martes, 4 de febrero de 2020

ESPUERTA: Puesta en escena

"...Inventó una faena donde parecía no haberla con un toro..."

HERIBERTO MURRIETA

Toreando, Antonio Ferrera rindió tributo a ese personaje poliédrico que fue "El Pana", el domingo pasado en la Plaza México. No lo hizo como un actor, a salvo, sobre la tarima de un escenario, sino delante del peligro que siempre representa un toro.

Utilizar el capote de Rodolfo Rodríguez fue como mimetizarse con el Brujo de Apizaco. Se lo había obsequiado el aficionado hidrocálido Manolo Ayala. Por momentos, Ferrera parecía el alter ego del difunto tahonero.

Antonio torea distinto a los demás y tiene una tauromaquia personal, resultado de una interesante evolución, aunque el domingo último ésta se nutrió de la de otro lidiador.

Inventó una faena donde parecía no haberla con un toro de Villa Carmela, y eso reviste mérito. El trasteo, un tanto teatral, tuvo creatividad, inspiración y barroquismo, con un punto de afectación.

No sé hasta qué punto sea positivo imitar deliberadamente las maneras y los ademanes de alguien más. Sin embargo, también está claro que el que se puso delante del toro, el que llenó los tiempos muertos y el que echó mano de sus propias herramientas fue Ferrera, aderezándolas con chispazos de genialidad.

La "kilométrica" estocada fue el remate de toda una parafernalia que impactó al público de la capital.

Ferrera ha pasado por situaciones muy duras en su vida personal. Todas las vivencias ineludiblemente se reflejan al torear, como quedó demostrado con una exhibición tan particular. Dejó buen ambiente para su reaparición el próximo domingo en La México.

Borrascoso

El lunes pasado se cumplieron 40 años de la confirmación de alternativa del gitano Rafael de Paula en la Plaza México con el toro "Caramelo" de la ganadería de Jesús Cabrera.

En contraste con el nombre del ejemplar, la tarde no tuvo nada de dulce. Al contrario: fue amarga y tempestuosa. Estalló la bronca y en un momento de oprobio, cuando el diestro se acercó a la barrera para tomar la espada, Carlos Godoy, el presidente de la Porra de Ingenieros, le lanzó una cerveza a la cara. Baño de cebada en pleno petardo. Alguna vez publiqué en Ovaciones la foto del momento justo en que el chorro sale del vaso del encolerizado Godoy.

El diestro quedó empapado y con el orgullo herido. Incidente a todas luces reprobable pero que refleja la pasión que despertaba entonces la fiesta brava.Para colmo, su segundo toro se le fue vivo. A los ocho días volvió a comparecer en el gigantesco embudo y el resultado fue parecido. O no le sentaron bien estas tierras o el hombre no andaba de vena.

Si bien es cierto que de México se fue inédito, Rafael de Paula ha sido uno de los más grandes artistas en la historia del toreo. A pesar de sus limitaciones físicas, consecuencia de diez operaciones en las rodillas, el esteta de Jerez cautivó toreando a la verónica con sello, cadencia y personalidad. Paula fue el paradigma de la verónica. Su arte y desigualdades provocaban toda clase de arrebatos.

Su toreo genial inspiró al literato José Bergamín para escribir sobre la "música callada del toreo", esa que bulle en el interior del torero para alcanzar con el toro una comunión de ritmos y afinidades.

Hipocresía

Cuando se es una persona pública, recibir críticas es algo normal. Hay que acostumbrarse a ellas y tomarlas en cuenta para mejorar. De hecho uno también es crítico, de la manera más respetuosa posible, en materia deportiva o taurina.

Lo miserable es que una persona como Germán Urueña siempre salude amablemente y luego ofenda en las redes sociales. Es increíble que un hombre que contó con el valor para ponerse delante de un toro, no lo tenga para decirle de frente a una persona lo que realmente piensa de ella. Vaya pedazo de hipócrita. Falsedad, a todo lo que da.

Plagio

A propósito de personas impresentables, también las hay en la redacciones de los periódicos. Recientemente, al buscar información en Internet sobre la presentación de Manolete en México en el año de 1945, me topé con un texto mío plagiado por el diario Siglo de Torreón.

Robo descarado de unas líneas escritas por este redactor sobre Silverio Pérez, uno de los alternantes del "Monstruo de Córdoba" en aquella tarde histórica en El Toreo de la Condesa.

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