domingo, 27 de julio de 2014

FERIA DE SANTIAGO EN SANTANDER – CORRIDA DE LA PRENSA: Robleño compra en la botica de Victorino

El matador alcalaíno corta la única oreja del mejor toro de la variada victorinada, que subió a otro nivel de trapío en su segunda parte; Castaño y Bolívar se fueron de vacío.

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna

Victorino arrasó con todos los premios en la última edición de la Feria de Santiago, y en la presente salió puntuando fuerte con un toro largo, lleno, acarnerado, cárdeno oscuro por fuera y muy claro por dentro. «Paquetillo» tenía una buena foto de perfil y otra feota de frente. En plan ficha policial. Pero su templado modo de embestir, especialmente por el pitón derecho, le concedía una belleza mayor y conjuntada. Dióse el caso de que el victorino quería embestir más despacio de lo que Fernando Robleño pretendía torear.

Robleño en paralelo a las rayas corrió la mano, y el toro humillaba hasta el final con la cara colocada en posición de avión. Al natural el nobilísimo ejemplar gazapeaba haciendo hilo. F.R. regresó a la mano derecha para remontar en tres tandas más en las que a la embestida se le fue notando un tranquito menos. Aunque también quedaba la sensación de que el diamante de ese pitón quedó por explotar y pulir en toda su dimensión. El matador alcalaíno ejerció como tal con una soberbia estocada que crujió a «Paquetillo». El sonido de madera quebraba del palillo, la fulminante muerte y el consecuente premio para un espadazo que lo elevó todo.

Ángel Otero le echó un pulso a la afamada cuadrilla de Javier Castaño con dos pares de banderillas superiores. Y ni Adalid, que reaparecía, ni Sánchez, lograron igualarlos. El victorino de escasa cara -la corrida a partir del cuarto pegó una crecida de trapío alucinante- se estiró por abajo y encastado en la muleta antes de desarrollar una condición muy mirona desde la tercera serie. Ni antes Castaño se convenció ni luego traspasó la raya del todo. ¿Entonces?

Luis Bolívar se estrelló sin paliativos con un montado y manso victorino, orientado por las alturas, distraído, cruzado y traicionero. En principio consiguió taparlo con las telas, pero después ni modo. La debacle ya se precipitó con la espada a la deriva por los sótanos.

Cambió por completo y subió la seriedad de la victorinada como a otra categoría, y se empezaron a ver dos puyazos por toro. El chato cuarto tenia una guapeza así como apablorromerada. Y se venía como dormido y andarín a la muleta de Robleño, que volvió a contar con su leal oficio y la tizona como fiel aliada.

De ahí al negro quinto de imponente altura de cruz y hechuras así como para las calles. La actuación de la cuadrilla de Javier Castaño hizo honores a su popularidad con los palos. Galán se cayó en la brega y se libró de milagro. El victorino nunca descolgó en su cosa manejable; Castaño lo tapó mucho por la derecha ahora con más fe, se cruzó a toro parado con la zurda, lo atravesó con la espada y se le encasquilló el descabello con el cerviguillo escondido.

Con el sexto regresó el sello de la casa de la humillación. Muy por abajo el hocico, y por encima los conocimientos engrasados de Luis Bolívar de la sangre albaserrada. Repetidor el toro carente de maldad. O gateador. Y por lo tanto siempre muy encima. Pero el colombiano lo entendió. Hasta que sonó la encogida hora de la espada. Todo lo hecho se convirtió en humo. Rara victorinada para calificar. Una botica. De todo un poco a falta de más entrega. Podría quejarse de lo mismo Victorino por el otro bando. En su botica compró Robleño. O metió la mano en el bote de los caramelos.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cuatro Caminos. Sábado, 26 de julio de 2014. Última de feria. Corrida de la Prensa. Tres cuartos. Toros de Víctorino Martín, los tres más fuertes y serios por detrás, con más volumen que cara los tres primeros; templadísimo por abajo y por el derecho el 1º; encastado y desarrollando en mirón el 2º; infumable y complicado el manso 3º; dormido y andarín el 4º sin terminar de descolgar; manejable sin humillar el 5º; humillador, repetidor, gateador y sin maldad el 6º.
Fernando Robleño, de tabaco y oro. Estocada fulminante (oreja). En el cuarto, estocada rinconera (saludos).
Javier Castaño, de azul marino y oro. Estocada tendida y descabello (saludos). En el quinto, estocada que hace guardia y varios descabellos. Aviso (silencio).
Luis Bolívar, de rioja y oro. Bajonazo tendido, pinchazo, otro bajonazo, dos pinchazos y dos descabellos. Aviso (silencio). En el sexto, dos pinchazos y estocada corta (silencio).

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