"Una temporada en la que tus
toros se hicieron merecedores de cuatro vueltas al ruedo en plazas de primera
no es fácil de alcanzar para nadie. Además la media fue muy buena. La corrida
de Sevilla fue excelente y del colofón de Logroño qué te voy a decir".
JOSÉ LUIS BENLLOCH
Un cordobés en Jerez. Que quede claro, que la cuna es la
cuna. Apasionado por los toros. Y por los amigos. Y por su Andalucía. Devoto de
la familia, de Ojeda y de la Jurado. Práctico y llano. Menos duro de lo que
pretende aparentar. Un tipo con una capacidad de trabajo desbordante. De poco
glamour y mucha fuerza. Seguro de sus creencias -muy seguro diría- directo,
preclaro, poco dado al disimulo, un ganador, en realidad un volcán en erupción
permanente en el campo, en la ciudad, en la plaza, en el despacho y en los
aviones donde habita. Te puede recitar de memoria todas las reatas de su
ganadería, madres, hijas, juego y plazas donde se lidiaron sus productos, o los
modelos y precios de un extenso catálogo de muebles o el ranking más actual de
los mejores vinos del momento o recordar el nombre de aquel chico que vio un
día en una becerrada y le pareció que tenía algo o de aquel otro al que no le
vio nada.
Es Ricardo Gallardo, el de Fuente Ymbro. Llegó a la élite
ganadera con la contundencia y la rapidez del trueno, sin fincas heredadas, sin
apellidos, sin tradición familiar, lo logró en apenas veinte años aunque mucho
me temo que a él, como a Machado, lo que le hubiese gustado era ser torero. Ese
era hasta ahora su secreto. “A mí lo que me hubiera gustado es ser torero”, se
le escapó.
¿Tú crees en la
bravura?
No voy a creer! Esa es la gran verdad, la gran defensa del
toro.
¿Crees en el toreo?
Creo en el sentimiento, el arte, el esfuerzo, la verdad… así
que tengo que creer en el toreo. A la fuerza.
¿Crees en Dios?
Yo creo en lo que hay que creer. En realidad creo que es
necesario creer en Dios.
¿Crees en Santo
Domecq?
Sí, creo. Asómate a la ventana, mira los cercados de Fuente
Ymbro, si no creyese...
¿Norte o sur?
Mi sitio es el sur.
¿Guerra o paz?
Eso está muy claro, tierra firme.
Guerra, he dicho
guerra o paz.
Eso está más claro aún, paz, que hace mucha falta.
Y tanto como hace.
Dímelo a mí que tengo dos en casa.
Solo falta que digas
que no puedes pasar sin ellas.
Sí pero no lo pongas.
De acuerdo.
¿Arrancamos?
Cuando quieras. Espera que atice el fuego.
Espero. Afuera apenas se escucha ya el turreo de los toros,
se habrá calmado el levante, habrán firmado la paz que recomienda el amo.
Ser un buen ganadero
es una cuestión de ciencia, de instinto o de experiencia?
La ciencia no sabría dónde encajarla. El instinto sí es muy
importante. Hay cosas que casi sin verlas hay que imaginárselas. E
imaginárselas además con realismo. Y la experiencia también es importante.
Según vas viendo cosas vas aprendiendo, lo que no quita que no te sigas
equivocando. La ciencia no la veo necesaria. Y hay otra cosa clave.
¿Cuál?
El realismo. Hay que ser muy realista. No te puedes creer
cosas que te vengan bien o que tú quieras ver. Hay que tener un conocimiento de
la realidad aunque duela. Si la ganadería te entra en un bache hay que
aceptarlo y más que preguntar por qué has llegado ahí, hay que buscar la
solución.
Ponnos un ejemplo.
Un caso frecuente. Hay quien buscando toros para plazas de
primera se queda con el trapío y se olvida del comportamiento. Y eso es
peligroso.
Y hay gente a quien
la ves o la escuchas y te dices este no puede ser ganadero en la vida.
