miércoles, 14 de junio de 2017

Enrique Ponce recoge su sexta Oreja de Oro como triunfador de temporada 2016

El matador de toros Enrique Ponce recogió hoy en Las Ventas su sexta Oreja de Oro, en la 49 edición de este prestigioso premio taurino que concede el programa "Clarín", de Radio Nacional de España (RNE), al triunfador de la temporada taurina, en este caso, la correspondiente a 2016.

Ponce recibió el premio de manos del secretario general de la corporación RTVE, Javier Lamana, después de que la consiguiera por última vez en 1997, imponiéndose en la votación final de aficionados y corresponsales del programa "Clarín" a Alejandro Talavante y el peruano Roca Rey.

El torero de Chiva (Valencia), que acudió al acto acompañado por su suegro y apoderado, Victoriano Valencia, reconoció que, tras sus 27 años de alternativa, le sigue haciendo "mucha ilusión" recibir un galardón que reconoce "toda una temporada" y que viene "de parte de los aficionados".

"Este es el trofeo más emblemático que hay. Ganarlo es siempre un privilegio por todo lo que significa, más aún después de casi 20 años sin lograrlo; de ahí que éste sea todavía más importante para mí", señaló Ponce.

Por su parte, el ganadero Victorino Martín recibió el VI Hierro de Oro e instó a los responsables de la televisión pública "que la tauromaquia, sus ferias, tengan también cabida en los telediarios de TVE". / EFE

"No hay nada en el mundo como triunfar en Madrid"

A sus 27 años de alternativa, el diestro español Enrique Ponce sigue firmando páginas de oro en la historia del toreo; la última, la del 2 de junio, cuando abrió su cuarta Puerta Grande en Las Ventas, un hecho que le llena de felicidad porque, según él, "no hay nada en el mundo como triunfar en Madrid".

En entrevista con EFE, Ponce recordó esa histórica tarde cuando consiguió descerrajar la puerta de la gloria al cabo de 15 años después de cortar sendas orejas a cada toro de su lote, de la ganadería de Domingo Hernández.

"No hay palabras que puedan expresar lo que siente uno en esos momentos. Solo sé que el dicho 'De Madrid al cielo' es absolutamente cierto, porque la salida a hombros en esta plaza es única, es lo más cercano que hay a tocar el firmamento con los dedos; con una intensidad, una emoción, una entrega total de la gente... Es algo maravilloso", confesó Ponce.

Pero, más allá del triunfo, lo que más le ha "alimentado" al valenciano ha sido "volver" a reencontrarse con Madrid, sentir los olés de su afición y, especialmente, "poder cuajar una tarde completa, llena de sensaciones, de mucha emotividad y con dos toros muy diferentes".

El primero de su lote, segundo de la corrida, fue un toro para recrearse toreando por el motor y la clase que demostró, y Ponce, que lo vio ya de salida, lo cuajó de principio a fin, tanto con el capote, con el que brilló tanto a la verónica como por chicuelinas, como con la muleta, donde llevó a cabo una obra majestuosa de tanta belleza como sentimiento.

"Fue de esas faenas con las que sueñas cuando te anuncias en Madrid. Gracias al ganadero, porque sin su toro no se hubiera podido llevar a cabo y no hubiera podido sentirme tan torero, tan a gusto toreando. Pienso que hubo momentos únicos, con el capote porque me pude expresar como me gusta hacerlo, y qué decir con la muleta. Fue una comunión total", recordaba el de Chiva (este de España).

Pero más relevante, si cabe, para él fue la que firmó frente al cuarto, el toro más deslucido de la corrida por sus pocas fuerzas, sus descompuestas acometidas y su falta de clase, al que Ponce fue ahormando poco a poco hasta acabar obrando el milagro de un éxito por el que nadie apostaba.

"Jamás la voy a olvidar -asegura-. Creo que es de esas faenas que cogen dimensión con el paso del tiempo porque fue un toro realmente complicado, y yo nunca tiré la toalla con él, siempre traté de 'educarlo' para poder extraer lo mejor y lograr una faena de esas que calan hondo en el aficionado y en los profesionales", remarca.

Ni el sector más crítico de Las Ventas, los que conforman el tendido 7, que tanto le han censurado a lo largo de toda su carrera, le protestó ninguna de las dos faenas, ni siquiera la falta de rotundidad con la espada en ambas.

"Yo sentí mucho cariño y, sobre todo, respeto durante toda la tarde; y, aunque la afición de Madrid es exigente y muy dura con los toreros, puedo asegurar que, desde que vine de novillero hace ya 30 años, siempre se ha entregado conmigo, y el pasado viernes fue otra vez así", añade. / Javier López - EFE / Foto: Aníbal García Soteldo

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