lunes, 1 de febrero de 2021

OBSERVATORIO TAURINO - En un mundo normal...

Los primeros capítulos de la temporada siguen cancelándose mientras cunde el desánimo. La actual expansión de la pandemia no permite hacerse demasiadas ilusiones
 
ÁLVARO R. DEL MORAL
Diario EL CORREO DE ANDALUCÍA
 
En un mundo normal no quedarían más de dos semanas para conocer las combinaciones oficiales de la Feria de Abril y el abono de la temporada maestrante. Seguramente aún andaríamos inmersos en las quinielas de toros y toreros, en quién mata ésta o aquella corrida; en la ausencia de tal torero o en el gesto de otro... Ya se habría desvelado el cartel pictórico de la temporada –la Maestranza sí lo ha encargado, desveló Luis Manuel Halcón- y estaríamos esperando las primeras tardes tibias de la Cuaresma inminente sabiendo que se acerca un tiempo nuevo...
 
Pero nada será así. Y aunque ya se ha hablado de toreros, ganaderías y hasta fechas la única verdad es que las fichas siguen cayendo con efecto dominó. Ya contamos que se había suspendido el ciclo de Valdemorillo; que se había aplazado sine die la feria de Olivenza y que se contemplaba llevar hasta finales de junio la Magdalena de Castellón. Las Fallas, que gravitan en torno a San José, también podrían organizarse a comienzos de julio si prosperase la idea de llevarse la propia fiesta del fuego hasta esos días veraniegos. Pero todo está por ver... En Sevilla, mientras tanto, se sigue contemplando con inevitable escepticismo el desarrollo de los acontecimientos.
 
¿18 de abril?
 
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, convocó el pasado martes a los sectores afectados por la suspensión de los fastos abrileños. Entre los damnificados, lógicamente, se encuentra la empresa Pagés que lleva sin poder dar toros desde el 12 de octubre de 2019. En fin... Ramón Valencia no faltó a ese encuentro en el que anunció de forma más o menos oficiosa la intención de inaugurar la temporada el 18 de abril, domingo, una fecha que en aquel mundo normal que ya nos parece tan lejano tenía que haber coincidido con la primera jornada ferial.
 
El caso es que el tiempo y la tempestad de la pandemia –estamos radicalmente peor que hace un año- siguen apremiando mientras se aleja la posibilidad de poder abrir la plaza a ese 50% de su aforo que el gerente de Pagés había marcado como mínimo asumible. Hay buenas palabras por parte de las autoridades autonómicas a las que, al fin y al cabo, tocará llegado el caso autorizar el asunto. Pero cuando se habla del tema, por las esquinas del toreo todo el mundo menea la cabeza. Pronto habrá que pensar en un plan B.
 
Y de Sevilla, a Pamplona. Su alcalde ya ha verbalizado lo que todo el mundo sabía. Será “dificilísimo” que puedan celebrarse las fiestas de San Fermín. El maridaje de jarana, encierros y corridas es inseparable en Pamplona. Sería absurdo pensar en un ciclo taurino separado del temblor de la bajada matinal de los toros y el inigualable ambiente callejero de la capital pamplonica...
 
¿Seguimos contando? Al estrenar el mes de febrero las certezas son tozudas. Será muy complicado que haya toros –ni toros ni nada- en la triste primavera de 2021. Y mejor no hablar del verano. No hay vacunas ni planes para ponerlas. Las cosas están mal, rematadamente mal. Hay un velo de indisimulada tristeza en esas calles de persianas bajadas y toque de queda mientras el ejército de paniaguados que nos gobierna sigue empeñado en derrotar nuestra convivencia. La cuenta de muertos es algo más que una estadística. Ése es el auténtico panorama. ¿Toros? Qué toros...
 
De Barceló a Manolo Salinas, pasando por Pepe Moya
 
Los aficionados lo recordarán con nitidez. El cartel pintado por Miquel Barceló para anunciar la temporada taurina 2008 se encontró un evidente rechazo que se unió al gafe de aquella temporada de suspensiones y escándalos ganaderos. No es momento ni lugar para contextualizar el cuadro dentro de las series africanas del creador mallorquín pero lo cierto y verdad es que aquello no funcionó.... Resumiendo: el personal estaba de uñas y la corporación maestrante, con su teniente a la cabeza, no podía disimular su inquietud cuando encargó el cartel anunciador de la siguiente temporada al pintor sevillano Manolo Salinas, recentísimamente fallecido por culpa del maldito covid.
 
El cartel, finalmente, se presentó el 11 de diciembre de 2008 con el protocolo habitual. Guajardo desveló en aquel acto que había pasado “más miedo que Salinas” al concertar el encargo. “Le pedí que cuando tuviera el boceto me llamara antes de seguir pintando”, reconoció el gran teniente de Hermano Mayor que fue Alfonso Guajardo-Fajardo. No faltó la fina ironía del propio Salinas, presente en el acto, señalando que el cartel había sido realizado con “gran entusiasmo y pensando que quería seguir vinculado a la ciudad”.
 
El propio pintor sevillano advirtió que aquel rotundo toro en blanco y negro –alejado del cromatismo habitual en su obra- había un “lapsus” dentro del estilo de su trayectoria. Pero acabó abriendo una serie vinculada al premio Manuel Ramírez del diario ABC y a su patrocinador, el empresario, mecenas y ganadero Pepe Moya Sanabria que escogió esa serie taurina de Salinas para acompañar la pastora que apoquinaba al ganador del galardón. Ambos nos han dejado en este enero nefasto que ya ha pedido la cuenta. Descansen en paz.

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