Es verdad. Sucede con todo el que no tenga afición. Y se les
nota mucho.
¿Cómo, en qué?
Esto te tiene que gustar, tienes que dedicarle tiempo,
vivirlo y si no… Hay veces que llegas a una plaza y ves al ganadero preguntando
qué toro es aquel o aquel otro siendo suyos. Ese es muy mal síntoma, el peor.
En esos casos puede que sean propietarios pero no son ganaderos. Cuando yo
comencé a ser ganadero, Álvaro padre me quiso echar un piropo y me dijo tú
tienes afición, adelante. Y si lo decía él era porque era clave.
¿Él fue el mejor en
esto?
En personalidad, como hombre, como referente dentro del
mundo del toro, para mí fue el más importante.
No fue la de don
Álvaro una deducción difícil. Que Gallardo tiene afición se huele a kilómetros.
Pero él lo vio y eso refuerza mi teoría. Le agradecí que me
lo dijese. ¿Y sabes?... la afición aún es más importante cuando llegan los
momentos malos, en esos casos el que no la tiene se quita de en medio.
¿Para la gloria valen
todos?
Casi todos. Es más fácil acompañar a la gloria que estar en
el fracaso, pero tampoco valen todos.
Chimenea de Fuente Ymbro. Café caliente, pastas, un buen
sillón, mucha memoria, tranquilidad y una temporada pletórica al fondo. Me
cuenta Ricardo Gallardo que la temporada de Fuente Ymbro-2015 ha sido muy
extensa, con una presencia mayoritaria en plazas de primera, Valencia, Sevilla,
Madrid, Pamplona, Zaragoza… o el mismo Logroño que para el caso es de primera,
en las que lidió muchos toros de los que se ganaron un espacio en la memoria
colectiva, Fotógrafo, Turulato, Agitador, Hechicero… además de un manojo de
novilladas, ocho o nueve nos vienen a la memoria, de las que han embestido casi
todas. Él mismo ha hecho el recuento y hay que darle la razón. Luego, a ese
cómputo de éxitos concretos, añadía un matiz que consideraba clave, “han
embestido muchos toros con una calidad importante”, además de haberse indultado
dos novillos y dos toros. Todo hace pensar, le digo tras escucharle, que ha
sido la mejor temporada de los fuenteymbros.
-Por la importancia de las plazas yo creo que sí. Una
temporada en la que tus toros se hicieron merecedores de cuatro vueltas al
ruedo en plazas de primera no es fácil de alcanzar para nadie. Además la media
fue muy buena. La corrida de Sevilla fue excelente y del colofón de Logroño qué
te voy a decir. Y las novilladas lo mismo. La de Castellón, la de Arnedo, la de
Sevilla, la de Alicante, la de El Puig, la de Torralba… Esa media no creo que
la hayamos conseguido antes.
Que hayan sido muy
buenas las novilladas, ahora que tan de moda están los muestreos, hace pensar que
se puede repetir el éxito en 2016.
Dios lo quiera. Es cierto que formaban parte de la camada de
toros del año que viene pero también es cierto que hemos lidiado lo más bonito.
Novillos que como mucho podrían llegar a ser toros de plaza de segunda y eso
jugaba a su favor. Ya se sabe que lo más pequeño embiste más y es más fácil,
ese detalle es lo que alimenta mis reservas pero si nos atenemos sólo a su
comportamiento, te diré que estoy muy ilusionado. Ojalá salgan los toros según
la línea marcada por los novillos, sería otro gran año.
Cuanto más chicos y
más bonitos embisten más, lo dices tú y lo dice mucha gente.
Hombre, se mueven más y tienen menos pensamientos.
Ya.
Y los que están delante están más relajados, no es lo mismo
estar delante de un novillo en Bolaños de Calatrava que de un toro en Las
Ventas. Y claro, sacan más recursos. Cuando unos tienen más pensamientos otros
tienen menos y al revés. Es normal.
