jueves, 11 de febrero de 2021

Falleció el ganadero Luis Alfredo Echenagucia, del hierro de Los Marañones

Este jueves víctima de un ACV hemorrágico
Don Luis Alfredo Echenagucia (der.) junto a don Andrés Miguel Velutini (izq.), en la plaza de tientas de lo que fue la ganadería Los Marañones. Foto: RDV
 
RUBEN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
 
Víctima de la rotura de un aneurisma cerebral diagnosticado recientemente, mientras estaba en recuperación de COVID, este jueves en horas de la mañana ha fallecido el ganadero de reses bravas, don Luis Alfredo Echenagucia, quien en sociedad con don Andrés Miguel Velutini, formaron el extinto hierro de Los Marañones.
 
Ha sido y fue Luis Alfredo Echenagucia todo un personaje de la fiesta brava venezolana, esa misma que vivió en su máxima plenitud desde comienzos de la década de los ’80 cuando comenzarían en sociedad con Velutini la gran apuesta por la cria del toro bravo venezolano, y en especial por la sangre Santa Coloma, a través de la formación de la ganadería Los Marañones, la misma que tuvo sus orígenes en las amplias y calurosas sabanas de Achaguas, en pleno llano apureño.
 
Afable, amigo de sus amigos, buen padre, abierto a los consejos, así como un gran conversador del toro bravo, tal y como le define el veterano aficionado Manuel Zafrané, Luis Alfredo Echenagucia era primo hermano de don Orlando Echenagucia, propietario de la igualmente extinta ganadería de La Cruz de Hierro, que así mismo fue el bastión más prolijo de sangre Saltillo que ha llegado a Venezuela, vía Garfias, con los mismos comienzos santacolomeños, que le dieron personalidad y respeto a sus pupilos en las principales plazas de toros del país.
 
Ambos hierros pastaron en las empinadas montañas merideñas de El Molino, desde comienzos de la década de los ’90, donde dieron rienda a su vasta afición, seleccionando un tipo de toro para toreros con la técnica y entrega del toro con edad y el trapío que imponía respeto.
 
Desde estas líneas nos unimos al dolor de la perdida de una gran persona, a quien se le debe también el haber escrito con letras doradas la historia contemporánea del toreo en el campo bravo venezolano.
Más acentuada sus influencia ibarreñas, los toros de Los Marañones se caracterizaron por su encastado comportamiento. Foto: Eduardo Torín

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