martes, 22 de julio de 2014

FERIA DE SANTIAGO EN SANTANDER – NOVILLADA DE FERIA: El heredero de Curro hace honor a su sangre

El sobrino nieto del Faraón sale a hombros en su presentación en Santander con su  personal naturalidad y un concepto con espejo en el pasado; buena novillada de Juan Pedro Domecq.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna

Los tres novilleros coincidieron en ternos verdes de diferentes tonos. Pero el vestido que  marcaba la diferencia por los bordados de las hombreras tan de su tío abuelo Curro Romero era el de José Ruiz Muñoz.

Curro entró en la linda plaza de Cuatro Caminos en compañía del alcalde de Santander,  Iñigo de la Serna, y en una barrera siguió el desarrollo de la novillada a la vera de Carmen  Tello, árbol de sombra y sueño.

El capotito del sobrino nieto, por tamaño y sedosa caída, también tiene espejo faraónico.  Como una verónica y una media de garbosa salida al paso con el, en principio, suelto novillo de Juan Pedro Domecq.

La muleta de José también es proporcional al capote: chiquitita. Y la maneja con la  naturalidad heredada, aprendida o admirada. Un porte distinto, etéreo, frágil, sutil. Aquel  Curro sesentón rejuvenecido en la torería al salir y entrar de la cara del toro. Desparpajo en el desplante como si fuera el bronce que vigila la Maestranza. Distinto Ruiz Muñoz en los pases de pecho, en la cintura, en el empaque, en la lentitud, en los adornos y en el  fundamento.

A cámara lenta también le hundió la espada a un utrero ideal que le permitió crecerse,  sonreír y mostrar un concepto diferente con retrovisor al pasado. Cuando paseó las orejas  José Ruiz Muñoz y esa ramita de romero... Nostalgia inmensa de Curro.

Hasta esa dulce sonrisa la novillada había sido amarga con dos juampedros con el hierro de Parladé brutos y desagradecidos, muy agarrado al piso además el de Garrido, y  descompuesto y violentado el de Fernando Rey.

Rey atacó mucho y por abajo al bravo y noble cuarto quizá con toda la pólvora, y 'polvaera', que el primero había mojado. Atacar y atacarse hasta cobrar la estocada y el trofeo.

José Garrido cató la clase del hondo quinto con extraordinarias verónicas. Clase que dio  con sus huesos en el suelo por chicuelinas muy abiertas. Y clase a la que le faltó fondo en  una faena que tuvo un inicio torero a dos manos y que halló en la izquierda el pulso frente a la rotundidad de la derecha. El eco del cierre por manoletinas lo cortó una estocada  atravesada que se escupió. Pudo ser otra oreja que el palco no concedió.

Voló de nuevo el capotillo sin apresto de José Ruiz y abrochó con una revolera la embestida suave del colorao sexto. Las chicuelinas se enredaron un poco en su grácil aleteo con las fuerzas contadas del novillo. Curro dio una vez una chicuelina y no volvió a repetir la experiencia...

La sangre de su sangre volvió a sentirse en la manera de acompañar el toreo en redondo y hacerle con mimo la vida más fácil. Los de pecho le daban aire a la embestida tratada con las yemas pero que no trepaba. Fácil también y de nuevo con la espada. Honores a la  genética.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos. Lunes, 21 de julio de 2014. Segunda de feria. Unos tres cuartos de entrada. Novillos de Parladé (1º y 2º) y Juan Pedro Domecq, lustrosos, redondos, bien comidos, bonitos; descompuesto y bruto el 1º; sin clase, violento y agarrado al piso el 2º; bueno y con ritmo el 3; bravo y noble el 4; de mucha clase y justo fondo el 5º; fácil pero de  contadas fuerzas y transmisión.
Fernando Rey, de verde botella y oro. Dos pinchazos y estocada (saludos). En el cuarto,  estocada (oreja).

José Garrido, de verde hoja y oro. Pinchazo y estocada caída. Aviso (silencio). En el quinto, estocada atravesada que escupe y descabello. Aviso (petición y saludos).
José Ruiz Muñoz, de verde y oro. Estocada algo contraria (dos orejas). En el sexto,  estocada (ovación de despedida). Salió a hombros.
“El Faraón de Camas” viendo a su sangre de nuevo en la arena…

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