JAVIER LÓPEZ
Una "orejita", diminutivo que viene a calificar el
escaso peso que tuvo el premio logrado por el venezolano Jesús Enrique Colombo,
y la zurda de oro que volvió a exhibir Ángel Sánchez fue lo más destacado de la
novillada con la que se rindió tributo al malogrado Iván Fandiño hoy en Las
Ventas.
No era el mejor contexto para disfrutar de una tarde de
toros. El dolor por el recuerdo de Iván Fandiño lo inundaba todo. Banderas a
media asta; y la plaza, un sepulcro en el respetuoso y emocionante minuto de
silencio previo a un paseíllo trenzado también en el más absoluto silencio.
Auténtico escalofrío.
Gestos serios, algunas lágrimas y muchas miradas al cielo,
como tratando de buscar entre las nubes una razón, lógica o no, que aliviara
tanto desconsuelo por la pérdida del "León de Orduña", que ayer, por
desgracia, dejó de rugir para siempre.
De ahí que la tarde de hoy se convirtiera en un improvisado
réquiem por el compañero caído. Los tres brindaron al cielo, y los tres, cada
uno en su estilo y dentro de sus posibilidades, cumplieron con una muy
interesante novillada.
Y, lo que son las cosas, lo mejor de la función se quedó sin
premiar, o, lo que viene a ser lo mismo, "la orejita" que cortó
Colombo del sexto no estuvo a la altura de una tarde en la que el mejor toreo
lo firmaron los otros dos actuantes.
Ángel Jiménez dejó retazos de su expresivo toreo en el
"parte plaza", un utrero noblote, de poquita raza y clase, pero, por
dónde, sacó calidad por el izquierdo cuando le hacían las cosas con suavidad,
sin violentarlo.
El ecijano se entendió más y mejor por ese lado, por donde
extrajo muletazos sueltos de categoría dentro de un conjunto al que le faltó
redondez, precisamente, al sobrarle en algunos momentos cierta brusquedad en
"los toques" para lograr compactar las series.
En el cuarto volvió a pasar algo similar. El novillo, manso
en los primeros tercios, sin embargo, "rompió" a bueno en la muleta.
Y Jiménez, todo entrega, llegó a cabo una labor que no acabó de tomar vuelo
hasta el último momento.
Abusó el sevillano en el inicio de un toreo demasiado
periférico, hasta que, por fin, se ajustó con el utrero en un fin de obra de
altos vuelos. Faltó rúbrica con los aceros.
Su homónimo madrileño, Ángel Sánchez, evidenció nuevamente
que es uno de los novilleros más prometedores del escalafón, aunque la gente
hoy no le valorara en su justa medida. Su primero fue un novillo encastadito,
con más "carbón" que entrega por el derecho, y más franco por el
izquierdo.
Sobre los mimbres de la naturalidad y el clasicismo, Sánchez
le pegó varias "lapas" al natural que fueron auténticos carteles de
toros por la pureza, la hondura y el sentimiento que hubo en la interpretación.
Es verdad que faltó conjuntar las series, pero el sabor que dejó fue
extraordinario.
Como también lo hizo en el mansurrón quinto, primer
"remiendo" de El Cortijillo, con el que volvió a rayar a gran altura
por lo bien que trató de hacer las cosas en todo momento. Destacó sobremanera
una tanda sobre la zurda. Los vuelos al hocico, con mucha suavidad, y
conduciendo al animal al ralentí y hasta muy atrás. Cumbre. Pero la gente, otra
vez, sin acabar de enterarse.
Colombo puso muchas ganas en su primero, novillo frenado y
sin clase, que acabó también parándose. El venezolano anduvo animoso y variado
con el capote, atlético en banderillas, y pare de contar, pues con la muleta
fue un quiero y no puedo con un animal remiso y desfondado.
El sexto, en cambio, sí que se dejó. Y Colombo, que pegó
alguno relajado, gustándose, en cambio, no acabó de cuajarlo por completo por
refugiarse en el pico de su muleta.
Hubo actitud y entrega, sí, pero que le sobraron
precauciones, también. Lo mejor, la estocada final, tirándose como un león. La
oreja que logró se antoja demasiado premio a una labor que no salió de las
simples apariencias. Le debían la de San Isidro... / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cuatro novillos de José Luis
Marca, bien presentados y, a excepción del apagado tercero, de buen juego.
Noble y con poca raza, aunque bueno por el izquierdo, el primero; encastado, el
segundo; y el manso tercero "rompió" a bueno en la muleta. Quinto y
sexto fueron sendos "remiendos" de El Cortijillo, mansurrón el primero y bueno el último.
Ángel Jiménez, de blanco y oro: casi entera trasera y
tendida (ovación tras aviso); y pinchazo y estocada (ovación tras aviso).
Ángel Sánchez, de grana y oro: media atravesada (palmas);
y estocada (ovación).
Jesús Enrique Colombo, de nazareno y oro: estocada desprendida
(silencio); y estocada desprendida (oreja).
En cuadrillas, impecable y eficaz brega de Iván García al quinto.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del
matador de toros Iván Fandiño,
fallecido en la tarde-noche de ayer a consecuencia de una gravísima cornada en
la ciudad francesa de Aire Sur L'Adour.
La plaza registró un cuarto de entrada (10.337 entradas vendidas, según
la empresa) en tarde muy calurosa.
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