El veterano torero, que reaparece
el próximo día 19 en Cuenca, lamenta que los diestros de hoy día sean
inaccesibles.
JESÚS BAYORT
@jesusBAYORT
Diario ABC de Madrid
Su rostro y madurez le quitan peso al diminutivo que le
acompañará para los restos. Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique» (Ubrique, 1974)
reaparecerá el próximo día 19 en Cuenca. Asegura que será algo «puntual», pero
avanza que en 2020 piensa preparar una conmemoración de sus 30 años de
alternativa. Preocupado por la pérdida de público de las plazas, asegura en el
vídeo de promoción de la corrida que vuelve por ellos: la afición. Culpa a las
figuras actuales de ser huraños y no fomentar el espectáculo.
Durante un tentadero en la ganadería de Las Monjas, en Lora
del Río (Sevilla), el gaditano evidenció encontrarse en plenitud física para
afrontar la responsabilidad de una tarde en la que los focos, como suele ser
habitual en su caso, girarán en torno a él. No acudió solo. Acompañado por sus
hermanos Víctor –que también realizó las labores de tienta– y Humberto, Jesulín
reconoce que cuando termine la corrida volverá a su dedicación diaria, sin
mayor preocupación que la atención a su familia.
- ¿Qué motiva esta
reaparición?
El empresario Maximino Pérez, con el que tengo muy buena
relación, llevaba varios años planteándome esta corrida. Siempre me había
transmitido sus buenas voluntades por hacer algo interesante conmigo. El año
pasado me ofreció reaparecer en Illescas, pero yo no lo vi necesario, ni me
encontraba a tiempo de prepararme. El pasado mes de abril coincidimos en Madrid
y me comentó la posibilidad de hacer algo en Cuenca. Yo le expuse mis
condiciones y si él las aceptaba se sellaría. Y así fue. La contratación fue
muy fácil, él era conocedor de que contratarme costaría un dinero, pero ese no
era el problema. Ni lo tuvimos que hablar. La condición más trascendental que
puse fue la promoción de la corrida. También quise que la ganadería señalada me
diera garantías y que tuviera una baraja de toros interesantes por si le
surgían bajas.
- Los spots están siendo
un éxito.
Esa era mi intención. Los toreros nos tenemos que prestar a
fomentar de lo que vivimos. Últimamente hay que pasar mil filtros para
acercarse a un torero, y debería ser al contrario. Hay que fomentar el
espectáculo. Todos queremos ganar dinero y que sea bonito, pero hay que hacer
que la gente vaya a los toros. Yo siempre me he preocupado mucho por estas
cosas. No quise hacer una rueda de prensa para presentar la corrida, prefería
atender a cada medio de manera pausada, para que la promoción fuera constante.
La conferencia de prensa la daré cuando acabe la corrida, y vestido de torero,
como un piloto o un jugador, es el momento con mejores sensaciones para hablar.
- ¿Se está notando la
venta en taquilla?
El empresario está contento, que es la mejor señal. De
momento sólo se están vendiendo los abonos, en unos días comenzarán las
entradas sueltas.
- ¿Cómo es el cartel?
Ha quedado un cartel realmente atractivo, los compañeros de
terna los dejé a la elección de Maximino, que es un auténtico experto en estas
situaciones. Estoy convencido de que Padilla y Cayetano van a salir a por
todas. La ganadería me gusta y confío en ella. Sólo queda que el público salga
contento.
- Su público dejó de
ir a las plazas hace quince años, ¿es posible recuperarlo?
Esto no es labor de un día, sino de mucho tiempo. Lo mío es
algo esporádico, no seré yo quien deba de recuperarlo. Como mucho, volveré en
dos temporadas para conmemorar mis 30 años de alternativa. Me gustaría
marcarles el camino a los toreros actuales para que entiendan que hay que dejar
que la gente se acerque a nosotros. El carisma. Esta Fiesta la mantiene el
público. Yo mis deberes ya los hice.
- ¿Han cambiado las
figuras del toreo?
Hay una baraja importante de toreros con diferentes formas
de interpretar la tauromaquia. Yo viví mi época dorada y no necesitaba un
gabinete de prensa para que se acercaran a mí. Veo que se aislan mucho más.
- ¿Sigue la
actualidad taurina?
Sí, aunque no con la intensidad de cuando estaba en activo.
Veo las ferias grandes y el ambiente, no como profesional o aficionado, sino
como espectador. Cuando cuelgas el traje te conviertes en un mortal y palpas el
verdadero sentir de la gente.
- ¿Hay alguna figura
que considere paradigma del toreo?
