El torero colombiano cortó la única oreja con uno de los dos buenos
toros miureños; pobre imagen de Esaú
Fernández y Javier Castaño sin su cuadrilla al completo.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Fotos: EFE
El éxito se una feria reside en que no falle lo que no tiene que fallar.
Parece que una 'boutade', pero no lo es. Lo saben bien José María Marco y Eugenio
Salinas, tanto monta, monta tanto, como Miguel Criado que se va
andando. Cuatro salidas a hombros consecutivas,
pero sobre todo una presentación de corridas cornudamente alucinante, salvo cuando
la mano de las hechuras se echó al monte de la cuesta arriba y la fealdad. No recordaba
uno tanto pitón y tantas caras ni en Pamplona, empezando por Victoriano del Río -el gran
triunfador- o Garcigrande o Fuente Ymbro... Con permiso: las
ganaderías toreristas han pegado un repaso en presentación y juego a las
toristas. Un dato para quien crea en estas gilipolleces. El toro es el toro
siempre que responda a la integridad y a sus líneas de sangre.
Miura venía a cerrar la Feria del Toro como tótem. Dos toros buenos en
miureños -segundo y sexto-, poco pienso por aquello de «es que los miuras son así», menos fuerza y mucha cara. Un
equilibrio curioso.
Espectacular volterera la que se llevo Luis Bolivar en su primero del lote, no perdonando el Miura cualquier error del torero caleño. |
En la ecuación puso orden Luis Bolívar, inteligente veterano.
Manejó superiormente el sentido de las
distancias con un noble y cárdeno miureño. Bien plantada la plata y la planta. Bolívar
es de la tierra de Alberto Salcedo Ramos, literatura hecha periodismo: 'El oro y la
oscuridad' y 'La eterna
parranda'. Pasen y lean. Colombia pura. Enfrontilado Bolívar y a
carta cabal. El volteretón en la suerte
suprema lo precipitó todo. De la paliza se levantó el torero como si le hubiese
explosionado una bomba en la taleguilla, desgajada de ingle a gemelo. Como si
un bisturí hubiera trazado la linea de la muerte.
Esa carretera la recorrió «Olivito»
por la mañana sobre la anatomía australiana de un gachó que entre Estafeta y
Mercaderes volvió a nacer. Nunca se había visto un toro perseguir a una presa
en sentido contrario al recorrido del encierro ni con tanta saña ni olfato de
tiburón... Y en la tarde resultó una malva salinera. Esaú, el muchacho
de Camas, como si le hubieran contado la madrugada, no asentó las zapatillas ni
una vez ni le dejaba meter la amplia cara de «Olivito», que fue la norma de la miurada pamplonesa. Lo pinchó de
aquí a la eternidad y el esfuerzo de haberse ido con el anterior de antigua
lámina a portagayola se quedó en nada. ¡Ay,
Esaú, criatura!
Del volteretón, regresó Bolívar al salinero quinto con pantalones
de monosabio. Ni 'jeans' ni vaqueros
para tapar la taleguilla reventada. Brindó a Los del Río, sinónimo de buen bajío. Y escapó del tontón miura, que jamás descolgó,
con destreza y esgrima. Al paso lo cazó con
la espada y se subió al carro de los elegidos.
Asi de cerca y a esa altura pasaban se pasó los Miura Javeir Castaño, en el cierre de la Feria de San Fermin. |
A falta de David Adalid, ni Javier Castaño ni su cuadrilla
fueron nada. Como si Adalid fuese el comandante en plaza... La potencia
se ausentó de su lote, incluso del larguísimo cuarto de casi 600 kilos que
también besó la lona. O la arena.
Quedan en julio los ecos de un soberbio Miguel Ángel Perera, a
años luz del resto; la inteligencia de El Juli; el triunfo largo en orejas
de Iván Fandiño; el talismán pirata de Padilla; la raza de Miguel
Abellán; la revelación repescada de Pepe Moral; la clase de Pablo Hermoso de Mendoza; y otro año más donde
el toro fue protagonista. El toro de la élite y los toreros de las altas
esferas. Por eso mismo, de esta Feria de San Fermín se puede pensar que cada
uno está donde tiene que estar. Y las figuras lo son por algo.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Pamplona. Lunes, 14 de julio de 2014. Última de feria.
Menos de 20.000 espectadores. Toros de Miura
de enormes caras, muy desiguales remates en las hechuras de la casa; de muy poca fuerza y poder en
conjunto; sin maldad ni bravura ni fondo; el 2º, de ir y venir en su distancia y a su altura, fue
el mejor; también el 6º se desplazó en su buena
condición miureña.
Javier Castaño, de blanco y oro. Dos pinchazos, estocada atravesada y tendida y
dos descabellos (silencio). En el
cuarto, media estocada algo tendida (silencio).
Luis Bolívar, de blanco y plata. Estocada contraria (oreja). En el quinto, estocada
a toro arrancado y descabello. Aviso
(silencio).
Esaú Fernández, de blanco y oro con cabos negros. Bajonazo (silencio). En el sexto,
seis pinchazos y varios descabellos.
Aviso (silencio).
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