VÍCTOR
DIUSABÁ ROJAS
@VictorDiusabaR
Los diestros Sebastián Vargas, Manuel Escribano y
Jesús Enrique Colombo se marcharon este domingo sin trofeos pero en medio del
favor popular al término de la segunda de abono de la temporada bogotana. Los
toros de la ganadería El Manzanal fueron dispares de comportamiento.
La suma de esfuerzos no alcanzó para los trofeos,
pero el cariño del público bogotano sirvió de recompensa a la terna de la
segunda de abono de la temporada taurina bogotana.
Al final, Sebastián Vargas, Manuel Escribano y
Jesús Enrique Colombo se fueron en medio de una ovación que no pudo acallar la
intensa lluvia que acompaño buena parte del festejo.
La tarde abrió con la confirmación de alternativa en este
ruedo de Jesús Enrique Colombo con un toro muy serio que descabalgó al picador,
mientras el caballo aguantó como el más de los valientes. Luego de los buenos
pares de banderillas a seis manos por invitación del diestro venezolano a sus
compañeros de terna, el ejemplar mostró tendencia a vencerse, hasta despertar
desconfianza en el lidiador. Final entre protestas.
Muy templado en el capote anduvo Sebastián Vargas
en su primero, con pinceladas de arte y de mando. Otro bravo en la pica resultó
ser el animal, tanto como el que le precedió. Y aún más, en dos varas de
emoción, yendo de largo. Vino la prueba de fuego y ahí el de El Manzanal
mantuvo su nota alta. Vargas prefirió retrasar la muleta, ante un enemigo
sincero que se entregó sin pausa en circulares por la derecha y tandas de
series de buena factura sobre la mano izquierda. Espadazo y ovación en el
arrastre.
Escribano se puso de rodillas en dos largas
cambiadas que le dieron bienvenida al tercero, otro bravo en la acertada vara
de Luis Viloria. El toro, jabonero, no se sintió cómodo en los medios y eligió
los terrenos de la indignidad. La voluntad del torero español generó el
agradecimiento de los tendidos. Silencio.
La segunda parte de la tarde inició con lluvia y,
de nuevo, un Vargas muy puesto con el percal. Mientras el aguacero se dejaba
venir, toro y torero coincidían en los medios, en una faena templada, digna de
otro clima y de otro eco de los espectadores, guarecidos con lo que tenían a mano.
Espada entera y descabello. Palmas a los dos.
En el quinto de la tarde, Escribano encontró un
piso con agua pero, en partes, en condiciones dignas para hacer el toreo. Un
par de banderillas al quiebro mereció el tributo de admiración de una parroquia
mojada, pero estoica. Y estoico anduvo el diestro en los medios para cuajar
series que trajeron los olés, la música y la alegría, ante un toro que destacó
por la movilidad. Los trofeos se esfumaron por los desaciertos con la espada.
Jesús Enrique Colombo halló su mejor momento con el capote
largo y ligado ante el último de la tarde. En la muleta el toro se paró. Vuelta
al ruedo, luego de espadazo a cuerpo limpio. / EFE
FICHA DE LA CORRIDA
Seis toros de El Manzanal, bien presentados en general y desiguales de
comportamiento. Bravos en el caballo. Pitos al primero, ovación al segundo,
pitos al tercero, palmas a cuarto y quinto. Silencio para el sexto.
Sebastián
Vargas, azabache y oro. Espadazo
y palmas, tras ligera petición. Entera y descabello. Palmas
Manuel
Escribano, nazareno y oro. Espada
baja y silencio. Dos pinchazos hondos y vuelta al ruedo tras aviso.
Jesús
Enrique Colombo, azul cielo y
oro. Pinchazo y entera, pitos. Espada a cuerpo limpio y vuelta al ruedo.
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