El torero madrileño corta la
única oreja con el toro más potable de una destartalada e impresentable corrida
montada de Torrestrella; Ferrera y Luque, que sustituía a David Mora, se
estrellaron con deslucidos y complicados lotes.
@zabaladelaserna
En el día grande del santo morenico, en la gran fecha de San
Fermín, enormes de verdad fueron los toros de Torrestrella. Una
enormidad cuesta arriba y contrahecha. La seriedad parece reñida con las
hechuras en Pamplona, y así a todo lo que puede aspirar la Feria de San Fermín
es a Cenicientos con balcones a la calle de Moncholi.
Cenicientos, para los neófitos, supone la corrala de toros
destartalados, bizcos, tuertos y de desecho que por no ir a las calles van a
Cenicientos. Y la MECA con lo que paga, y al momento, no debería ni asemajarse
de lejos a Cenicientos. Álvaro Domecq,
por su parte, vendió nombre, reata y estirpe, pero no toros en la línea de la
casa ni de embestir.
Miguel Abellán
venció en la cuesta arriba, en el Alpe D'huez de los domecq, cojitranco, listo y con un par. Abellán se había lesionado de abductores, dijeron desde el
callejón, con un toro capirote y ensabanado que cubría sus escurridas hechuras
con su cabeza de otro cuerpo. Dos largas cambiadas, una media de rodillas,
lances entre medias y un inicio de faena de hinojos con un 'bull' de guasa
sorda. Un cabrón por el izquierdo, siempre engatillado. Despachado el bruto y
de regreso de la enfermería, el matador madrileño le arrancaría una oreja a un
quinto toro que portaba un garfio izquierdo descomunal, largo como un tren.
A su altura, distancia (inercia) y velocidad, que diría Pepe Teruel, Miguel Abellán lo entendió y explotó. Humilló (sic) más que
ninguno, y en su derecha lo hizo viajar. La única serie por el izquierdo se
remató con tres de pecho y la faena, con un puñado de manoletinas. El tipo se
superó. No se sabe a ciencia cierta la influencia de las voces de su apoderado,
Julián Guerra, desde la barrera,
pero de veras que se hacen muy desagradables para un matador que desde el 98
supo de la gloria y sus abismos. La oreja supo a justicia. La paseó en tranco
lento, dolorido y sufrido, lo que no le exime de pasarse un cuarto de hora por
el peluquero.
Antes y después, los torrestrellas
apuntaron al cielo. Una escalera pareja por delante en la misma dirección. No
vale aunque pase. Antonio Ferrera
saludó con oficio a un toro veleto y burraco que se montaba en Venus. Se soltó
de dos puyazos, pero cómo será la moderna puya que en ese visto y no visto lo
sangró hasta la pezuña. Ferrera
expuso en banderillas en un tercer par de órdago y se dobló con el toro. Del
prólogo de faena a su cogollo, el torrestrella
se hizo espejo de su comportamiento en el caballo: ir sin empleo. En la muleta
lo mismo. Y sacaba la testa por encima del palillo. Sin maldad, eso sí. Al
veterano extremeño le tocó el feo y colorado domecq que reemplazó al toro que se lesionó en el encierrillo y que
dejó el encierro en cinco. Paleta cara, morucho comportamiento.
Al menos careció de la sorna del negro tercero de lomo
quebrado y dos pitacos de quitar el hipo. Una prenda. Daniel Luque solventó sus cortos viajes violentos y lo mató sin
dudas. Como al sexto, largo como un tren, burraco y destartalado. Muy buey. Luque se lo trabajó. Hasta los dos
avisos. Como sustituía a David Mora,
cuentan que lo brindó en su honor. Vale. Mas no hay honores para Pamplona en
una corrida tan mal hecha, por muchas bajas que se cuenten por el camino.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Pamplona. Lunes, 7 de julio de 2014. Tercera de feria.
Lleno. Toros de Torrestrella, muy
serios pero muy montados y cuesta arriba de hechuras; de mejor inicio de viaje
que final el burraco y hecho 1º; suelto de carnes y escurrido un 2º capirote de
mucha cara que nunca descolgó en su guasa por el izquierdo; duro y rebrincado
un 3ºde lomo quebrado y engallado; paliabierto un feo 4º sin fondo ni clase; de
terrorífico garfío zurdo un 5º que descolgó más que ninguno y se desplazó con
nobleza por el derecho; destartalado y bizco el hondo y manejable 6º a su
altura.
Antonio Ferrera, de tabaco y oro. Estocada rinconerilla y
suelta (silencio). En el cuarto, estocada atravesada contraria. Aviso (silencio).
Miguel Abellán, de blanco y azabache. Estocada perdiendo
el engaño (silencio). En el quinto, estocada trasera y desprendida (oreja).
Daniel Luque, de nazareno y oro. Estocada fulminante
(silencio). En el sexto, estocada pasada y cuatro descabellos. Dos avisos
(silencio).
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