José Tomás vuelve a la 'zona cero' de su leyenda
Gran expectación en México por la
corrida de mañana en la que el diestro de Galapagar torea mano a mano con
Adame, el ídolo local7.700 euros por ver a José Tomás.
JUANMA LAMET
Especial para EL
MUNDO México D.F.
Por la Avenida de los Insurgentes hay desperdigado un puñado
de carteles que, adheridos a cabinas telefónicas, anuncian el acontecimiento.
Escaso reclamo en comparación con la enorme expectación desatada en México, en
España y en toda la universalidad del toro, desde Francia hasta Perú. Mañana,
cuando las agujas marquen las 16.30 horas en México y las 23.30 en Madrid,
romperá el paseíllo en la Monumental y en el mundo taurino ya no habrá otra
cosa.
"¡Por fin! José Tomás. El torero más grande del
mundo", reza el anuncio. El 'dios de piedra de Galapagar' no le ha ganado
la batalla de la cartelería al papa Francisco, que visitará en la capital el 12
de febrero, pero la de la expectativa de milagros quizás sí. La fe en JT ya ha
obrado uno: por primera vez desde los tiempos del ídolo local Manolo Martínez,
a finales de los setenta, La México, monumental de monumentales, colgará el
cartel de "No hay billetes". Joselito Adame, la gran figura mexicana
que se medirá con él mano a mano, ha avivado también la taquilla. Son dos de
los grandes "consentidos" de esta plaza.
Los operarios del coso de Insurgentes, un embudo cuya
verticalidad de granito desbordarán más de 42.000 almas, ultimaban ayer los
preparativos de la corrida, cita de oro del septuagésimo aniversario de la
plaza. La inauguró Manolete, junto a Procuna y El Soldado, el 5 de febrero de
1946. Para honrar la efeméride, José Tomás y Joselito Adame estoquearán tres
toros de Fernando de la Mora y tres de Los Encinos. El México taurino confía en
que con JT se cumplan las expectativas de seriedad del ganado, que hasta ahora
ha sido la asignatura pendiente de la temporada.
Una avalancha detrás de José Tomás
Junto a las taquillas de la plaza de toros más grande del
mundo hay un goteo constante de abonados que recogen sus boletos y algunos
merodeadores cabizbajos, a la espera de un golpe de suerte. En las calles
contiguas se oye un bisbiseo de reventas que juegan al escondite con la
policía. En su interior vacío, el silencio del coso de Insurgentes sobrecoge.
Todo parece tranquilo, pero los bares, las taquerías y los restaurantes se
preparan para una auténtica avalancha.
La reventa se llegó a disparar hasta los 7.760 euros la
pieza, como si las entradas llevaran ya impregnada la sangre del torero. Es una
prueba más de la indisimulada sed de fatalidad que produce la leyenda de José
Tomás, al que sólo le falta contestar, como Belmonte a Valle, que "se hará
lo que se pueda" por morir en la plaza. "He comprado boletos para ver
al mejor torero del mundo", se ufana Éric junto a la puerta grande. Tiene
derecho de apartado en la barrera de sol y le han ofrecido hasta 1.000 euros
por cada entrada. "Pero no vendo, porque es un evento histórico, que no
sabemos si se va a repetir. Es como ser testigo de la Historia".
Al enfrentarse José Tomás a tres toros, las posibilidades de
salir de la plaza toreando el aire aumentan y la mirada tomista predispone al
halago: "¡Hasta guapo está!", sentencia una fan. Pero Joselito Adame
no se va a resignar al papel de convidado de piedra. Viene a competir, tiene
muchísimo cartel y arrastra a las multitudes mexicanas, como se comprobó el
pasado domingo. "Me gusta más Adame ahorita", reconoce otra
aficionada, con la sonrisa estallada de quien acaba de recoger su boleto.
Exigencia de mantener los precios de las localidades
Porque quien tiene una entrada tiene un tesoro. Las que
salieron a la venta el 2 de noviembre se acabaron en pocas horas. El resto -las
mejores localidades- cayó en manos de la afición más asolerada, que se ha
debatido entre el estraperlo y el arte. Es el caso de José, que compró seis
barreras de saldo (JT exigió que se mantuvieran los precios de la temporada
pasada). Recibió una oferta de una empresa española que no pudo rechazar... y
con el botín se ha pagado un viaje a Nueva York junto a sus tres hijos. Pero
eso será después de la corrida, para la que tiene otras localidades que
adquirió por menos de lo que le costará una hamburguesa en Manhattan. Una cosa
es hacer del acontecimiento un negocio y otra muy distinta, perdérselo.
"Me han hecho alguna oferta por mis entradas, pero nada paga lo que se va
a vivir", enfatiza María, aficionada de estirpe.
No sólo las empresas españolas 'expatriadas' le han hincado
el diente a la "corrida del año". La armada de partidarios españoles
se ha echado al peregrinaje tomasista y las peñas taurinas han cerrado viajes
como quien fleta autobuses a Toledo. Del "contigo hasta en la cárcel"
de Curro al "contigo hasta en México" de José Tomás. Hay quien se ha
venido sin entradas. "No vamos a comprar, porque la reventa está demasiado
cara", se quejaban dos zaragozanos que aterrizaron en México 'a pelo'.
Diez minutos después, preguntaban dónde encontrar un revendedor.
Los economistas estudiarán este caso. "Posiblemente sea
la tarde con mayor impacto económico de la historia", asegura Vicente
Royuela, doctor en Economía e investigador de la Universidad de Barcelona.
"Si Joselito el Gallo levantase la cabeza, seguramente sería para asentir,
ya que fue precisamente él quien promovió las plazas monumentales, aumentando
el aforo de los recintos taurinos, lo que permitió convertir un pasatiempo
popular en toda una industria cultural", enfatiza. La corrida dejará una
huella económica de más de tres millones de euros 'a cambio' de dos horas de
toreo.
Otra efeméride planea sobre la tarde del domingo. José Tomás
cumple dos décadas como matador. La mitad de sus 40 años. Media vida o toda
ella, atendiendo a su manoseado pero certero lema: "Vivir sin torear no es
vivir". El 10 de diciembre de 1995 alternativó en esta misma plaza.
Comenzó a forjarse la leyenda del indomable. Desde entonces ha toreado otras
siete veces en la Monumental. En dos de ellas, en 2007 y 2009, salió a hombros.
Los defeños que peinan canas han visto más veces fugarse al Chapo que a José
Tomás salir por la puerta grande. Conseguido todo ya, al palmarés de JT sólo le
faltarían las muescas resultadistas de desorejar un toro en el coso de
Insurgentes y salir a hombros en Zaragoza y Bilbao.
José Tomás lleva México literalmente en la sangre. Su
segundo hogar es Aguascalientes, donde ha entrenado desde mediados de octubre.
Fue allí donde, en 2010, el toro 'Navegante' le hizo pagar el tributo de los
toreros que colocan el cuerpo donde otros la muleta. Casi no lo cuenta. Le
devolvió la vida la sangre hidrocálida. Fueron más de dos litros, media vida
transfundida. El año pasado volvió a torear en tierra de fuego y ahora regresa
a donde todo comenzó, para cerrar un círculo profesional. Quiere terminar de
conquistar México.
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