Corrida de toros en el marco de la Feria de
la Virgen de la Consolación
Táriba, la gran plaza que dio origen y semilla a la afición taurina de la FISS, de nuevo a su encuentro este sábado en su marco ferial. Foto: “Cucú” Rincones |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
El pasado Martes de Carnaval, con el cierre de la
Feria del Sol de este año, igualmente entraba en receso gran parte de la actividad
taurina por ruedos del país. Uno que otro festejo se ha venido llevando a cabo,
pero sin la estridencia que no hace poco hacia que por ejemplo se desplazase
aficionados de extremo a extremo del país. La situación cada día más complicada
ha hecho que literalmente la temporada nacional haya quedado desintegrada, y lo
que una vez era un amplio circuito de ferias por el llano, centro y occidente
del país, hoy es puro recuerdos, que se avivan por aficionados prácticos que
vienen “matando el gusanillo” en festejos menores que no dejan de ser eso,
menores.
Táriba vino ser el Portón Taurino de los Andes venezolanos.
Fue cita donde el amplio toro cunero marcó una época donde novilleros locales
como los Ramos, Pino, Colombo, se torearon gran parte de su historia más prolífica.
Fue un sueño logrado que en 1996 se inaugurara su Coliseo, el cual actualmente
lleva el merecido epónimo de Hugo Domingo Molina. Vino el declive y con ello el
interés por recuperar una plaza que incluso se ha apostado por rescatarla estando
tan cerca de numerosa afición entendida.
Este año se apuesta por un curioso cartel. Dos toreros
mexicanos hacen el paseíllo, uno de estos tomando alternativa. Y para ello la ocasión
para que un torero tovareño marginado por las empresas actuales, radicado en Madrid,
se juegue su valiosa apuesta por entrar en mejores ferias y carteles. Sus nombres
son el del espada zacatecano Jorge Delijorge quien le estará dando la
alternativa al queretano Rodrigo Cepeda “El Breco”, ante el testimonio del espada
tovareño Curro Ramírez. Los toros, del hierro yaracuyano de Campolargo.
Supone este festejo el volver darle vida taurina a
la pintoresca ciudad dormitorio de Táriba. Tradición e historia tiene en su
haber, a la espera que la afición, y en especial ese verdadero aficionado,
apoye la propuesta que hace un grupo de taurinos en momentos donde lo que más
necesita el toreo nacional es la incondicional presencia en la plaza de quienes
dicen ser amantes a este bello rito.
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