180
votos a favor de PP, UPyD, UPN y Foro Asturias; 40 en contra y 106 abstenciones.
PATRICIA NAVARRO
MADRID.- Las cuatro de la tarde era la hora
prevista para que la Iniciativa Legislativa Popular que pretende blindar la
Fiesta de los toros a nivel nacional fuera debatida. Mucho antes comenzó la
actividad en torno al Congreso. A las puertas y pasadas las tres, las redes
sociales lograron convocar una concentración de aficionados taurinos con el
único fin de apoyar la tramitación de la iniciativa. A su vez, un nutrido grupo
de representantes del mundo del toro se reunieron en el Ministerio de Educación
y Cultura con el subsecretario Fernando
Benzo. Ni la reunión previa ni el debate en el Congreso se lo quisieron
perder toreros como El Juli, José María
Manzanares, El Viti, Curro Vázquez o Miguel
Ángel Perera. Tampoco los ganaderos Victorino
Martín y Juan Pedro Domecq, los
empresarios Simón Casas y Tomás Entero o Luis María Gibert, promotor de la iniciativa, además de Fernando Galindo, en representación de
los banderilleros.
No
hubo sorpresas en las posturas de los partidos políticos después. Cuando llegó
la hora de la verdad: la exposición de cada una de las partes. Juan Manuel Albendea, por el Partido
Popular, mantuvo su sí a la tramitación, mientras que el principal
partido de la oposición, el PSOE, apostó tras la polémica
suscitada en los últimos días por la abstención. A las nueve de la noche,
después del debate de la iniciativa de los desahucios, se llevaron a cabo las
votaciones. El éxito de la Fiesta resultaba mayúsculo. El Congreso admitía a trámite la
iniciativa con 180 votos a favor, del PP, UPyD, UPN y Foro Asturias; 40 en
contra y 106 abstenciones.
El
toreo estaba de enhorabuena. Con la votación se daba un paso más para que la
Fiesta de los toros sea declarada Bien de Interés Cultural. A pesar de
ello, el debate, que se alargó casi dos horas, contó con un perfil muy bajo en
los argumentos. Abrió sesión plenaria Albendea,
por el PP; y lo hizo en un discurso de calado cultural y un breve repaso a los
valores ecológicos y económicos de la Fiesta de los toros. Aludió al artículo
46 de la Constitución sobre el tutelaje de la cultura y acerca de las
competencias de las comunidades apuntó que «coinciden para el fomento y no para la
prohibición».
Se
esperaba la intervención del Partido Socialista y lo hizo José Andrés Torres Mora, que argumentó que en su grupo hay gente a
favor y en contra de los toros y de ahí nacía la posición de su partido de
abstenerse. En cambio, Eduardo Madina,
a través de una red social, anunció que su partido votaría en contra de la
tramitación de la iniciativa taurina.
Muchas
fueron las cuestiones que se pusieron sobre la mesa, pocas argumentadas y que
se ciñeran a la realidad. Una de ellas, en la que incurrieron gran parte de los
grupos políticos que votaron en contra, fue la de afirmar que esta iniciativa
tenía «un objetivo económico y no cultural, porque nadie va a los toros y
quieren salvarse con las subvenciones», apuntó Chesma Yuste, del Grupo de
Izquierda Plural, que acertó a afirmar, entre otras cosas, «que
la tauromaquia es patrimonio cultural como lo puede ser Auschwitz».
Monserrat Surrocar, en representación de CiU, manifestó en su turno que votaría
en contra e hizo clara alusión a la ley adoptada en Cataluña, donde desde el 1
de enero de 2012 las corridas de toros están prohibidas.
Un
argumento «sentimentalista» y banal
expuso Alfred Bosch por ERC. Si era previsible que se postulara
en contra de los toros, también lo era que lo hiciera rozando los límites del
respeto de una «fiesta sádica» y recalcando que los toros «jamás volverán a Cataluña».
Brillante
exposición llevó a cabo Toni Cantó,
por UpyD, que aludió al «falso
sentimentalismo de la mayoría de las exposiciones» para denostar los
toros y mantener los «correbous», que
son toros ensogados que se sueltan por las calles. Discernió Cantó, basándose en el filósofo Savater sobre la necesidad de definir «si
los animales tienen o no derechos. Ni tienen derechos ni obligaciones. La
libertad nos separa de los animales». Y en todo caso de hacerlo, «tendría
que ser con todos los animales, no sólo con los toros». Alabó los
valores de la Fiesta, incluso poniéndolos como ejemplo a la hora de ejercer la
política.
