CARLOS RUIZ
VILLASUZO
Escribimos hace unos días que la mejor subvención
es el mejor pliego de condiciones para gestionar una plaza. Faltó añadir que la
mejor ayuda es dejar al toreo trabajar. Comienza a ser bastante evidente que
hay un temor extraño a no igualar, en ninguna Comunidad, al toreo con el resto
de los sectores culturales. En Castilla La Mancha se ha aprobado que el deporte
pueda celebrar eventos al 50% sin restricción del aforo. En los toros, el 50%,
pero con un máximo de 500 personas, lográndose la cuadratura política del
círculo, pues resulta que la mitad del aforo de una plaza, grande o chica,
siempre es el mismo: 500.
Extremadura sólo admite como máximo a 200
espectadores, en un agravio comparativo con el fútbol: un partido en la capital
de Badajoz, este domingo, contó con 3.000 espectadores. Mientras en Madrid el
mundo de la cultura con cines, teatros, conciertos, salas de exposiciones… se
reactivó desde septiembre, con aforos bastante prometedores en todos
escenarios, se desconoce dónde y cuándo y cómo volverán los toros a esta
Comunidad.
Anótese que todos estos recintos son cerrados, al
contrario que los toros. La Delegada de Cultura del Ayuntamiento, Andrea Levy,
ha hecho públicas posibles medidas para reactivar la actividad de los
conciertos al aire libre.
‘Mientras en Madrid el mundo de la cultura con cines,
teatros, conciertos, salas de exposiciones… se reactivó desde septiembre, con
aforos bastante prometedores en todos escenarios, se desconoce dónde y cuándo y
cómo volverán los toros a esta Comunidad’
Da la sensación de que los festejos taurinos son
un ‘caso aparte’ en cualquier parte o Comunidad. Sea ésta ‘amiga’ o ‘enemiga’,
en cuanto a color político de sus administraciones. Y da la sensación que, amén
de estrategias de unidad, se están gestionando aforos y normas con la espera de
quien debe hasta de callarse, en una especie de no hacer ruido porque mejor no
hacerlo para lograr un buen trato. Léase aforo, permiso o subvención. Es una
estrategia, pero que nadie diga que hay una estrategia del toreo, sino una en
cada lugar o incluso en cada plaza.
Porque da la sensación de que existe una
estrategia en los gestores del toreo, ANOET, Comité de Crisis, FTL, de no
menear nada. Parece que hubiera un pacto ‘secreto’ con las administraciones,
Juntas de las Comunidades, Gobierno central, que desconocemos. Eso será.
Admitiendo la muy baja calidad del periodismo taurino, sobre todo desde el
raiting que le concede el propio sector, puede que existan esos pactos con las
administraciones y que el gremio al que pertenezco no se haya enterado. El pacto
o los pactos desconocidos por la prensa, serían una gran noticia para el
‘sector’ y sería una pésima noticia para la prensa, porque no se entera de lo
que hay. Ojalá sea lo segundo. Que haya acuerdo y, la prensa, a por uvas.
Algo que haría juego con la valoración paupérrima
que el ‘sector’ tiene con este periodismo especializado. Aspira el ‘sector’ a
salir en los medios ‘generalistas’ como actividad ‘normalizada’, sin caer en la
cuenta de dos cosas. Una, que no lo logran. Dos, que la prensa ‘generalista’,
en cuanto a toros, vive y se empapa de la especializada en tauromaquia. Además,
la prensa (ni la generalista ni la especializada) no ha entrado en la Gira de
Reconstrucción ni como sujeto activo (para reconstruirla) ni como sujeto pasivo
(ser reconstruida). Mientras todos los sectores, desde el de la hostelería
hasta el del teatro o el circo (fíjate, el circo), mantienen una fluidez de
reuniones y contactos con la prensa, en el mundo del toreo, cero.
‘Da la sensación de que existe una estrategia en los gestores
del toreo, ANOET, Comité de Crisis, FTL, de no menear nada. Parece que hubiera
un pacto ‘secreto’ con las administraciones, Juntas de las Comunidades,
Gobierno central, que desconocemos’
Tras un año de pandemia, que se sepa públicamente,
no ha habido la más mínima intención del ‘sector’ en reunirse con la prensa y
trazar un plan de comunicación, debatir alguna idea, buscar alguna aportación.
Tomar un café. Un ‘hola, qué tal’. Es el único sector que no lo ha hecho. Las
gentes de las otras ‘culturas’ y sectores mantienen de forma oficial y
oficiosas reuniones, mesas de trabajo desde el arranque de la Covid-19.
Entiendo que no lo hagan con el periodismo especializado, que no cuenta.
