El matador mexicano sale a
hombros tras cortar una oreja a un toro estupendo de la mansa corrida de
Alcurrucén y arrancarle otra un sexto con trapío para Bilbao.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Foto: EFE
Foto: EFE
La apertura de la Corrida de Beneficencia de
Santander suele retrasar la hora de los clarines y timbales hasta el cabreo
general del público. Entre el tiro de caballos que conduce el cochero del conde
Drácula y ayudantes, las majas
que saludan con aspiraciones de la Reina Letizia con mantilla, los
guapos que esperan a pie de la calesa con clavel en la solapa, las fotografías
de las parejas, la placa que Constantino entrega a alguien que ni
anuncian por megafonía y más fotos, muchas fotos, un cuarto de hora o más de
retraso con los pitos de la masa ya hasta la coronilla de la tontería.
Hasta que apareció en el ruedo «Afanosito» con su belleza amelocotonada
a cuestas, su espléndido cuello, sus finos cabos de gacela, sus pitones
acaramelados y su calidad, su humillación, su fijeza y su prontitud pasaron dos
toros y una hora. Joselito Adame debutaba en Cuatro Caminos y sorteó el premio gordo de Alcurrucén.
Adame voló el
capote con soltura a la verónica, y quitó por chicuelinas aladas tras un puyazo
en el que «Afanosito» se dolió como
único feo de su lidia. Brindó el mexicano y rodilla en tierra dibujó un prólogo
con un torero cambio de mano, girada la muleta por delante. Distancia, encaje y
compás abierto en las tandas de larguísimos pases por la mano derecha, la mano
del toro; por la izquierda la cosa no fue igual y el ritmo de la faena se cortó
levemente con la tardanza de Adame en regresar al pitón superior.
Remontó otra vez en redondo. Airosos e improvisados molinetes cuando la llama
de la bravura se hacía tenue y una despedida por manoletinas que extendía aún
más la faena. La recta ejecución del volapié parió una estocada de defectuosa
colocación, tendida y atravesada. Un par de descabellos, la oreja cabal y una
ovación luminosa para «Afanosito».
Paco Ureña entró
en sustitución de Miguel Abellán, que en la nocturna de Valencia triunfó
y cobró una paliza de órdago. Abellán a golpe de raza y épica ha tapado
todas las bocas desde Madrid a Pamplona. Ureña terminaría por maldecir
la hora de su inclusión con el cinqueño, cuajado, bruto y rajado quinto, que se
volvía al revés, huía e incluso andaba de lado y soltaba coces. Al muchacho,
que diría Carlos Ilián, tan poco placeado, se le atragantó sin recursos
el funesto funo. Tampoco le había asistido la suerte con el anterior, un manso
manejable pero sin continuidad ninguna por el derecho y con su guasa zurda.
El
Cid se marchó con el mismo historial que entró con
un lote que estrenó un toro noble que no terminó nunca de humillar y que marcó
pronto la querencia. La pulcra faena, ya avanzada, le abrió por desequilibrada
colocación de terrenos las puertas del campo. O del mar. El rematado cuarto se
paró sin maldad.
Menos mal que Adame se llevó la perla
de Alcurrucén, porque la
corrida la cerraba un tío así como de Bilbao. Y menos mal también que en su
mansedumbre, entre fuga y amago, metía la cara y obedecía con bondad. Joselito
nunca dudó, lo centró en los medios, le cerró las ventanas y le buscó las
vueltas con viva listeza y currado oficio hasta arrancarle la oreja y la puerta
grande con un espadazo. Buena tarjeta de visita. / Diario El Mundo de España
FICHA
DEL FESTEJO
Plaza de Cuatro Caminos. Viernes, 25 de julio de 2014.
Sexta de feria. Corrida de Beneficencia. Casi lleno. Toros de Alcurrucén
dos cinqueños (4º y 5º), muy bien presentados en sus diferentes hechuras; de
extraordinario pitón derecho el superior 3º; manso, manejable y sin ritmo un 2º
con su guasa a izquierdas; noble sin terminar de humillar un 1º de marcada
querencia; paradote sin maldad el 4º; rajado, distraído y bruto el huidizo 5º;
un tío el bondadoso y mansito 6º.
El Cid, de tabaco y oro. Pinchazo y
estocada contraria y fulminante (silencio). En el cuarto, pinchazo, estocada y
dos descabellos. Aviso (silencio).
Paco Ureña, de caña y oro. Estocada
desprendida (silencio). En el quinto, tres pinchazos, estocada defectuosa y
tres descabellos (silencio).
Joselito Adame, de tabaco y oro. Estocada
pasada, atravesada y tendida y dos descabellos. Aviso (oreja). En el sexto,
espadazo rinconero (oreja). Salió a hombros.
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