La
corrida del 5 de febrero de 1947 coincidió con otro rompimiento
XAVIER
GONZÁLEZ FISHER
La corrida del 5 de febrero en la Plaza México,
planteada como el eje de la temporada taurina de la capital mexicana es un
asunto bastante reciente. Antes de 1995 y sin contar la tarde de la
inauguración, apenas se habían dado diez corridas en esa fecha que ahora es tan
emblemática.
Resultaba evidente que, de no coincidir la fecha
con un domingo, no habría toros en el día del aniversario de la plaza,
independientemente de que durante muchos años era día inhábil a nivel nacional.
De los festejos celebrados en ese lapso, cinco fueron en domingo (1950, 1956,
1961, 1967 y 1984), dos en miércoles (1947 y 1992) y uno en lunes (1979),
martes (1991) y viernes (1993). Me queda claro que celebrar el
"cumpleaños" de La México no tenía carta de naturalidad.
Es a partir de la gestión del escenario que hace
el inefable Rafael Herrerías, cuando en torno al cincuentenario del mismo, que
la corrida del 5 de febrero se organiza con regularidad anual. Hace apenas
veintiséis años pues, que se puede considerar a este festejo como un
acontecimiento fijo en la Temporada Grande del coso de Insurgentes y en la
temporada taurina de México. Tan es así, que en los setenta y cinco años que ha
cumplido la plaza, solo se han dado 37 corridas en la fecha, las veintisiete
que corren a partir de 1995, esas sí, de forma consecutiva e ininterrumpida
hasta el día de hoy, debido a la pandemia.
El primer aniversario
Para el 5 de febrero de 1947, don Antonio Algara,
gerente de la empresa encargada de los destinos de la México ofreció un cartel
que en el papel se veía interesante, pues propuso un encierro de ocho toros de
La Laguna para Joaquín Rodríguez "Cagancho", Jesús Solórzano,
Emiliano de la Casa Morenito de Talavera y Gregorio García. En la combinación
se reunían dos parejas de toreros de significativas afinidades, los artistas y
los estetas del segundo tercio.
Para Cagancho y El Rey del Temple era su
presentación en la temporada y además este último, era "nuevo en esta
plaza". Morenito de Talavera reaparecía después de la tarde de su confirmación
el 17 de noviembre de 1946, en la que cortó una oreja al 5o. de la tarde que
mató por Fermín Rivera quien fue herido por el 3o. Completó el cartel Luis
Castro "El Soldado". Ese día se lidiaron toros de Coaxamalucan.
Por su parte, Gregorio García volvía después del
triunfo que tuvo el 1 de diciembre de 1946, cuando alternó con Lorenzo Garza y
Manolo Escudero con toros de La Laguna. Con el 3o. de la tarde,
"Pimiento", realizó una gran faena que no remató con la espada, dio
dos vueltas y salió a hombros.
No está de más hacer notar que el festejo se dio
entre un turbulento ambiente generado por las idas y venidas de los
representantes sindicales de los toreros de España y México. El intercambio
restablecido apenas un par de años antes, pendía de un hilo.
La corrida y su resultado
La entrada a los tendidos fue paupérrima, al
final, en esos días, era una más de las corridas de la temporada, que si bien,
en el papel tenía su interés, no llevaba a ninguna de las figuras del momento.
El triunfador de la tarde fue el potosino Gregorio García, quien venía embalado
y se impuso a toros y alternantes. La relación que aparece en el ejemplar del
semanario "El Ruedo", publicado en Madrid el 13 de febrero de 1947,
entre otras cosas se asegura lo siguiente:
"Para celebrar el primer aniversario de la
Plaza Monumental de Méjico se corrieron en dicho coso taurino ocho toros de La
Laguna. Con excepción de la última, las reses fueron sosotas. Carancho fue
aplaudido en su primero por su labor con el capote. Hizo a este toro faena
breve, y le mató de media tendida, fue ovacionado y salió al tercio. En el
quinto hizo faena pinturera y mató de media buena. Oyó aplausos. Jesús
Solórzano no hizo nada notable en el segundo. Brindó la faena del sexto a
Domecq, y cuajó una faena valiente y adornada, que remató con un pinchazo y una
entera desprendida. Fue ovacionado y saludó desde el tercio. A Morenito de
Talavera se le ovacionó por cuatro verónicas y media y por un quite por
chicuelinas en el tercero. Cogió las banderillas, a petición del público, y
puso dos pares al cuarteo y uno al sesgo, magníficos. Se lució con la muleta y
mató de un estoconazo. Fue ovacionado con entusiasmo.
