La muerte de Antonio Corbacho ha
impactado entre varios toreros mexicanos, algunos de los cuales mantuvieron una
estrecha relación con el que fuera maestro o apoderado de ellos, y a
continuación les presentamos sus reacciones antes este hecho tan lamentable.
Marcial Herce (matador de toros):
"Corbacho
te transmitía una gran pasión por el toreo y por ser profesional. Yo tuve la
suerte de ser el primer torero mexicanos que estuvo con él y vivimos cosas muy
duras juntos, como aquella cornada gravísima que me pegaron en San Luis Potosí
cuando era novillero. Vivimos en Tequisquiapan juntos más de un año y la
preparación que tuve a su lado fue muy importante… Lo que tenía Corbacho era
una mentalización muy intensa; le gustaba hablar de toros y contar anécdotas;
trataba de transmitirte ese mismo gusto y hacerte ver que torear no sólo era
cuestión de pegarle pases a los toros, sino algo todavía mucho más profundo. De
hecho, a su lado aprendí que las cornadas eran parte de la vida del torero, no
le daba ninguna importancia a eso, lo veía de forma muy natural… Como amigo era
fenomenal. Siempre que iba a España estaba pendiente de ver que me hacía falta
y a todas las corridas donde yo iba se preocupaba por conseguirme un pase de
callejón o un boleto o me invitaba a comer. Tenía un gran sentido de la amistad
y era agradecido".
Arturo Macías (matador de toros):
"Espero
poder estar mucho años alrededor de esa filosofía que me enseñó; de esa forma
de ver el toreo y de ver la vida. Para mí es uno de los pilares fundamentales
en mi vida. Su dureza como maestro me marcó; la aguante, primero, y la entendí,
más tarde. En el campo te obligaba a llegar a situaciones límite porque me
imagino que siempre estaba queriendo ver el fondo que tenías como torero y como
hombre. Y esta enseñanza de carácter y reciedumbre te servía después en la
plaza, sobre todo cuando enfrentabas grandes dificultades delante del toro con
mucha independencia. En mis comienzos como novillero estuve entrenando con él
un mes en España. Recuerdo que un par de días antes de que yo tenía mi boleto
de regreso a México fuimos a una ganadería y salió un toro tuerto, muy serio,
grande, con muchas complicaciones, y me dieron darle las tres. El toro me dio
una voltereta muy fuerte y Corbacho me dijo que me podía quedar un mes más
porque tenía cojones. A mí se me iluminó la cara y con chulería de torero le
pregunté que si me dejaba pegar otras once volteretas me dejaba quedarme todo
el año. A Antonio le gustó ese reto y me puse delante una y otra vez,
arrimándome como loco y superando con entrega cada voltereta hasta que el toro
me dejó inconsciente y me mandó al hospital. Antonio cumplió su palabra y me
dijo que me podía quedarme. A mí esa anécdota me marcó mucho, porque creo que a
partir de entonces comenzó a creer en que yo podía ser torero… Para él un
torero era un guerrero; un samurái; un hombre que nunca debe de dar lástima a
nadie y llevar la cara en alto, con dignidad; debe de ser orgulloso y no
dejarse mangonear y ser una persona digna. Antonio era un hombre que no te daba
coba; iba siempre con la verdad por delante, a veces de una manera descarnada,
nada política, y quizá por eso no le simpatizaba a mucha gente. Le agradecí
mucho que fuera a mi boda, porque no solía ir a eventos sociales, prefería
estar solo o con muy poca gente, así era como se sentía más a gusto. Su muerte
ha sido un duro golpe para mí porque nunca perdimos la comunicación y él
siempre estuvo muy pendiente de mi carrera".
Rodolfo Vázquez (ganadero):
"Antonio
deja una huella en el toreo por su concepto, que era tan personal. El era un
convencido de que había que abandonar el cuerpo y anteponer el querer ser
torero a todo, a tu propia vida, a tu familia, a tus amigos… a todo. A los que
enseñaba les pedía una atención máxima para que no se distrajeran en nada y
sólo vivieran para ser toreros. Les exigía tener la vocación a flor de piel y busca.
