MANOLO
MOLÉS
Redacción APLAUSOS
Vivimos en el alambre. No hay nada claro, ni
fechas ni soluciones; lo que hay son muchos sueños y una esperanza cada vez más
variable. Ya estamos en febrero, que será otro mes en la oscuridad. Y pinta
parecido marzo, que llevará las ferias de Castellón y Valencia a la esperanza
de que debuten en julio los toros y las fallas. Del mal el menos pero “cuán
largo me lo fiáis”, cuya expresión encontrarás en El Quijote, en El Burlador de
Sevilla y otras obras con el “cuán largo me lo fiáis amigo Sancho”. Pero no queda
otra como no sea la esperanza y los milagros.
Floro sigue su línea de silencio y prudencia, pero ahora
mismo es una garantía de conocimiento para la empresa y para la fiesta
Sevilla parece que se abraza a dos fines de semana
de abril y ya nos daríamos con un canto en las ganas de que esto arranque. Y
Madrid está a la espera, paciencia, tranquilo, Simón anda ahora con la madurez
y la seguridad de que para dar toros en Madrid tiene que venir todo de cara.
Tiene el empresario la libreta llena de posibilidades pero va a ir de la mano
de la lógica y de la Comunidad. Hablo con el gran Floro (más conocido por
Florito) y está todavía confinado con sus bueyes en tierras de Castilla. Floro
sigue su línea de silencio y prudencia, pero ahora mismo es una garantía de
conocimiento para la empresa y para la fiesta. Floro llegó a Madrid de la mano,
ya ha llovido, de don Manuel Chopera que le trajo de su Talavera de la Reina.
Lo siguiente fue una larga vivencia con los Lozano. Sobre todo con José Luis.
Eran uña y carne. Y valían más por lo que callaban que por lo que hablaban. La
tercera experiencia fue con José Antonio Chopera, otro taurino con pedigrí
importante. El vasco, listo, le dio a Floro vía libre en el campo y en las
cuitas con los veterinarios y la autoridad. José Antonio, un personaje de
leyenda, puso en su despacho de Las Ventas una foto de Florito de novillero
saliendo a hombros.
Simón, a unos gustará más y a otros menos, es posiblemente
uno de los empresarios con más oficio y sueños de una fiesta más abierta, más
plural, más pensando en el futuro, menos arcaica, más al día, con la mirada
puesta en lo venidero
Y Simón Casas, que compartió Madrid con alguno de
los anteriores, llegó a las ventas con Rafael García Garrido. Simón, a unos
gustará más y a otros menos, es posiblemente uno de los empresarios con más
oficio y sueños de una fiesta más abierta, más plural, más pensando en el
futuro, menos arcaica, más al día, con la mirada puesta en lo venidero. Por
cierto que Simón, que vive una etapa de madurez como gestor, va a necesitar que
la temporada en Madrid, que será mucho más breve de lo normal, tenga el
suficiente interés para que la plaza llene todo lo que permita la autoridad. De
todos modos vamos a vivir varias sensaciones. Por una parte, a ver cómo y cuándo
abren las grandes plazas. Y por otra, ahí están, y me agrada, los que pelean
contra viento y marea, y en cualquier respiro te montan una corrida o una
feria. Los Alberto García, Carmelo, Garzón, etc. Una estirpe necesaria. Y un
dolor: el de los ganaderos. Salvador Cebada me dice: “Teníamos ochenta toros.
Todos al matadero”. Si los ganaderos cierran, todos los demás sobramos. Tomen
nota.
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