Representante
de los toreros
Durante
14 años, el contador público estuvo al frente de la Asociación Nacional de
Matadores de Toros y Novillos
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial para
VUELTA AL RUEDO
La reciente madrugada de este viernes 12 de
febrero de 2021 dejó de existir en su domicilio de la Ciudad de México, a los
78 años de edad, quien fuera representante de los toreros a través de la
Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, el contador público don
Pablo Valle, a consecuencia de una insuficiencia renal.
Todo se debe a que luego de varios días su estado
de salud se complicó notoriamente por la diabetes que padecía desde hace dos
años, quien de igual manera se dedicara al mundo de la música integrando un
cuarteto tradicional.
Pablo Aurelio Valle y Torres nació el 12 de marzo
de 1942 en la Ciudad de México. Contador Público de profesión y gran taurino,
fue representante ejecutivo de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y
Novillos (ANMTyN) durante 14 años, es decir, de 1978 a 1992.
Se recuerda que en 1985 el entonces regente de la
Ciudad de México, Ramón Aguirre Velázquez, donó parte del terreno donde se
encuentra actualmente la Asociación de Matadores, en la calle de Atlanta #133,
en la colonia Nápoles, aledaño a la Monumental Plaza México y que el mismo
Pablo Valle fuera el encargado de recibirlo tras haber tenido la anterior
oficina en un departamento de un edificio ubicado de la calle de Holbein (ahora
Eje 6), igualmente cercana al gran coso de Insurgentes.
Entre otros detalles, durante la gestión de Valle
y Torres cobraron importancia las Corridas del “Estoque de Oro” en Tijuana,
Baja California, además de ser la época en la que las juntas de comité las
celebraban los respectivos apoderados de los matadores como José Chafik por
Manolo Martínez, Manuel Lourdes Camino por Curro Rivera, el ingeniero José
Abedrop por Mariano Ramos y José Manuel Espinosa por Miguel Espinosa “Armillita
Chico”, entre otros.
El cuerpo de don Pablo Valle fue cremado y sus
cenizas depositadas en la cripta familiar. Deja a su viuda, doña Virginia Vázquez
y a sus hijos Víctor Madai y Bladimir Mauricio. Desde aquí enviamos nuestras
más sinceras condolencias. Descanse en paz.
DATO
En 1985, el entonces regente del Distrito Federal, Ramón
Aguirre, donó parte del terreno donde se encuentra actualmente la Asociación de
Matadores
Venezuela
taurina de luto: Don Luis Alfredo Echenagucia pierde la vida
Víctima
de una complicación cerebral, el amable personaje fue propietario de la
desparecida y afamada ganadería de Los Marañones
Nuestro colega y amigo Rubén Darío Villafraz nos
informa con profunda pena desde Venezuela que a causa de la rotura de un
aneurisma cerebral (ACV hemorrágico) diagnosticado recientemente, mientras
estaba en recuperación del Covid-19, el reciente jueves 11 de febrero de 2021
en horas de la mañana ha fallecido el ganadero de reses bravas, don Luis
Alfredo Echenagucia, quien en sociedad con don Andrés Miguel Velutini, formaron
el extinto hierro de Los Marañones.
Ha sido y fue Luis Alfredo Echenagucia todo un
personaje de la Fiesta Brava venezolana, esa misma que vivió en su máxima
plenitud desde comienzos de la década de los 80 cuando comenzaría en sociedad
con Velutini la gran apuesta por la cría del toro bravo venezolano y, en
especial por la sangre Santa Coloma, a través de la formación de la ganadería
de Los Marañones, con divisa en rojo, cuyo nombre proviene también de su gran
afición a los gallos de pelea marañones, la misma que tuvo sus orígenes en las
amplias y calurosas sabanas de Achaguas, en pleno llano apureño.
Afable, amigo de sus amigos, buen padre, abierto a
los consejos, así como un gran conversador del toro bravo, tal y como le define
el veterano aficionado Manuel Zafrané, Luis Alfredo Echenagucia era primo
hermano de don Orlando Echenagucia, propietario de la igualmente extinta y
célebre ganadería de La Cruz de Hierro, que así mismo fue el bastión más
prolijo de sangre brava mexicana Saltillo que ha llegado a Venezuela, vía don
Javier Garfias, con los mismos comienzos santacolomeños que le dieron
personalidad y respeto a sus pupilos en las principales plazas de toros del
país.
Ambos hierros pastaron en las empinadas montañas
merideñas de El Molino, desde a comienzos de la década de los 90 y donde dieron
rienda a su vasta afición, seleccionando un tipo de toro para toreros con la
técnica y entrega del toro con edad y el trapío que imponía respeto.
Desde estas líneas nos unimos al dolor de la
pérdida de una gran persona, a quien se le debe también el haber escrito con
letras doradas la historia contemporánea del toreo en el campo bravo
venezolano.
Pie.
Don Luis Alfredo Echenagucia, a la derecha, junto a don Andrés Miguel Velutini,
en la plaza de tientas de la dehesa Los Marañones / Cortesía RDV
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