Había toreros que no estaban de acuerdo con esa disciplina tan férrea que
Corbacho imponía y a veces siento que llegaban a sentirse humillados, porque
era muy duro en sus formas. Trataba de inculcar a sus alumnos esa ambición por
ser toreros, y lo demás vendría con el tiempo. Les hablaba de ese privilegio
que tan pocos pueden alcanzar. Era un hombre un tanto desconfiado al principio,
por su mismo carácter seco y recio, pero ya que le aguantabas las primeras dos
embestidas, era entregado y noble como un toro bravo. Una vez que no tenía un
centavo, estando en un bar en España sacó un billete de cinco mil pesetas y se
lo ofreció al mesero para que se cobrara las copas, así de desprendido era
Antonio, que tenía un gran amor propio y era muy orgulloso, pero como amigo era
incondicional, un tipazo, lo quería mucho y lo voy a extrañar".
Jerónimo (matador de toros):
"Ante
todo, es una noticia mucho muy impactante. Antonio Corbacho fue un hombre que
en lo personal me apoyó mucho cuando estuve en España en los inicios de mi
carrera, una persona con una actitud muy diferente en cuanto al toreo. Siempre
te impulsaba a dar más de ti y tenía un concepto taurino muy bueno; vamos, era
un estudioso, tanto con el capote como con la muleta, y recuerdo, entre otros tantos
aspectos, que ponía mucho énfasis en los toques, cómo debían ser dependiendo
del comportamiento de cada toro. La verdad que Antonio fue parte importante
para mí y forjó parte de mi vida, así que esta noticia me impacta demasiado y
me duele, pues le tenía mucho cariño".
Ignacio Garibay (matador de toros):
"Antonio
fue para mí una persona muy importante y que sin duda ha marcado una época en
mi vida y en mi trayectoria, tanto en mi faceta de torero como en mi persona.
Me tocó compartir con él cuando yo estaba en plena juventud, así que se te
queda grabado en la mente todo lo que te dice una persona a la que admiras,
como yo siempre lo admiré, y con tanto conocimiento sobre esto del toro.
Conmigo, Antonio fue una persona dura y exigente, y quizá una de las cosas que
más le aprendí es ese punto que, para funcionar en esto de los toros, debes
estar dispuesto hasta perder la vida si es preciso. Creo que esta última frase
puede resumir muy bien a Antonio Corbacho".
Enrique Espinoza "El Cuate"
(matador de toros):
"Estoy
consternado con esta noticia, pues Antonio fue un personaje importante para mí.
Recuerdo que la primera vez que lo saludé fue en el rancho de Manolo Martínez y
ahí me vio torear. Quizá pocos saben que él, junto con el maestro Manolo, fue
mi apoderado en los inicios de mi carrera, ya que confío en mí y también me
ayudó en la campaña novilleril que hice en ruedos españoles. Corbacho fue un
ser humano con una personalidad recia, diferente y muy apasionado, siempre
preocupado por sus toreros. Recuerdo que una vez iba con Antonio de Saltillo a
la ganadería de Torrecilla y tuvimos un accidente en la carretera, pues se
volcó la camioneta y dimos dos volteretas; al final, festejamos el haber salido
ilesos. Un de tantas anécdotas que viví con Corbacho, al que realmente siempre
le tuve gran aprecio y agradecimiento".
Carlos Castañeda (ganadero):
"Era
un enamorado del toro bravo y por eso mantuvo estrecha amistad con varios
ganaderos, como Juan Pedro Domecq. Quería profundizar en el conocimiento del
toro, y pugnaba por un toro que fuera a más, que transmitiera mucho, aunque no
fuera fácil de torear. Como ganadero agradeces que un taurino o apoderado de su
talla piense así y nunca busque el camino fácil… En las tientas, cuando
desarmaban a un torero suyo, solía decirle a los otros que estaban en los
burladeros que no lo ayudaran, que se levantara y cogiera la muleta con su
propia habilidad. La enseñanza de esto era que un torero debía forjarse con sus
medios propios y tratar de salir adelante, inclusive de los momentos más
difíciles o apremiantes de su carrera, sin ayuda de nadie y con la seguridad en
sí mismo en una profesión tan dura… Nos gustaba mucho hablar de toros con él y
escucharlo porque siempre tenía una conversación sugerente. Podías estar de
acuerdo o no con lo que decía, pero los planteamientos que formulaba estaban
bien fundamentados y a partir de ahí se podía aprender, sugerir o cuestionar, y
eso resultaba muy interesante porque aprendíamos de sus conceptos".
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