Será
el espada taribense el centro de atención de las tres tardes de toros que
componen el sencillo y simplificado abono presentado para este año. La novedad de
la edición lo supone el debut el diestro extremeño José Garrido, quien viene en
gran momento, demostrado tras su arranque de campaña en la reciente Feria de
Valdemorillo.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Especial
para DIARIO FRONTERA
Este sábado arranca la edición ferial del Carnaval
Taurino de América, como le identificaba a comienzos de los ´80 a la gran cita
taurina emeritense. En esta ocasión, tres festejos mayores y una novillada, -a
como se estilaba la conformación de la feria en los ´70- es la cartelería
compuesta para una versión que tiene distintas aristas a destacar. La triple
presencia del joven diestro tachirense Jesús Enrique Colombo es el plato fuerte
y la carta principal que se juega la empresa y el taurino como aliciente, lo
que no quita interés a otros de sus compañeros que estarán haciendo el paseíllo
en el ruedo merideño.
El primero de estos nombres a tomar en cuenta es
precisamente su compañero de paseíllo la tarde de este sábado, en el mano a
mano que sostendrá con el veterano diestro sevillano Manuel Escribano, espada
que vuelve luego de 12 años de no vérsele por estas tierras, ya mucho más
cuajado y coronado en el gran torero que demostró cuando a finales de la década
pasada le vimos casi por todas nuestras plazas nacionales, entre ellas la de Tovar,
Maracay y Valencia entre otras, cuando aún contábamos con estas dos últimas
como referencia para el toreo nacional.
Es un cartel que tiene su interés pues son dos
estilos muy parecidos, lucidos en banderillas y en especial con la chispa de la
emoción en sus poderosas muletas y espadas. A ver sí tanta expectativa no la
arruinan los toros de la divisa yaracuyana de Laguna Blanca, el cual le vimos
lidiar días atrás en el plomizo cierre de la Feria de San Sebastián, donde
predominó su descastamiento y falta de emotividad en las telas. Esperemos que
el lote seleccionado por Don Euclides Sánchez –cuyas líneas que maneja son Santa
Coloma y Parladé por separado- para Mérida no sea una consecución de lo ya
señalado.
El segundo acto será el del domingo. La emoción
corresponderá para los toros de Los Aranguez, la ganadería señera del campo
bravo nacional, el cual desde hace poco más de un lustro lleva en su totalidad la
familia Riera, y que de modo alguno han mantenido el listón de seriedad e
importancia que impone el encaste Santa Coloma. Así lo demostraron en la noble
y brava novillada que abrió la cita ferial sancristobalense, donde destacaron
cuatro de los ejemplares corridos, a los que se les pudo cortar las orejas.
Para ello van a contar enfrente las muletas de los
diestros sevillanos Antonio Nazaré y Rafael Serna, ambos ya conocidos por la
afición merideñas tras haber actuado en las ediciones del 2017 y 2018, e
igualmente con la presencia del coleta merideño Alexander Guillén –quien cumple
funciones muy cercanas a la familia Riera en suelo caroreño- que goza de un
toreo de finas maneras que el poso de la madurez le ha colocado entre los
diestros nacionales de gran y profundo mensaje, y el mencionado Jesús Enrique
Colombo, quien se enfrentará por vez primera en suelo nacional con toros de
exigente embestida y milimétrica precisión cuando no se les hace como deben
ser, las cosas. Me refiero a los toros de esta tarde. Ese el enorme mérito y
emoción que impone el toro serio y con edad que, seguro estamos, veremos en el cincuentenario
redondel de la bella monumental.
El cartel de la tercera corrida es el de traca
final y la tercera apuesta de Colombo en la feria. Solo se recuerda a Enrique
Ponce haber hecho semejante apuesta en esta feria en la edición del ´93. Le
acompañarán un torero de enorme veteranía, como lo ha evidenciado estos últimos
años que le hemos visto en esta misma plaza, me refiero al coleta salmantino
Domingo López Chaves, un muestrario de toreo recio y campero al servicio del
toro. Un torero para apreciar la lidia exacta y precisa, más que todo ante el
toro de exigente embestida. Allí se luce López Chaves como el que más.
