CARLOS CRIVELL
Se anunció la corrida como un desafío ganadero entre Fuente Ymbro y Victorino, pero por separado, porque
la del ganadero de Galapagar se lidia hoy. Muy mal deben salir las cosas esta
tarde para que este desafío artificial no lo gane Victorino. Es imposible lidiar una corrida más mala que la que
ha soltado Ricardo Gallardo en La Malagueta a los ochos años de su gran
triunfo en 2005.
El desafío se preparó con mimo, pero los mimbres del ganado acabaron con
todo atisbo de emoción, competencia o desafío. Se procuró colocar a los toros
en el sitio donde se pudiera apreciar su bravura. Fue un empeño inútil. Fueron
al caballo por compromiso, no apretaron de verdad, alguno se fue suelto y todo
fue un quiero y no puedo que deja en
evidencia la realidad actual del toro de lidia.
No está el ganado bravo para muchos alardes, pero menos lo de Fuente Ymbro. Algunos se apagaron como velas viejas, otros
recortaron los viajes con peligro, y los
hubo que quisieron embestir mejor, como el quinto, pero declaró su
mansedumbre y falta de casta pronto. En aquella memorable ocasión de 2005 el
cronista tituló con la emoción de Fuente
Ymbro. Lo de ayer ha sido la tremenda decepción de la ganadería de Gallardo,
que debe reconsiderar el momento actual de su ganadería. Carencia total de
casta, mansedumbre y fuerzas mínimas. Es todo lo contrario a lo que se puede
esperar de esta divisa.
Ninguno fue bravo en el caballo. La corrida fue soporífera. Solo Daniel
Luque intervino en quites en los toros de Fandiño. El toreo de capa
estuvo ausente en la corrida. No se pudieron lucir los lidiadores por la mínima
condición del ganado. En la muleta, sólo la actitud de Daniel Luque
puede salvarse en un festejo que supone un tremendo varapalo para el ganadero
jerezano.
Daniel Luque mostró una actitud
encomiable durante toda la corrida. El primero de su lote era tardo y de viaje
mínimo. Luque le plantó cara con valor, se puso cerca y le robó pases
con la derecha de mucho mérito, simplemente porque el animal no puso nada de su
parte. Si no afloró el toreo de buen gusto, Luque se puso el traje de faena
para estar por encima del astado. Se pidió la oreja. Se conformó con la vuelta.
El sexto fue un mulo. Apagado, rebrincado, sin una embestida
aprovechable, Luque anduvo cerca
de su anatomía, pero esta vez ni se podía atacar al animal, un verdadero buey
de carretas.
Salvador Vega pasó casi de puntillas por
la corrida. El que abrió plaza era soso y sin clase. Vega lo intentó sin
posibilidades. El cuarto era otro toro de poca clase que se revolvía en una
loseta. Ahora el torero malagueño apareció desmotivado, colocado al hilo, muy
defraudado porque su tarde se marchaba en blanco.
Iván Fandiño tampoco mostró su mejor
faceta. Es cierto que el primero de su lote,
cinqueño largo, fue el toro más peligroso del encierro, de ideas
aviesas, como toro viejo y resabiado. Sería bueno saber en cuantos corrales ha
dormido el llamado «Inventor». O
cuantos embarques llevaba encima. Fandiño hizo una faena de aliño.
Con el quinto parecía que podíamos ver en Málaga al buen Fandiño,
pero fue algo fugaz. El toro se arrancó de largo en dos tandas en las que el
torero vasco corrió bien la mano, pero
todo duró un suspiro. El toro se fue a las tablas. No quería embestir y nunca más lo hizo. Con la espada
anduvo aperreado Fandiño. No tiene suerte en La Malagueta. En el recuerdo, un cornadón hace dos años en una
nocturna de mal recuerdo.
El desafío sigue esta tarde. Será difícil que la de Victorino no mejore el desastre de una
ganadería que ha logrado, por sus éxitos anteriores, el prestigio entre la
afición. Lo de ahora ya no se sabe a qué corresponde. Lo menos que se debe
exigir a esta ganadería es la casta, esa cualidad que provoca la emoción. Y en
esta corrida de ayer, en lugar de emoción, lo que hubo fue una tremenda
decepción.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Fuente Ymbro,
desiguales de presencia, 3º y 4º de poca presencia, de mal juego por
falta de casta, pocas fuerzas y
masedumbre. El segundo, peligroso. Saludó Víctor Nieto en banderillas.
Salvador Vega, blanco y oro, media estocada y descabello (silencio). En el
cuarto, pinchazo, estocada y tres
descabellos (silencio).
Iván Fandiño, turquesa y oro, dos pinchazos y descabello (silencio). En el
quinto, pinchazo, estocada baja y dos
descabellos (silencio).
Daniel Luque, negro y oro, estocada (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada (silencio).
Plaza de toros de Málaga, 2ª de Feria. Media plaza.
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