JAVIER
LÓPEZ
@Javierlopez01
Inmerso en una dura lucha por resucitar su cuerpo,
prácticamente inmóvil desde que un toro se lo llevara por delante el pasado
mayo en la localidad española de Ledesma (Salamanca, oeste), el diestro
venezolano Manolo Vanegas asegura que cada día nota como "algo nuevo va
despertando".
Tras dos intervenciones para fijar las vértebras C4
y C5 y después de dos meses internado en un hospital especializado
en paraplejias, el joven torero de 24 años no pierde la fe en recuperarse y
poder, al menos, llegar a hacer una vida normal, ya que su evolución es
bastante positiva. "Me encuentro bastante bien. He notado mucho la evolución porque
cuando me operaron sólo podía mover los hombros, y ahora ya tengo movilidad en
las manos y las piernas; ya me puedo ir levantando en la barra y voy
sujetándome también. Es muy gratificante ver cómo cada día algo nuevo va
despertando en mi cuerpo", asegura Vanegas en una entrevista con EFE.
"Los médicos están muy sorprendidos. No
se explican cómo he podido mejorar tanto. Hace nada estaba prácticamente
inmóvil, y ahora, aunque me falta todavía mucho, puedo decir que me encuentro a
un sesenta por ciento", añade el joven nacido en Táchira en 1994.
Su pareja, "que no se separa de mi",
además de los compañeros que están ingresados junto a él en el Hospital de
Parapléjicos de Toledo (centro de España), considerado uno de los mejores de
Europa, están siendo un soporte fundamental para el venezolano en estos
difíciles momentos. "También me abriga la infinidad de mensajes, de visitas, de
llamadas que he recibido de compañeros de profesión. Desde David de Miranda,
que el año pasado estaba aquí pasando por algo muy parecido, a los maestros
Padilla y Talavante; y muchísimos más. El mundo del toro es maravilloso. Hay
una solidaridad, un respeto y un compañerismo extraordinario",
explica.
Volver a los ruedos, a pesar de la dura
experiencia vivida hace poco, es otro de los estímulos para su recuperación. "Aquí
hay muchos que me tachan de loco o masoquista precisamente porque no se
explican cómo puedo pensar en volver a torear después de lo que me ha pasado.
Pero es que, como dice el maestro José Tomás, 'vivir sin torear no es
vivir'", afirma.
Aunque, "también soy realista y, si por algún
casual no pudiera volver a torear, también tendré que darle gracias a Dios,
pues con que me permita poder hacer vida normal también le estaré eternamente
agradecido", apunta.
Su actual situación, afirma el diestro, le ha
hecho ver "la cruda realidad, sin disfraces. Los psicólogos nos hacen mucho
hincapié en eso. Pero es que, además, mi propia forma de ser también es así. No
se puede pensar en marcar el segundo gol sin haber anotado el primero. Hay que
ir paso a paso. Me centro primero en recuperar a la persona y después, si Dios
quiere, al torero", explica.
Desde que ingresó en el centro para parapléjicos,
el pasado 30 de mayo, Vanegas mantiene una rutina que pasa por una terapia
ocupacional "donde nos muestran la realidad de lo que sufrimos, además de
enseñarnos cosas tan básicas como comer, vestirnos o pasar de la silla a la
cama". Y después, "visita al gimnasio para ir cogiendo la
fuerza en los músculos. Me siento como un bebé que tiene que volver a aprender
todo desde cero".
De aquel día fatídico apenas recuerda que el toro
se lo llevó por delante antes de perder el conocimiento. "Cuando desperté estaba ya
en el helicóptero camino del hospital. Fueron horas de mucha confusión, también
por la cantidad de medicamentos que me dieron. Luego me acostaron en una cama
rígida, me pusieron dos tornillos en la cabeza y unas pesas de 15 kilos
alrededor para estabilizar la médula y poder operarme. Lo pasé muy mal. Verte
inmóvil, sin que tu cuerpo reaccione, es algo horroroso. No se lo deseo a
nadie", asegura.
Sin embargo, el torero es capaz de valorar el
hecho de estar vivo y "lo mucho que hay que agradecerle a
Dios porque te permita mover un solo dedo. Comienzas a valorar cosas que antes
ni recababas en ellas. Y eso no es más que aprender a vivir de verdad",
concluye. / EFE
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