lunes, 1 de febrero de 2021

Cristina Sánchez, Padilla y Juan Bautista apuestan por los nuevos valores

El futuro del toreo, en sus manos
JAVIER LORENZO
Diario LA GACETA DE SALAMANCA
 
“Me dio gran alegría leer la noticia del apoderamiento de Cristina Sánchez. Desde la distancia, me ilusionó. Su apuesta por los nuevos valores y por el futuro es un orgullo para la profesión”. Habla Juan José Padilla, que como Cristina y Juan Bautista, ya lejos del traje de luces, apuestan por nuevos valores cuando aún se están fraguando en las escuelas. El Ciclón anunció hace casi un año el apoderamiento con Manuel Perera, la última perla de la Escuela de Badajoz y, entonces, flamante triunfador del Bolsín Taurino Mirobrigense. Padilla seguía el mismo camino que en mayo de 2019 empezó Juan Bautista con Marco Pérez, la más firme promesa de la Escuela charra que, con 13 años, tiene revolucionado el cotarro por sus asombrosas cualidades. La terna de apuestas por el futuro la cerró la semana pasada Cristina Sánchez al hacerse cargo de Raquel Martín, salmantina también y compañera de Marco en el aula taurina de la Diputación. 17 años. El futuro del toreo está en sus manos. En las manos de tres toreros que han saboreado la tauromaquia en su máxima expresión. Las ferias, la fama. El dolor, el esfuerzo, el sacrificio, la dureza. Tres voces autorizadas que apuestan por los sueños que siguen brotando. Tres toreros que quieren devolverle al toreo una parte de lo mucho que les dio. Los tres tienen ante sí el reto de encauzar la gran ilusión de tres novísimos.
 
De un fatal accidente a un ilusionante apoderamiento
 
El extremeño Manuel Perera sufrió un accidente de tráfico cuando regresaba de torear en el Bolsín de Ciudad Rodrigo en 2019. Un gravísimo traumatismo craneal que le llevó a una cama de la UCI en coma inducido no pocos días. Las noticias fueron dramáticas y preocupantes. Al conocerlas, Juan José Padilla se interesó por un torero al que ni siquiera conocía y puso a disposición lo que estuviera a su alcance, incluido el equipo médico que le atendía tras la brutal cornada en la cabeza sufrida unos años antes en Zaragoza. Ahí surgió la relación de Padilla con Perera, no aún el apoderamiento: “El accidente de Manuel me impactó, me puse a disposición de su familia. Cuando, gracias a Dios, salió del hospital me llamó para agradecérmelo. Me siguió llamando en las primeras novilladas que toreó, continuaba su pista pero sin más interés que apoyarle en lo anímico. En noviembre, me mandó unos vídeos de unos toros que toreó en el campo, me gustó mucho el concepto y la actitud. Me siguió llamando y me pidió que le apoderara. No lo veía porque no sabía si yo estaba preparado, incluso en aquel momento había rechazado las proposiciones de otros matadores. Les dije que no, incluido a Manuel. Pero me impactó mucho, y me dio mucha pena, que el chaval me dijera que, tras el debut con picadores se iba a quedar solo porque no tenía a nadie que le ayudara. Le dije que le echaría una mano en el campo, eso hizo que hubiera un acercamiento mayor y, al final…”, comenta Padilla. En Ciudad Rodrigo como ganador del Bolsín toreó ya bajo la supervisión del Pirata. Cinco días después, en su debut con picadores en Olivenza, hicieron público el apoderamiento: “Quiero agradecer a El Cartujano y Luis Reina que me dejaran que les acompañara al campo antes, e incluso a Ciudad Rodrigo. Allí ya estuve a su lado sin que nadie supiera nada aún”. Perera no había cumplido los 19 años que estrenó el último 7 de agosto.