En el séptimo cogió banderillas y se las ofreció a
Gregorio García. Los dos se lucieron en cuatro colosales pares y tuvieron que
salir al terció a saludar, Morenito hizo brillantísima faena por naturales,
molinetes y derechazos. Perdió la oreja porque, después de entrar a matar dos
veces, acertó d descabello al tercer intento. Fue ovacionado con entusiasmo.
Gregorio García se lució con la capa y con las banderillas en el cuarto. Hizo
faena variada y brillante, pero sin ligazón, y mató de una atravesada y varios
intentos. En el octavo estuvo colosal con la capa. Ofreció banderillas a
Morenito, y los dos se lucieron en este tercio. Gregorio García aprovechó las
buenas condiciones del toro y cuajó faena por naturales, en redondo y adornos,
para una buena estocada. Cortó la oreja y fue sacado en hombros…".
No relaciona la actuación de Jesús Solórzano, sin
embargo, en la edición de "El Siglo de Torreón" del día siguiente al
del festejo, se comenta que fue aplaudido por su toreo de capa únicamente.
Así pues, es Gregorio García el que corta el
primer trofeo en una corrida de aniversario, al toro "Hilandero" de
La Laguna, y es también el primero en salir en hombros de la plaza en un
festejo de esa naturaleza.
Al día siguiente…
Tras de la corrida se anunció la ruptura de
relaciones entre las torerías de España y México. Los diestros hispanos no
volverían a actuar en ese ruedo sino hasta el 25 de febrero de 1951, cuando se
celebraron "corridas de la concordia" en México, Madrid y Barcelona.
Las cosas estaban "agrias" desde un año
antes cuando se acusó a Manolete de no querer torear la corrida de la
"Rosa Guadalupana", no obstante haber sido anunciado, y eso no
contribuyó a la mejora de las cosas que un grupo de diestros hispanos que no
hicieron campaña en estas tierras encabezados por Antonio Bienvenida, Luis Miguel
Dominguín y Juan Belmonte Campoy, invocando "falta de reciprocidad",
para que se diera por terminado el primer convenio firmado por ambas partes en
1944.
Aunque el propio Manolete y otro grupo de toreros
hispanos intentaron reparar las cosas, al final, en junio de ese 1947, los
toreros mexicanos que estaban en España – entre otros los matadores Fermín
Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Arruza, Ricardo Torres, Cañitas, Manuel
Gutiérrez "Espartero" y Antonio Toscano y los novilleros Pepe Luis Vázquez
y José Antonio "Chatito" Mora – tuvieron que regresar, pues ya no se
les permitió seguir actuando allá.
La consecuencia de ello fue que para Morenito de
Talavera, este festejo fue el último que toreó en la Plaza México; Cagancho
volvería una última vez el 24 de enero de 1954 a despedirse, alternando con
Rafael Rodríguez y Pedrés y toros de La Laguna. Jesús Solórzano tendría un par
de tardes más, pues regresaría el 16 de noviembre de 1947 con Alejandro Montani
que confirmaba y Gregorio García con toros de Carlos Cuevas y terminaría su
andar por los ruedos el 10 de abril de 1949 con Luis Procuna y Rafael Rodríguez
y toros de Matancillas y La Punta.
Gregorio García, por su parte, pudo capitalizar el
par de triunfos de esa temporada del inicio de 1947. En el ciclo 1947 – 48
torearía 5 tardes; en la 48 – 49, una y terminaría su paso por la gran plaza el
20 de marzo de 1952. Siguió en los ruedos hasta el año de 1965.
En resumen
Si algo tuviera que agradecerle la fiesta de los
toros a Rafael Herrerías sería la institucionalización de la fecha del 5 de
febrero como eje de la temporada capitalina, que fue su único logro en más de
23 años de gestión del coso. El problema, desde mi punto de vista, es la manera
en la que planteó la situación, porque para realizar una gran celebración,
sacrificó el contenido y esencia de lo que es la temporada en sí misma.
Una plaza de temporada no puede depender de una
sola fecha de su calendario, la que en todo caso debería ser el punto de
llegada de lo más destacado de un ciclo equilibrado, constante y atractivo para
el aficionado. La celebración de algo que se convirtió en lo que los millenials
llaman un "happening", y no puede ser el eje y el cimiento de algo
más amplio y tradicional como es una temporada de toros.
Hoy, 75 años después, la plaza está cerrada. No
hay condiciones para festejar su aniversario cual debe ser, con una corrida de
toros, pero no hay mal que dure cien años… ¿Aguantaremos nosotros?
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