MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
Prohibido prohibir. Esa fue la bandera de una
libertad necesaria en este país después de muchos años de censura. Luego, esa
libertad se entendió bien, regular o mal. Pero esa es otra historia. La
libertad bien entendida, y bien empleada, abrió caminos y ayudó a crecer con
más responsabilidad, conocimiento y madurez. Claro que unos, muchos, la
entendieron a la perfección y otros, menos, cogieron el rábano por las hojas y
la película la vieron al revés, la cabeza para abajo y los pies para arriba.
Lo que no hemos evitado, y menos ahora, es el
rescoldo dictatorial de muchos de los políticos y políticas actuales que
todavía creen que mandar es hacer lo que les sale de su aura de mando, esté
bien o mal pensado. Por eso de pronto y con medio año casi por delante la
presidenta de la Navarra dijo tan alegre: “Este año no hay Sanfermines”.
¡Coño!, si faltan un puñado de meses. Pues ella erre que erre. De pronto
aparece el alcalde de Pamplona y añade el gran interrogante sembrado por la
presidenta. ¿Por qué no? “Las fiestas, el encierro, no dependen de la
presidenta y sí de la alcaldía”. Me gustó que el alcalde se pusiera en su
sitio. Ya veremos si hay Sanfermines o no. Ante esa fiebre abolicionista está
el alcalde de Pamplona, muy en torero, diciendo: “Aquí, en esto, mando yo”.
Deseo con todo mi alma que el alcalde, que se ha convertido en mi ídolo, acabe,
si el tiempo lo permite, saliéndose con la suya y de un modo tan torero. Espero
que se den toros (que se han dado otras veces incluso sin coincidir con las
fiestas) y que si todo sale bien le hagamos un monumento a Enrique Maya, tres
veces alcalde de Pamplona. Estamos contigo, alcalde, y si encima logras que
haya Sanfermines y toros, serás nuestro ídolo.
Lo de prohibir da gustito a demasiados políticos e
incluso a mandos superiores de la Iglesia. No entiendo a los súper políticos ni
a los súper mandamases de la Iglesia. ¡Joder! ya llevamos dos años que no hay
Semana Santa en Sevilla. Llega el baranda, que no sé si es arzobispo o el que
más manda, y antes de que acabe un año ya deja dicho que no habrá Semana Santa
en Sevilla. Vamos a ver, excelencia o excelentísimo o reverendísimo o
ilustrísimo, ya son dos años borrando la feria y las procesiones, la fe y los
cánticos. Digo yo que se podrán tener medidas para que aquello no sea un motín,
pero que la gente pueda rezar, cantar y no quedarse jodida en casa. Y por
cierto, ¿ustedes dónde andan ahora que se prohiben hasta las procesiones? Y el
fútbol sin gente. Y el 90 % de los políticos complicándonos más la vida. Claro
que todavía queda un 20 % para soñar que somos libres y que no dependemos solo
de quienes disfrutan mandar y prohibir. Qué vicio.
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