"...sucede
allá en España. ¿Y en México? De momento, nada..."
JUAN
ANTONIO DE LABRA
El llamado "Comité de Crisis" de la
Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) se reunió
durante dos largos días en Salamanca, con la finalidad de tomar acuerdos y
ejecutar diversas decisiones respecto a la temporada española 2021, lo que sin
duda era un asunto tan necesario como urgente.
En las notas periodísticas publicadas sobre este
esperanzador encuentro, se afirma que la campaña taurina 2021 no se parecerá en
nada a la de 2019 y, evidentemente, estará más cerca de ser como la del año
anterior. La intención es "salvar los muebles" y adaptarse a la
actualidad impuesta por la pandemia, que en España ha arrasado con las grandes
ferias taurinas.
Y parece que al fin los estamentos que conforman
la Fiesta se van a poner de acuerdo para hacer un rescate ordenado –y esperemos
que equitativo– de un espectáculo que ha sido vapuleado por el coronavirus, tal
y como ha ocurrido con otros sectores que se dedican al entretenimiento, mismos
que se han visto obligados a reducir su actividad casi a los mínimos.
Dicen que dejarán atrás los intereses personales,
esos que tanto han dañado a la Fiesta de manera inmemorial, sobre todo cuando
los grupos de poder han intentado dominar y/o someter a quienes no comulgan con
su forma de ver el negocio. Si acaso esto llegara a darse, será el logro más
importante conseguido en décadas.
Eso está muy bien… pero sucede allá en España. ¿Y
en México? De momento, nada. Aquí prevalece el inmovilismo, salvo por contadas
y valiosas excepciones. El resto se ha sentado a ver pasar la pandemia sin
intentar más cosas nuevas, sobre todo ahora que el terreno está abonado para
equivocarse sin miramientos de ninguna índole, y tratar de adaptarse a lo que
hay, y no a lo que debería haber.
Y si la pandemia le ha inferido una cornada grave
a la fiesta de los toros, los buitres del animalismo ya rondan su cielo, con
una actualidad agravada por las circunstancias de la crisis económica y la
efervescencia política generada por las elecciones del próximo 6 de junio.
Se trata de un panorama negro, como lo que
ocurrirá hoy en Puebla; como esa noche en la que la Fiesta se sumió desde marzo
del año anterior, con algunos chispazos aislados de ingenio, sólo unos cuantos,
que lamentablemente no han servido para configurar el liderazgo que tanta falta
hace para sacar a la tauromaquia adelante.
Y no se trata de ser negativos, sino realistas.
Porque nada va a ser igual después de esta pandemia, y si aquellos que se
dedican a organizar festejos taurinos no lo entienden así, con el propósito de
realizar una adecuación a los tiempos que se nos vienen, permanecer tan faltos
de ideas y soluciones emergentes, será la puntilla.
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