El caso de Juan Bautista fue diferente. Más precoz aún. Como la carrera de Marco Pérez que con apenas 13 años lleva ya varios deslumbrando en el campo. Aún no puede torear en público. Tiene maravilladas a las figuras y es un impacto para el aficionado. El torero de Arles, ciudad gala de la que además dirige los destinos de su plaza de toros, desvela como conoció a su poderdante: “Fue en lo de Carlos Charro, no había cumplido los 9 años, en 2016. Yo participaba en un tentadero, y había una añojita para los más pequeños de la Escuela, entre ellos, Marco. Me habían hablado de él sus profesores pero me deslumbró. Luego, traté de seguirle la pista. Incluso, con José Ignacio Sánchez acordamos, cuando tenía 11 años, un tentadero con los alumnos más pequeños de Salamanca en Arles. Vino Marco y aquello resultó otro acontecimiento. Otro impacto para mí y para todos mis paisanos”. Y, entonces, ¿ya pensaba en ser su apoderado? le cuestiono: “Al principio no, aunque es cierto que entre José Ignacio y yo bromeábamos, él me lo comentaba unas veces otras se lo decía yo. Era como una broma, pero al final fue todo más rápido de lo que podíamos imaginar”. El 16 de mayo de 2019 anunciaron el acuerdo. Bautista se retiró en 2018, entró de lleno ya en la gestión del anfiteatro de Arles y mantiene una divisa de bravo en su Francia natal pero lo deja claro: “Marco es el proyecto más ilusionante que tengo. He dedicado mi vida y mis sueños a ser torero y ahora ayudarle a lograr los suyos es precioso. Es un privilegio estar su lado, verle crecer y evolucionar”.
 
En esa misma aventura se embarcó la semana pasada Cristina Sánchez, quien descubrió a otra salmantina, Raquel Martín en noviembre en una tienta en El Puerto de la Calderilla. Le siguió la evolución todo el invierno y hace siete días anunció el apoderamiento. Otra ‘debutante’ que apuesta sin reservas desde la base: “Jamás se me había pasado por la cabeza y, menos, con un proyecto partiendo desde cero, que es lo bonito y lo difícil. Eso me ha motivado más”, confiesa la torera que más alto llegó en la historia y que no duda en calificar que esta aventura se la plantea “como un reto más” en su vida, donde todo lo que logró fue a base de esfuerzo, entrega y dedicación: “Todo en este proyecto también radicará ahí. En el toreo, ni en la vida, nadie regala nada”.
 
En los poco más de dos meses que lleva al lado de Raquel Martín, Cristina Sánchez confiesa que por momentos le ha llevado a viajar en el tiempo hacia sus inicios, encontrando similitudes: “No me digas porqué…”, adelanta antes de destapar sus pensamientos: “El hecho de que esté Marco en la Escuela me hizo recordar. En mi época en la Escuela, yo era como Raquel y estaba El Juli, que era muy pequeño, como ahora Marco. El Juli ya era un niño prodigio como hoy Marco. En aquella etapa iba al campo mucho con El Juli. Hoy con Raquel ya hemos ido varias veces con Marco. Serán cosas mías… pero de repente me ha recordado y me he dicho ¡Uy, esta historia me suena…! Actúo con el impulso del corazón, con las sensaciones, y me recuerda aquello. Luego, lo de Raquel será lo que tenga que ser”. Dice que le ha llamado la atención la ilusión que le ve, “la seriedad, la profesionalidad con la que se lo toma todo”.
 