Yo soy muy diferente de pensamiento a ellos. Digo lo que
siento, pero no me preocupa estar en la mente de los demás. Siempre me ha
gustado ir por libre en lo personal y profesional. Aquí hay que arrimar el
hombro, que es lo que necesita el toreo; por eso no puedo compartir los
pensamientos de las figuras.
- Se llegó a decir
que volvería a Sevilla cuando ellos no estuvieron...
Es cierto. Se creó el G-10, donde se unieron los diez
toreros punteros. Nunca he sido partidario porque creo que cada torero tiene un
interés diferente. Si hubiese estado en activo jamás habría entrado en ese
grupo. Me llamó la feria de Sevilla para darme dos corridas de toros y dije que
no. En ciertas plazas ya había cumplido con mi deber.
- ¿Qué vendrá después
de Cuenca?
Nada. Anuncié la corrida e ipso facto me llamaron para Úbeda, Melilla, Astorga, Cazorla y
cuatro corridas más en América. Pero he dicho que no. No vuelvo por dinero. Es
algo que voy a hacer puntual y se acabó. Dentro de dos años me lo plantearé de
otra manera.
- ¿Cómo está
preparando la cita?
Prepararme en tres meses ha sido duro. No pensaba tener
tanta voluntad. Lo primero que pienso al levantarme es que me queda un día
menos. Mi rutina diaria es hacer ejercicio físico por la mañana: un par de
horas de ejercicios en gimnasio y natación; por la tarde hago campo o me visto
de torero, y así empiezo a acomodarme con el traje, porque cuando me lo puse
por primera vez pensé que sería imposible torear en agosto. No me adaptaba.
Además, mantengo una estricta alimentación. He conseguido bajar de volumen
considerablemente.
- ¿Cambiaría algún
momento de su carrera?
No. Todo lo que hice tuvo sus motivos. Sufrí las
consecuencias de equivocarme, cuando lo hice. Ojalá volviera atrás para hacerlo
igual y seguir siendo el mismo. Soy como los mastines: la carrera mía es larga
y de fondo, no explosiva como el galgo. El tiempo me ha dado la razón en muchas
cosas. Mi trayectoria se ha valorado más después de 20 años que en el momento.
- ¿Le afectó ser
padre?
Ser padre te compromete a una gran responsabilidad. Mucho
más que ser torero. Cuando estás toreando, tener una familia es un añadido más
para acortar tu carrera. No cabe duda de que tengo una prioridad: mi familia.
Es lo mejor, pero no es bueno tenerlos presentes antes de torear.
- ¿Le saldrá el hijo
torero?
Antes estaba loco por que mi hijo fuera torero. Hace tres o
cuatro años me pidió torear y le encerré un becerro en casa. Se puso a torear y
acabó diciéndome: «Papá, esto no es lo mío». Sufriría mucho más, porque el
toreo no está ahora como hace 30 años.
- Usted también
estuvo a punto de abandonar por el fútbol.
Se me daba bastante bien el tema del fútbol y, por
circunstancias de la vida, volví al toro. Con 16 años ya era matador de toros.
- ¿Irá la familia a
verle?
Si vienen, encantado, aunque si no lo hacen estaré más
tranquilo. Ellos me aportan sosiego. Estaré encantado de lo que acaben
decidiendo.
- 2018: reaparición y
¿nueva boda?
Llevo 16 años casado, no tengo intención de volver a
hacerlo, pero sí de renovar los votos. Ahora mismo sólo tengo intención de
pensar en la reaparición, que es en lo que pensamos toda la familia. Lo demás
se verá más adelante.
- ¿Qué más le queda
por hacer?
Me han llamado hasta para hacer de tertuliano, aunque no
entiendo de política. Me sentaré y ya veré de qué hablamos. Si yo quisiera
ganar dinero sabría cómo y sin un ápice de riesgo, y no lo hago. Me gusta
seleccionar mucho los sitios a donde voy. Cuando acabe la corrida de toros,
volveré a mi casa, seguiré toreando mis festivales y afrontando una vida
completamente normal. Aunque también comprendo que la gente quiere verme y por
eso voy a donde me llame la afición.
- ¿Cómo se encuentra
su mujer?
Está muy bien. El año pasado fue muy duro para ella y para
toda la familia. Ahora está muy recuperada. Esperemos que pronto esté en su
trabajo, y con una vida normal. Lo único que me importa ahora mismo es que ella
está bien. Está muy volcada en apoyarme para la corrida. Entre todos estamos
empujando y deseando que pase el día 19.
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