El debut en esta plaza del extremeño José Garrido
puede ser el aliciente a destacar de toda la feria, que como ya podrás haber
apreciado, estimado lector, se nutre en su mayoría de los mismos toreros que
hemos vistos en esta plaza las ultimas ferias organizadas por esta polémica
empresa taurina. Es Garrido la exquisita interpretación de un torero que se
adapta al toro que requiere muleta de seda y mando y temple en la embestida. Ojalá
que los toros a correrse, del hierro de Los Ramírez, primero cuenten con el
trapío que debe de lucir un astado para una plaza que se dice de primer orden,
y segundo que embistan, que sabemos que lo hacen con entrega, raza, nobleza y
recorrido, a razón de su buen cimiente de sangre Domecq, vía Juan Pedro, que se
ha ido difuminando de lo que fue un reducido lote vacas de la extinta Somosagua
que pasaron por las manos del ganadero tachirense Aurelio Zambrano sin mucho
provecho por su desconocimiento del potencial para formar con ellas una
ganadería, y sementales de El Paraíso de Don Jerónimo Pimentel, que tantos
éxitos ha ofrecido tanto en arenas nacionales como colombianas.
La novillada de cierre es una gran vitrina de lujo
para los espadas encartelados ante reses de distintas ganaderías de las
anteriormente mencionadas. Los nombres de Orlando Gil "El Táriba",
David Osorio y José Hernández "El Pollo" son la savia del toreo
nacional del futuro en momentos de muy difícil tránsito, a la vera como se han
desarrollado estas últimas dos campañas, donde hemos pasado a ser un
espectáculo testimonial en algunos escenarios, como este el de Mérida, donde se
ha luchado por mantenerle. Esperemos que el apoyo del público y del taurino en
general así lo confirmen.
POSTADATA
PARA LOS ÍNTIMOS.- No había querido entrar en polémicas sobre el hecho,
pero la ocasión lo merece. A la edición de este año se le ha querido etiquetar
con la referencia de ser la 50ª cuando en realidad, a tenor de la cronología es
la 51ª. Caprichos de no sé quién o qué razón por el año pasado no haberse realizado
han querido catalogarla como la del cincuentenario, razón que el año pasado fue
que se cumplía. Y si fuese así, tendríamos que remontarnos a las ediciones del
2003 y 2014, años en los que tampoco se ha llevado a efecto la feria por
razones propias que nos viene aquejando como país desde esa fecha hasta el
presente. Así que a otro cuento con eso señores de FERISOL como así mismo del
entramado taurino empresarial. Las cosas como son.
Otro detalle que no escapa la ciudad es el
deterioro de sus servicios públicos básicos. Es un verdadero desastre como
merideño vivir en una ciudad donde el servicio eléctrico se raciona hasta mínimo
8 horas al día, se sufre con el servicio de gas doméstico, monopolizado en la
actualidad por la familia Rodríguez Agostini, quienes se han hecho con su mercadeo
de este, bajo la venia y consentimiento, de un gobierno regional incapaz de
resolver las necesidades del pueblo emeritense. Ni que decir del agua,
telefonía, transporte público y en fin todo lo que hace el dinamismo de una
ciudad cosmopolita como lo es mi querida y añorada Mérida; la de las eternas
cumbres andinas; la de la universidad dentro de una ciudad; la del trato amable
y cordial de su gente que ha quedado solo en el recuerdo; la que inspiraba el
sosiego y tranquilidad que no tiene ninguna otra ciudad en el país. Qué pena de
verdad, aun así no perdemos la esperanza de disfrutar unos agradables días
donde el Rey TORO será principal protagonista. Así esperamos… ¡¡¡Y
que Dios reparta suerte!!!
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