Indultó
al bravo "Tocayo" de La Joya y volvió a cautivar al público.
JUAN
ANTONIO DE LABRA
Fotos: www.la-plazamexico.com
Como si el destino le hubiese entregado una varita
mágica a Antonio Ferrera, este domingo no sólo se ganó el Estoque de Oro que
estaba en disputa, sino que acabó de enamorar a la afición capitalina, luego
del indulto del bravo toro "Tocayo", de La Joya, que fue un dechado
de transmisión, calidad y repetición en sus embestidas. Y de esta manera, el
extremeño acabó por conquistar a un público que en las últimas dos tardes se ha
rendido a sus pies, por esa forma tan peculiar de torear, de entregarse a la
improvisación, a la euforia del sentimiento.
Ya desde la Temporada Grande anterior estaba visto
que Ferrera le había cogido el pulso al gusto de la gente, y desde entonces no
se apartó de ese concepto estilístico que tan buenos dividendos le ha
granjeado. Porque al margen de sus procedimientos, que podrán guastar más a
unos y menos a otros, resulta innegable su capacidad de conexión con el
público, y eso tiene un inmenso valor.
Que si a veces se revoluciona demasiado es en aras
de agradar, y lo consigue; que si en otras se arrebata hasta rayar en el
histrionismo, así lo siente. En suma, sale a dar un espectáculo en el que, como
decía El Cordobés, "torea de oídas" y a eso añade una carga emotiva
sincera y especial.
Así fue como cuajó a "Tocayo", que no se
cansó de embestir y se ganó la gloria del campo bravo al final de una puesta en
escena vibrante y explosiva, en la que convivieron los redondos tersos, los
naturales suaves, los desdenes luminosos, con una serie de muletazos de cara a
la galería, con guiños constantes a la gente, que coreaba con fuerza la
manifestación de Ferrera.
Esos "garbeos" largos en los que Antonio
demostró su personalidad y el dominio completo del redondel, acapararon todas
las miradas antes de que se volvía a colocar delante del toro para torear a
placer de principio a fin, hasta que se pidió con fuerza el indulto de
"Tocayo", y así fue como culminó este romance entre La México y un
torero español, acaso el nuevo consentido de este público, con toda la frescura
de un nuevo amor a cuestas.
La respuesta de los toreros mexicanos a este
aluvión de emociones no se hizo esperar, y José Mauricio hizo una faena
artística, con muletazos soberbios, por su temple y calidad, a un toro de Xajay
que era un poco tardo, pero que tenía clase y embestía con profundidad,
metiendo la cara muy abajo.
El torero capitalino, otra de las revelaciones de
la campaña, se recreó en los pasajes de un trasteo artístico, con el sello
característico de su forma de interpretar el toreo, tan distante en concepto al
de Ferrera, y tan válido, por supuesto, que el que había hecho Antonio.
Una estocada en buen sitio le puso en las manos
una oreja, la quinta que corta en esta temporada de su resurrección taurina, de
la que se espera recoja muchos frutos en provincia, adonde la gente lo espera
con ilusión.
También Joselito Adame demostró que no se iba a
marchar de la plaza sin un triunfo en la espuerta, y el enrazado y armonioso
toro de Reyes Huerta corrido en quinto lugar le plantó cara con hombría para
torearlo bien con el capote, dueño de esa seguridad que da la madurez y el
sitio de figura.
Durante el segundo tercio invitó a banderillear a
Ferrera, que volvió a estar pirotécnico hasta en los recortes, y Luis David se
sacudió la losa que todos llevaban encima al colocar otro par de respeto, antes
de que Joselito abrochara un tercio que levantó al público de sus asientos.
Minutos después, José volvió a colocarse en la
línea de fuego y atacó al toro para obligarlo a embestir en una faena
meritoria, por su enjundia y determinación, dedicada a la memoria de su abuela
materna, fallecida en las últimas horas, y a la que fueron esos momentos de
raza torera, y a la vez de angustia, cuando el toro de Reyes Huerta le pegó una
fuerte voltereta en una dosantina.
Y sin mirarse la ropa volvió a la carga el torero
de Aguascalientes para sacarle otros muletazos antes de tumbarlo de una
contundente estocada que le valió el corte de dos orejas, de nueva cuenta
protestada la segunda por ese sector del público que no acaba de entregársele.
Dolorido por el golpe y con el orgullo a flor de
piel, José dio la vuelta al ruedo postrera en esta última actuación de una
temporada en la que sumó cuatro paseíllos y cosechó un total de siete orejas,
pero más allá de eso, demostró su jerarquía.
El toro de Las Huertas que enfrentó Luis David
sólo le permitió mostrar sus ganas de agradar, y salvo el vistoso quite por
zapopinas afaroladas, luego poco pudo hacer antes de darle muerte. Otro tanto
le ocurrió a Morante con el deslucido ejemplar de Bernaldo de Quirós, al que le
dio un par de lances de hermoso acabado y luego bosquejo detalles sueltos con
la muleta antes de que el toro se aplomara por completo.
En el mismo tenor anduvo Enrique Ponce con el que
abrió plaza, otro toro de La Joya que fue bronco, pues embestía rebrincado y
topando, y con el que el torero valenciano estuvo digno tratando de sacarle
provecho y sobresalió en la estocada con la que lo tumbó.
Al final Antonio Ferrera salió a hombros por
segunda vez consecutiva, con el Estoque de Oro como importante premio a una
tarde inolvidable, y también, quizá, por haber sido el primero en aceptar
torear esta corrida que se espera se mantenga como ejemplo para el futuro, y el
resto de las figuras extranjeras que, desde ahora, tendrán un compromiso moral
de torearla para favorecer a la Asociación de Matadores.
FICHA DEL FESTEJO
Decimoséptima corrida de la Temporada
Grande. Corrida del Estoque de Oro. Poco más de un tercio de entrada (unas 17
mil personas) en tarde fresca, con algunas ráfagas de viento.
Toros de distintas ganaderías en el
siguiente orden: La Joya (sobrero
sustituto de uno de Julián Hamdan
que se inutilizó), La Joya, Bernaldo de
Quirós, Xajay, Reyes Huerta y Las
Huertas, de variado comportamiento, de los que destacó el 2º por su bravura
y calidad, que fue indultado; y el 3º por su nobleza y clase.
Pesos: 495, 498, 558, 534, 535 y 535 kilos.
Enrique
Ponce (gris plomo y oro):
Ovación.
Antonio
Ferrera (azul marino y oro): Dos
vueltas tras indulto.
Morante
de la Puebla (verde botella y
oro): Pitos tras aviso.
José
Mauricio (lila y oro): Oreja.
Joselito
Adame (verde pistache y oro con
remates negros): Dos orejas con división.
Luis
David (berenjena y oro):
Silencio.
Incidencias: El toro indultado se llama “Tocayo”,
número 210, negro, con 498 kilos, de La
Joya. Los ganaderos dieron una vuelta al ruedo con Ferrera al final de la lidia del 2º. Destacaron en banderillas Fernando García y Gabriel Luna en el 1º, y saludaron. En varas, Alfredo Ruiz, que picó bien al 2º. Al finalizar el paseíllo se
tributo un homenaje al subalterno Juan
Vázquez, por sus 60 años en los ruedos, y dio una vuelta al ruedo. Al
término de la corrida, Paco Dóddoli,
director ejecutivo del comité de la asociación Nacional de matadores, entregó
El Estoque de Oro a Antonio Ferrera,
como máximo triunfador del festejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario