos destrozados".
El toreo, apenas un año después, vuelve a vestirse de luto.
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