Carlos Salvador, por UPN, no dudó en dar el sí a la tramitación de la iniciativa y Joseba Agirretxea, del PNV, el no.
Tras
casi dos horas de exposiciones y a la espera de la votación definitiva que
tendría lugar sobre las nueve de la noche, surgían las primeras reacciones. «Se
admiten demasiadas mentiras, demasiadas medias verdades y hay pocos argumentos
que se ciñan a la realidad. No se habla de las libertad y asusta ver que todo
vale», apuntó el ganadero Juan
Pedro Domecq, que presenció el debate desde una tribuna. «Me
llevo una sensación agridulce», dice El Juli, «el toreo se ha convertido en un eslogan
político y una lucha entre partidos». Era el sentir general de todos
los invitados: «Hay demasiada demagogia en los argumentos. Me hace gracia que cada uno
hace su discurso, vuelven a su sitio y parece importar poco lo que cuente el
que viene después», apunta José
María Manzanares. «Se han dicho demasiados embustes. Se ha
dejado ver que esta iniciativa tiene un motor económico por las subvenciones y
no es verdad», dijo Curro
Vázquez, matador de toros retirado, como El Viti, que además de no faltar a la cita, tiró de optimismo: «Hemos
dado el primer paso y eso ya es importante».
Muchas
alusiones a las subvenciones y pocas a los datos facilitados por la Unión de
Criadores, que apunta que la tauromaquia es el acontecimiento cultural que más
ingresos proporciona a la Administración en concepto de IVA y con ello informa
de que la recaudación en 2009 ascendió a 41,4 millones de euros, casi seis
veces más que cine español (7,3 millones euros) y tres veces más que el teatro
(14 millones de euros).
Pese
a todo, ayer fue un día histórico para la Fiesta de los toros por la
tramitación de la Iniciativa Legislativa Popular presentada en el Congreso con
el aval de casi 600.000 firmas y que pretende preservar la libertad del
individuo de acudir o no a los toros y que deje de ser así el arma arrojadiza
entre distintos partidos políticos. Cerca de tres horas después, una multitud
de jóvenes esperaba la salida de los toreros del Congreso. El mundo del toro
estaba de celebración. Suponía de esta manera la cuarta vez en lo que llevamos
de democracia que una ILP prosperaba en el Congreso de los Diputados. Queda
camino en la batalla, pero el paso al frente está dado.
La traición del PSOE a los toros
No
hace tanto, en septiembre de 2011, en pleno gobierno del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy líder de
la oposición, tras una larga reunión con las figuras del toreo dijo sí al
traslado de las competencias del Ministerio del Interior al de Cultura.
Petición que se hacía por parte del mundo del toro. Apenas un año y medio
después y cuando una Iniciativa Legislativa Popular llega al Congreso con el
aval del pueblo, el mismo Partido Socialista se abstiene en la votación de la
tramitación porque «cuando las cosas están bien como están, hay que dejarlas»,
apuntaba José Andrés Torres Mora, en
nombre del PSOE, en un discurso tibio y hueco de argumentos. En cambio, Eduardo Madina no tardó en manifestar a
través de Twitter que su partido votaría en contra de la tramitación de la ILP
a finales de la semana pasada. Muchos han sido a lo largo de la historia los socialistas
que han defendido la Fiesta, Enrique
Múgica, Carmen Calvo, José Bono... Y muchas las Medallas de Oro de Bellas
Artes que el Ministerio de Cultura ha entregado a destacadas figuras de la
tauromaquia.
Mas no dará pasos atrás
El
Gobierno de la Generalitat aseguró ayer que está decidido a que se mantenga la
prohibición de los toros en Cataluña, a pesar de la ILP admitida a trámite en
el Congreso para declarar las corridas Bien de Interés Cultural (BIC). «La
Generalitat va a preservar lo que legisló el Parlamento catalán»,
subrayó el portavoz del Gobierno catalán, Francesc
Homs, después de la reunión del Ejecutivo catalán. Homs criticó que el PP quiera saltarse «a la brava» una decisión de competencia autonómica. «No
puede ser que cuando algo no gusta se usurpe la capacidad de decisión»,
añadió.
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