Andrés Roca Rey llenó la plaza,
debutó, formó la marimorena, indultó a “Incógnito”, y se fue por la puerta
grande. Cristóbal Pardo, despojado por el abroncado palco, derrochó torería.
Decoroso el rejoneador Willy Rodriguéz. Saluda el capitán Barbero que echó dos
toros de notable juego.
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadr45
Fotos: JADR
Los de Santa Bárbara, en Domecq, pequeños, mínimos de
romana, pero bellos de lámina y dignamente armados, recordaron mucho por sus
hechuras a los toros de César Rincón. Dos de ellos dieron pelea noble, mucho el
segundo justo de fiereza y bravío el sexto que se ganó el indulto sin ser
picado a ley, como no lo fue toda la corrida. Encastados, tercero que fue a
menos, y el quinto que sacó asperezas. Por contra los dos despuntados para
rejones no se movieron. Pero las diferencias de talante no ensombrecieron la
soleada tarde, la enriquecieron con sus contrastes y probaron la versatilidad
de los lidiadores. Lástima la suerte de varas que ya no es requisito para el
triunfo, ni para nada. Vivimos épocas de “innovaciones”, de posmodernismo.
Todos los picadores se fueron aplaudidos por no haber picado. Así andamos. Ser
es no ser.
Andrés Roca Rey, ha llegado a la fiesta como un vendaval.
Desde sus primeros escarceos novilleriles parece nacido para el triunfo. Torero
de todo toro y de toda plaza. Tauromaquia larga cuajada de recursos
sorprendentes para su edad, y matizada con opciones emocionales en cada caso.
Canónico cuando se puede, bullidor cuando toca y alegre siempre. Sereno en el
arrojo. Eficaz en la técnica. Preciso en la lidia. Parece además bendecido por
la buena suerte. Hoy entró a la monumental, montera en mano y sin una mueca,
ligó dos faenas de variedad y emoción. Delantales, verónicas, revoleras,
espaldinas, faroles, caleserinas, chicuelinas, largas, cambios estatuarios por
pecho y espalda, derechas en redondo, naturales en círculo, de rodillas y de
pié, al derecho y al revés, forzados, firmas, arrucinas, luquesinas, molinetes,
trincheras… mejor dicho todo el catálogo. Frente el tercero que vino a menos y
ante el indultado sexto con el cual llevó la plaza al paroxismo, al pasodoble
“Feria de Manizales” y a la gritería de ¡Torero, torero!
Cristóbal Pardo, sobreviviente a un pavoroso accidente y
tres años de para, pisó la gris arena con aires de torero caro; sitio, poso,
mando, temple, medida, continencia. Bordó con el noble segundo una faena
inmaculada en los tres tercios, de gran significado y predicamento, la cual
remató de riguroso volapié. La plaza era un clamor, pero Usía le negó la
segunda oreja, quien sabe por qué, arrebatándole la puerta grande y desatando
las iras de los contribuyentes que le dijeron de todo. Frente al encastado,
áspero e incierto quinto, de nuevo aseado, suficiente, dominador, falló con el
acero, quizá salvando con ello al palco (que le tocó un aviso cuando el toro
doblaba) de otra bronca.
Willy Rodríguez, el jinete de Chitaraque, no desentonó pese
a la petrificación de sus dos toros. A lomos de “Mirla, “Hormiga”, “Escándalo”
y “Bárbaro” rejoneó, banderilleó y mató con precisión y acompañamiento popular
al primero, saludando. El cuarto le hizo perder el tino, el orden y finalmente
los papeles, desistiendo de las empuñadas cortas, luego de las rosas y
pinchando repetidas veces.
En el papel no parecía uno de los carteles más atractivos,
pero la concurrencia que provocó y la fiesta que desató probaron lo contrario.
En los toros donde menos se piensa salta un ratón. Igual que en Cali, Roca Rey
se sitúa de salida entre los candidatos a triunfador de la feria. Está
embalado.
FICHA DEL FESTEJO
Martes 5 de enero 2016. Plaza Monumental de Manizales. 2ª de feria. Sol
y calor. Casi lleno.
Seis toros de Santa Bárbara
(en Domecq), 1° y 4° despuntados para rejones. Ligeros de romana, bonitos de
lámina y dispares de juego. Ovacionado el 2°, Indultado el 6° “Incógnito” negro
listín, cornivuelto N° 779, de 440 kilos de peso. Silenciado el 3°, pitados 1°,
4° y 5°.
Willy Rodríguez (rej), saludo y silencio.
Cristóbal Pardo, oreja tras fuerte petición y bronca al
palco y silencio tras aviso.
Andrés Roca Rey, saludo y dos orejas simbólicas.
Incidencias: Andrés
Roca Rey salió a hombros al final de la corrida.
"Lástima la suerte de varas que ya no es requisito para el triunfo, ni para nada. Vivimos épocas de “innovaciones”, de posmodernismo. Todos los picadores se fueron aplaudidos por no haber picado. Así andamos."
ResponderEliminarExcelente frase, muy buen artículo,los indultos modernos son más un premio al torero que al ganadero
con que gusto estaría disfrutando de Manizales en otras circunstancias, l