Mediocre también la influencia de
estos multimillonarios en el espectáculo taurino
LEONARDO PÁEZ
Diario La Jornada de
Ciudad de México
Entre las muchas limitaciones del alto empresariado
mexicano, ese que Andrés Manuel López
Obrador exhibe y denuncia en su subrayable libro La mafia que se adueñó de México…
y el 2012, destaca la tremenda falta de imaginación de estos potentados
para distribuir el pan y, añadimos nosotros, para hacer atractivo y estimulante
el circo, incluida la degradada fiesta brava.
Carlos Slim
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Patrik Slim Domit |
Los aficionados pensantes e incluso los empleados taurinos
vergonzantes, esos que piden limosnas económicas o legislativas con tal de
seguir con su remedo de espectáculo a costa de la tradición taurina de México,
pueden comprobar en la citada obra las correspondencias y los contrastados
niveles de desempeño de estos multimillonarios, así como su pobre o nula
influencia en la fiesta de los toros, no obstante formar parte de la ofensiva
lista de los mil individuos más ricos del planeta, según la revista Forbes,
con un patrimonio personal que rebasa por mucho los mil millones de dólares
como requisito para aparecer.
Antonio Cosío Ariño |
Emilio Azcárraga Jean |
De los personajes de negocios mexicanos exhibidos en La
mafia que se adueñó de México…, sorprende que por lo menos siete de
éstos tengan que ver con el lamentable estado actual de la fiesta de toros en
el país, mientras que la suma de sus fortunas sobrepasa los 210 mil millones de dólares.
Multiplíquele usted.
Carlos Peralta Quintero
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Alberto Bailleres |
Encabeza la lista Carlos
Slim, a quien AMLO califica de sensible y que además de ser el hombre más
rico del mundo permitió que una de sus empresas, Telmex, tuviese un momento de
taurinismo, patrocinara algunos años la Feria Nacional del Novillero e hiciera
publicidad con Pablo Hermoso de Mendoza.
Su hijo Patrik Slim Domit es el
actual propietario de la ganadería de Brito. Le sigue Ricardo Salinas Pliego, cuya empresa TV Azteca
le ha dado alguna importancia a la fiesta con pequeños nichos noticiosos y
discontinuos programas taurinos, más en la línea del publirrelacionismo que del
debate orientador y la información esclarecedora.
Ricardo Salinas Pliego |
Desde luego está Alberto
Bailleres, con varias décadas como empresario taurino, propietario de nueve
y ahora ocho de las subutilizadas plazas más importantes del país y dueño de
varias ganaderías de reses bravas. Emilio
Azcárraga Jean, cuya todopoderosa Televisa
dejó de lado los programas taurinos y se dedica exclusivamente a transmitir en
vivo las corridas de la temporada grande en la Plaza México. Y Carlos Peralta Quintero, presidente del
Grupo Lusa, ganadero del hierro Real
de Saltillo y propietario de la revista española 6toros6, que en México
aparece ahora por Internet.
Miguel Alemán Velasco
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Miguel Alemán Magnani |
El autor menciona de pasada a María Asunción Aramburuzabala Larregui, principal accionista del
exitoso Grupo Modelo, que desde hace varias décadas vende sus cervezas en
diferentes cosos del país, y a Antonio
Cosío Ariño, otro próspero empresario dueño de la Plaza México y del
estadio de la Ciudad de los Deportes, que nunca ha querido poner a licitación
la Monumental. No menciona para nada a Miguel
Alemán Velasco ni a su hijo Miguel
Alemán Magnani, con una influencia determinante en los erráticos criterios
empresariales del coso de Insurgentes.
¿Cómo es posible que estos empresarios hayan sido incapaces
de dar al espectáculo taurino de México una milésima parte, no se diga del
capital, sino de la experiencia, organización y rigor de resultados que han
sabido imprimir a sus prósperos consorcios? ¿A quién beneficia esta
indiferencia? ¿Se debe aceptar la consigna anglosajona que hace de la
tauromaquia un tema políticamente incorrecto? ¿En cuestión de toros sí se
pusieron de acuerdo los ex presidentes Salinas,
Fox y el presidente saliente Calderón? Pobre fiesta, tan cerca del
dinero y tan lejos de la grandeza.
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