El papel actual del periodismo taurino consiste
en:
a) Publicar la nota de prensa (algunas de
lamentable redacción, contenido esotérico y copiada al Partido Regeneracionista
de la Vida de Brian que decía lo siguiente: se celebró una asamblea en la que,
tras serio debate, se acordó la fecha de la próxima asamblea.
b) No aportar nada coherente. Porque si lo
aportado es válido, al no salir ‘de dentro’ no lo van a tener en cuenta. O lo
tendrán (así lo han hecho muchas veces) un año o dos más tarde y con un jineteo
muy malo. Se recomiendan aportaciones estúpidas que serán tratadas con la
máxima diligencia y gratitud.
c) No discrepar de las notas de prensa. Si se
discrepa eres un anti taurino.
Un papel de ‘obediencia debida’ de la que, si
puede ser y no lo tienen a mal, discrepamos. Porque, una cosa es darse coba y
otra, ronear de lo que no se tiene. Nos conocemos en este mar chico y,
admitiendo que de este lado de la orilla los cocientes intelectuales de nuestro
ecosistema son justitos (propios de las Universidades Públicas españolas)
convengamos que en la otra orilla tampoco se ve un derroche medioambiental de
capacidades tituladas en Oxford o en Cambridge. Descendientes de Sócrates no
hay, mas bien andan con lo justo para ir tirando.
‘La verdad, un año después del inicio del desastre, más allá
de una ‘gira’ de reconstrucción con dinero de subvenciones públicas y con
dinero de la televisión, se desconoce acuerdo, pacto, paquete de medidas dentro
de todos los gremios del sector para reactivar el toreo’
Me pregunto, no obstante, qué saldría, después de
un año de peste, una reunión, una mesa de trabajo, un acercamiento de los
periodistas con su escasa sabiduría de universitarios públicos y los gestores
del toreo con sus capacidades adquiridas incuestionables por obediencia debida
al toreo. Oye, a lo mejor hasta salía un acuerdo de comunicar, de trasladar a
aficionados y al público en general que se quiere hacer. Filtrar desde este
periodismo a los ‘generalistas’ lo que el toreo tiene en mente. Tratar de
orientar el esfuerzo de cada palabra hacia el mismo fin.
La verdad, un año después del inicio del desastre,
más allá de una ‘gira’ de reconstrucción con dinero de subvenciones públicas y
con dinero de la televisión, se desconoce acuerdo, pacto, paquete de medidas
dentro de todos los gremios del sector para reactivar el toreo. Casi metidos en
marzo, se sabe que va a haber otra gira de reconstrucción con el aporte de
Canal Toros de Movistar. Se dice que sin figuras o distinta a la del año
pasado. Puede que no se aspire a que haya permisos de aforos grandes porque la
tele costea el asunto.
Pero la ‘tele’ no puede estar en todas partes. La
tele y su dinero (se comenta que hay presupuesto de movistar para unos 80
festejos este año) no tienen el don de la múltiple ubicación en tiempo espacio.
Por tanto, se hace necesario, este año más que nunca, un trato de igualdad con
otras actividades culturales en cuanto a medidas y aforos permitidos. Pregunto:
¿el dinero de las subvenciones va a provocar la obediencia debida a los aforos
discriminativos? ¿Existe un pacto con las/la administración u administraciones
como se dijo en su día (en los días del codazo con Uribes) que había, o el
pacto es el mismo que entonces? Es decir, una tomadura de pelo.
¿Existe de verdad una unión del sector para
afrontar esta crisis con nuevos acuerdos de relaciones económicas en sus
costes? ¿Existe un plan que no sea el de lograr subvenciones para dar festejos
con los mismos costes y parámetros que hay ahora? ¿La unión es para repartir de
la mejor manera dinero de la tele y subvenciones o para hacer que no sean
absolutamente necesarias subvenciones y dinero de la tele? ¿Qué plan hay para
cuando no haya pandemia ni subvenciones? Porque, de momento, lo que se palpa es
un trato discriminatorio de las normativas que van saliendo sin que el sector
diga nada. Y entendemos (incluso desde nuestra incapacidad intelectual de
periodistas) que, por ese acuerdo invisible o, simplemente, porque hay que ir a
pedir ayudas y subvenciones, no puedan alzar la voz. Pues que no lo hagan.
¿Saben quién puede hacerlo por ellos? La prensa.
Un día de estos, si eso y tal, se reúnen prensa y
sector y nos tomamos un café. No para hablar de toros ni de estrategias. No
somos tan osados. Doctores tiene la Iglesia y cum laude en la gestión del
toreo. Faltaría más. Digo. Tomarse un café para hablar de café. O de la taza
del café. / MUNDOTORO
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