Con ese argumento
ahora que tanto se suspira por la movilidad igual llegábamos a la conveniencia
de criar corridas bonitas.
Pues no, yo no, yo quiero estar en la Champions.
¿La Champions, dices?
Sí, en las plazas de primera, en las grandes, a eso me
refiero. En la Champions a los ganaderos nos exigen un toro muy muy hecho, muy
muy fuerte y con muchos pitones. Eso forma parte de ese espectáculo y es
obligado en esos escenarios. Y yo aspiro a permanecer en esa categoría. Trabajo
para eso. Así que no quiero rebajar ni una chispa ese nivel de toro y de
exigencia.
¿No serías partidario
de rebajar esa exigencia, muchos cuernos, muchos kilos, mucho volumen, lo has
dicho tú?... Le pincho.
Yo la exigencia de la seriedad no la rebajaba. ¿Por qué?...
porque soy partidario de mantener el gran espectáculo que hace falta dar y
merecen en esas plazas y para eso, a día de hoy, es necesario ese toro. Yo lo
que sí quitaría es la báscula. Hay toros que por trapío merecerían ser lidiados
en esas ferias grandes y por cinco o diez kilos los dejan fuera. El trapío hay
que mantenerlo, lo que hay que eliminar es la tablilla.
Seguramente la
tablilla se implantó porque en algún momento se abusó en sentido contrario.
Igual os la ganasteis a pulso los taurinos.
Seguramente sea así pero ahora está de sobra. Puede ser que
en algún momento nos pasásemos pero no sólo los ganaderos, también los toreros,
todo el mundo, pero eso no quiere decir que actualmente no sea una medida
injusta. Quede claro además que los taurinos no somos solo los ganaderos.
Rescátame un par de
toros de tu temporada.
Para torear a gusto, para hacer el toreo bueno, el Fotógrafo
de Valencia y el 166, Hechicero, lidiado en Guadalajara por Adame. Para cuajar
un triunfo importante Turulato de Sevilla, Agitador de Madrid y Molinero de
Logroño.
La charla se detiene y se recrea en los nombres propios.
Había que diseccionar los toros. El ganadero se extiende en detalles, de
Agitador me dice que fue bravo, bravo, tanto que llenó de bravura la plaza de
Las Ventas y cuando me pongo en el sitio del torero y le digo que por el
contrario no fue muy agradable, su criador me argumenta que por demasiado
bravo, que su misma expresión pesaba y que lo mismo que sus cualidades llenaban
a todo el tendido, al torero le podían sobrepasar: “Eso lo reconozco pero lo
que está claro es que nunca negó nada importante y la pena fue que no le dieran
un tercer puyazo desde el centro del ruedo porque ese sí lo tenía”. A Turulato
lo tiene catalogado como bravo y con mucha clase, “repitió mucho, fue además de
los que empujó de verdad, siempre fue a buscar la muleta”. De muy bravo muy
bravo califica a Molinero, el de Logroño, con la virtud añadida de que cuando
Urdiales le pudo acabó embistiendo templado y relajado. “Fue un toro muy
completo”.
Eso fue lo mejor, el
disfrute, pero a buen seguro que te llevarías algún disgusto.
Sí, con el cabrón del quinto toro de Zaragoza, el de
Fandiño. A mí no me tiene por qué salir ese toro. Algún amigo me dijo que fue
bravo pero no me quiero equivocar. Ese fue muy malo, muy malo. En mi casa no
deben salir así.
Pero salió, algún
motivo habría, le replico y la charla coge ritmo de entrevista.
El motivo fue que debió coger todo lo malo del padre y de la
madre. Me dejó muy mal sabor porque una cosa es que un toro no sirva y otra que
sea malo y ese fue muy malo. En mi casa no me deben salir esos toros, insisto,
no hay motivos.
¿Y cuando salen?
Me amargo. Y trato de poner remedio para que no salgan más.
¿Cómo?
La primera medida es la más fácil, fuera la madre. No
importa lo que haya dado antes, si ha dado uno así puede dar otro.
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