Corta una oreja a cada uno de sus toros; Leonardo
Hernández se hace con un trofeo en la segunda de Valencia.
SALVADOR FERRER
Foto: EFE
Desde Puçol hasta 'València city' se percibía
nítidamente por la autopista que en las playas no cabía un alfiler. Llovían 36
grados a las 18 horas. Los coches amontonados por caminos y veredas delataban
el 'no hay billetes' de los domingos veraniegos marineros. Puçol, El Puig, La
Pobla de Farnals, Massalfassar, Alboraia... La ciudad, en cambio, es pura calma
los domingos julianos. Puede que en alta mar haya más tráfico que en la calle
Colón. Un bochorno de humedad. Los apartamentos y las playas hasta los topes.
Pese al cartel, el sol era casi un solar. La gente pudiente se va de la ciudad.
En marzo, la gente colapsa la capital. La lucha por la salud de la Feria de
Julio es compleja. La solución también.
El cartel prometía. El primer toro colaboró
aunque le faltó motor, que no nobleza. Desistió Andy del segundo rejón de
castigo. Lo enceló perfecto a dos pistas con 'Sol y Sombra'. Lo puso todo el de
Benidorm. Los bailes previos a los embroques con 'Cuco', las elevadas
espectaculares a lomos de 'Juncal'. Las cortas, un par a dos manos. Mató de
forma más efectiva que precisa. Oreja.
Sonó el pasodoble 'Francisco Picó', decano de
los periodistas taurinos en Valencia, durante la lidia del cuarto. Enrique Ros,
maestro de Foios, es el autor. Honores a la veteranía del 'colega' Picó, con su
sombrero en marzo y en julio. Le faltaban 15 kilos para los 600 al cuarto.
Hondo, redondo, con su culata. Muy templado Cartagena. La romana no es sinónimo
de poder y al toro le faltó poder y querer, que es fondo. Muy elaboradas las
banderillas con piruetas previas. Y en eso, salió 'Pericalvo', bailando a
compás, tal cual, 'Paquito el chocolatero'. Felinos los movimientos del equino.
'Juncal' salió para rematar la faena. Tres cortas y un par a dos manos fueron
la antesala del rejón de muerte. Al segundo intento, cosa que no evitó la
segunda oreja en el esportón del alicantino y, por tanto, la legítima Puerta
Grande.
Sergio Galán paró a su primero con una
sutileza excelsa a lomos de 'Ben-Hur'. En los mismos medios. Revoloteó el
equino ante el murube con densa parsimonia. Elegante y clásico. Hubo una
banderilla de perfecta ejecución con 'Trópico', ofrecido el pecho, con una
pureza y una despaciosidad apabullante. Con 'Titán' prosiguió la templadísima
obra y con 'Artista' dejó dos cortas de fácil reunión. Torerísima de temple la
faena.
A portagayola se fue Galán con 'Amuleto'.
Manso el de Terrón. Barbeó tablas, 'meditó' la posibilidad de saltar el toro.
Con 'Ojeda' se lo pasó cerca el caballero conquense, como no podía ser de otra
manera. Con 'Apolo', una belleza, dejó una banderilla solemne tras un apretado
embroque. De idéntica factura el par a dos manos posterior. Con 'Oleo', otra
pintura de capa isabelina, dejó dos rosas. Se perdió con los aceros.
Leonardo dejó un rejón de castigo trasero y
defectuoso a su primero. Debió resentirse el burel aunque no lo pareció. Bravo
el de Terrón y bravo el caballero encelando a dos pistas al toro. Cosido a la
cola se dio casi un par de vueltas. Emoción por las apreturas. Un par a dos
manos fue tremendo de ajuste. Luego dejó tres cortas en una 'perra gorda', que decían
los clásicos.
Al sexto lo devolvieron y el sobrero no mejoró
mucho las expectativas. Una banderilla al quiebro en la misma boca de riego fue
de lo más destacado de la labor del cordobés. Deslucido y geniudo el toro.
Pocas opciones. / Diario El Mundo de España
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