lunes, 19 de junio de 2017

OBITUARIO - LA CARRERA DE UN LUCHADOR - Fandiño, el último torero vasco

GONZALO I. BIENVENIDA
@GonIzdoBienve
Diario EL MUNDO de Madrid

Iván Fandiño nació en Orduña (País Vasco) el 29 de septiembre de 1980. Su primera vocación fue la pelota vasca pero pronto sintió la llamada del toreo. Se apuntó a la Escuela Taurina de Bilbao donde aprendió las primeras lecciones de lo que ha sido toda su vida. Al cerrar la escuela se trasladó a Valencia y después a Jerez de la Frontera, siempre con el sueño de formarse como torero y alcanzar las oportunidades que no había encontrado en su zona.

La historia de Fandiño es una constante sucesión de episodios de superación. Tras pasar por esos tres puntos geográficos de España no logra sentirse apoyado y decide empezar un camino alternativo e independiente, lleno de ingratitudes, repleto de riesgo como es el de las capeas. Comenzó a frecuentar las sueltas de toros en la Alcarria, donde se mantiene la tradición de echar toros para la gente. Fandiño se forjó en las batallas más duras hasta que apareció su alter ego, su persona de mayor confianza: «Néstor García, un joven torero retirado, se fijó en sus condiciones y sobre todo en su valor.

Vio un chico grueso, sin hechuras de torero pero con una ambición desbordante», explica el periodista y amigo personal del torero Íñigo Crespo. Tras superar el reto de las capeas llegó la etapa de los duros entrenamientos: «Néstor le hizo viajar todos los días durante un año de Orduña a Guadalajara para entrenar y ver si realmente quería ser torero».

La raza que identificó al torero durante su trayectoria ya marcó sus inicios. Néstor fue su principal valedor. Juntos formaron un tándem que se enfrentó a todo y a todos. "Su historia es un ejemplo de constancia, libertad e independencia. Iván ha sido un héroe por todo lo que ha superado dentro y fuera de los ruedos. Siempre junto a Néstor, su fiel hermano", asegura Crespo.

La disciplina le llevó a destacar entre los novilleros llegando a cortar una oreja en su presentación en Las Ventas en 2004. Al año siguiente recibió la alternativa de manos de El Juli en Bilbao. Se presentaron de nuevo las dificultades en el escalafón superior. La paciencia y, de nuevo la constancia, le permitieron confirmar la alternativa en 2009.

Dos años después cortó la primera oreja en la que se convirtió en su plaza, Las Ventas. Ahí nació un auténtico idilio entre la afición de Madrid y el torero vasco. El 2012 fue el año más importante de su carrera que protagonizó junto a David Mora en una apasionada rivalidad. Triunfó en plazas como Valencia, Sevilla, Madrid o Bilbao, donde se encerró con seis toros en solitario como lo hizo en Valencia en el mismo año.

Obtuvo dos años consecutivos la Oreja de Oro de Radio Nacional de España y fue merecedor del trofeo a la mejor faena de San Isidro en 2013.

En 2014 logró su ansiada salida a hombros de Las Ventas merced a una faena épica rubricada con un espazado sin muleta. Esta temporada la completaría también a buen nivel, convirtiéndose en uno de los toreros más importantes y más en forma del momento.

En 2015 sufrió un el mayor varapalo de su carrera al salir sin éxito del gesto de torear en solitario seis toros de seis ganaderías distintas, de las denominadas duras. Íñigo Crespo recuerda aquel momento: "Fue una apuesta fuerte. Él en este momento sabía que todavía tenía que remontar aquel desencuentro con Madrid. Seguía ilusionado con esa lucha. Todos sabíamos que no tiraría la toalla".

El pasado 29 de mayo hizo el último paseíllo en Las Ventas en la que brindó al Rey Emérito.

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