El reto de ayudarles a soñar
 
Sobre ellos recae la responsabilidad de encauzar las ilusiones de estos tres jóvenes y ayudarles a soñar. Su mérito es la apuesta desde cero; su dificultad, estructurar un proyecto que está por escribir. ¿No da vértigo? Les pregunto. Juan Bautista toma la palabra: “Es una gran responsabilidad, intento hacer memoria de lo que yo quería de mis apoderados. En mis 20 años cambié mucho, la exigencia de un torero a un apoderado es muy dura. El perfecto no lo encontré… Ahora voy a intentar servirme de mis experiencias para cuidar al detalle el porvenir de Marco y hacerle las cosas como soñamos los toreros”. Cristina Sánchez afronta el reto con ilusión y gallardía: “Si porque esta aventura sea una locura no lo intentara, jamás habría hecho nada en mi vida. Las dos comenzamos de cero. No estamos sucias de prejuicios ninguna. Ella no tiene vicios y se puede trabajar muy bien, yo igual, intentaré hacerlo lo que a mí me hubiera gustado que me hicieran en su día a mi”. En Salamanca encontró su mejor acomodo El Pirata: “Tuve la suerte de estar en la casa Matilla veinte años, en contacto directo con don Teodoro, con Toño y Jorge, para mí son ya de mi familia. Su trabajo fue mi mejor aprendizaje, esto ahora es nuevo. Voy a intentar llevar la carrera lo mejor y más cuidadoso posible, con preparación, seriedad y formalidad”.
 
Los tres han conocido la gloria, los tres tratan de transmitírsela ya a sus pupilos. En ellos recae la posibilidad de absorber la experiencia de quienes han lanzado su apuesta. De ahí ya brotan los consejos. Habla de nuevo Padilla: “Al toro no se le puede engañar, requiere disciplina, estar al 200%, pensar, soñar, dormir, y levantarse queriendo ser torero. El éxito no llega en el sofá. Dios te da la caña pero no te va a dar el pescado… Yo sigo esa parábola”. Sobre la mesa la filosofía del maestro, a la que le añado el milagro del toreo, que con todo en contra, sin apenas información, con la sociedad dando la espalda y con los animalistas más efervescentes que nunca, amén de mil alternativas para elegir siguen naciendo niños que sueñan con el toro. ¿Dónde radica este misterio? Padilla vuelve a la carga: “El que quiere ser torero de verdad no se cambia por nadie. Lo más bonito del éxito es la ilusión por alcanzarlo”. “Es un mundo y una profesión que cuando te metes te atrapa”, dice Cristina Sánchez, antes de mostrar su compromiso: ”Los que estamos dentro tenemos la obligación de contribuir a sigan saliendo jóvenes”. Juan Bautista le aporta continuidad a estos argumentos: ”El toreo, antes de la crisis ya estaba en un momento delicado. Ahora más, pero hay que pelear para que estos niños, en unos años, en cuanto la vida, social, económica y sanitaria vuelva a la normalidad, puedan cumplir sus sueños, que son los nuestros. Viéndole a ellos hay que ser optimistas”. Y hace un guiño al futuro. “Tengo mis apuestas puestas en que Marco puede ser una parte del resurgir del toreo. Cuando pase todo y nos recuperemos de la situación sanitaria de ahora y la económica que vendrá y pasen tres, cuatro años, va a coincidir con los 16 de Marco y ya podrá torear. A lo mejor son señales“, concluye. Es una forma de ilusionarse con el futuro, sobre el que trabajan en silencio.
 
“Debutar y apostar desde abajo tiene un gran mérito”
 
José Ignacio Sánchez, director de la Escuela taurina de Salamanca muestra su admiración a Juan José Padilla, Juan Bautista y Cristina Sánchez: “Que debuten como apoderados, y que apuesten desde la base, tiene un gran mérito”. El acuerdo cerrado hace dos años de Juan Bautista con Marco Pérez y el de ahora de Cristina Sánchez con Raquel Martín considera que es “muy gratificante” para la Escuela, aunque “lo realmente bueno” es para los propios alumnos, matiza: “Muchas veces la gran desazón llega cuando al completar nuestra etapa, y debutan con picadores, los alumnos no siempre encuentran continuidad para seguir el camino. En estos casos van a tener una persona que vele por su futuro cuando ya no estén en la Escuela y lo más importante es que también, tres toreros de su categoría, le van a poder aportar mucho profesionalmente, por sus trayectorias, conocimientos y experiencia”. Además, el propio José Ignacio Sánchez incide en que apuestas como éstas sirven de acicate para el resto de alumnos: “Es la mejor lección para todos, esto demuestra que cuando uno se esfuerza, y tiene aptitudes y condiciones, hay recompensa”

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