sábado, 16 de febrero de 2013

QUINTA CORRIDA - FERIA DEL SOL: Benitez y «Valladares» reivindican la grandeza de la fiesta brava


Destacado triunfo de Hugo Domingo Molina ante lleno de “no hay billetes”
Apoteósica tarde de toros la que han protagonizado el espada caraqueño Leonardo Benítez y los toros de los ganaderos Hugo Domingo y Hugo Alberto Molina, ayer en la quinta corrida de feria. Foto: Leonardo León – Cortesía Diario El Nacional.
Largo muletazo de Benítez a «Valladares» de El Prado, soberbiamente toreado por el coleta caraqueño, obteniendo el merecido indulto el astado y las orejas simbólicas el torero. Foto: Leonardo León – Cortesía Diario El Nacional.
RUBEN DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

Ha sido una de esas corridas que cuando uno sale de la plaza, lo hace satisfecho de lo visto y acontecido. Y tenía que ser en el cartel más importante del abono de este año, el que de nuevo las aguas volvieran a su cauce. Comenzando por el juego de los toros, el cual han sacado a relucir nobleza y recorrido que ha propiciado un gran balance artístico. Lo otro, la seriedad con la que se le ha hecho las cosas por parte de los toreros, y como no, por el palco presidencial, quien en esta ocasión se ha reivindicado con un proceder justo y equilibrado a lo acontecido, lo que ha hecho que la tarde tenga mucho más aun la importancia que tuvo, desde el primero hasta el último toro.

Una corrida de muchísimos matices, empezando por el hecho fundamental de que en la arena se ha visto toros y toreros a plenitud. El lote de astados que se ha traído el Lic. Hugo Domingo Molina en su regreso a esta plaza, ha sido como ha venido saliendo su camada en las últimas citas donde ha acudido, de verdadera importancia, en este caso con un fondo de nobleza y recorrido idóneo para el toreo contemporáneo, con elemento condicionante algunos toros de lo limitadas de las fuerzas. Y para ello ha contado con toreros de sobrados recursos para lucirlos, descubrirlos y entenderlos, a tal punto de cortarle seis orejas, orejas de verdad, no de mentirillas, que engañan a cualquiera que no haya estado en la plaza.

Plaza con lleno a reventar. Parecía que en los tendidos altos hubiese sobreventa de entradas, pues no se justifica la delicada situación del cómo se encontraban de atiborrados los accesos, donde no cabía “un alma”. Algo que llama la atención y colocarle la lupa. Y con todo esto, la disposición, entrega, raza de tres toreros que desde el primer minuto de la corrida hasta su final no se doblegaron por ganarse la pelea cada uno, en el ruedo. Así por ejemplo Benítez ha cortado tres orejas, dos de ellas simbólicas tras una labor cumbre que desde ya guardamos en el baúl de lo destacado de la feria; El Fandi se ha llevado una, tras pechar con un lote flojo, y Talavante se ha trabajado una faena de aguante, ante el que cerró plaza, que ha saldado con par de orejas de contundente propiedad.

La tarde inició con la lidia de un áspero y pegajoso astado, el cual en las manos de Leonardo Benítez lució mayor de lo que se podía uno imaginar. La firmeza de pies, el dominio de terrenos en tablas, así como los toques y mando con la muleta hicieron de esta un verdadero compendio de lidia, en especial por la derecha, donde el toro probaba al torero venciéndosele en reiteradas ocasiones. El espadazo en todo lo alto, desató el primer conato de algarabía en el tendido tras la presidencia acertadamente conceder solo una oreja, y la queja del torero con gesto al palco de tal decisión.

Pero vendría la suerte a sonreírle a Benítez, tras en primeras instancias pasar de capote a su segundo del lote, quien reparado de la vista, no atendía a los capotes de los alternantes, a tal punto del mismo torero tener que taparse en el burladero y esperar que devolvieran al animal a los corrales como medida de presión. Saldría como cuarto bis de la corrida «Valladares» y vaya que manantial de bravura se ha conseguido Leonardo, desde su mismo saludo de capa, genuflexa la rodilla, para luego en el medido castigo a cargo de “El Llanerito” pelear el toro con franqueza, metiendo y empujando los riñones y la cara abajo del peto. Banderilleado con eficacia por el propio espada dejaría preparada mesa, para lo que sería un recital completo de toreo, por ambos pitones.

Una a una, la series de muletazos, de hasta cinco y seis, dieron pie a una gran obra de toreo, tomando ribetes de apoteosis por naturales de largo y templado trazo, ante la boyante embestida de un toro que fue a más, nunca rehuyó a la pelea y en especial una fijeza digna de admirar. Tal ejemplar no podía desaprovecharse, comenzando aflorar los pañuelos que con unanimidad solicitaron el indulto totalmente justificado de este gran toro, para desde lo alto asomarse el pañuelo naranja y con ello el triunfo del toro y del mismo torero, quien compartió con los ganaderos la que ha sido unas de las grandes faenas de la feria, sino la mejor.

Fandi había tenido que sortear por la mañana las endebles fuerzas de un lote que no le ha dejado del todo lucir, y con toros de este calado, este torero no luce, pues requiere un toro con tranco y acometividad. Lo entendió El Fandi, quien hizo intento de que le cambiaran al toro, tras este resentirse de los remos traseros, desde su salida del saludo de capa. Picado en su mínima expresión, a Fandila no le quedo remedio hacer labores de enfermero en banderillas, en dilatado tercio, así como en la muleta, llevándole a media altura, sobándolo en cada pase que por la diestra y siniestra administró. Pero ello no calaría en el tendido, por lo que tras estocada desprendida y descabello, con tímidas palmas le premió.
El Fandi ha tenido que echar mano de sus recursos técnicos y facultades para cortar una oreja, ayer, ante endeble lote que despachó. Foto: José León
Su segundo ejemplar tampoco fue un dechado de fuerzas, pero si potencial colaborador por ambas manos dada su nobleza y largo recorrido, cualidades estas que aprovechó el veterano espada para hacer una faena lucida, con intermitencias y pausas, distancia entre muletazos, que obraron el milagro de hacer ver mejor de lo que era este toro. Previamente le había adornado con cuatro pares de rehiletes y había toreado de capa por navarras, para luego de espadazo en lo alto, nuevamente la petición fuera mayoritaria y la presidencia justa en su proceder premiara con una merecida oreja, de las que valen, y no de mentirilla mi estimado Sr. Fandi.
Alejandro Talavante acompañaría a Benítez en triunfal paso por Mérida, cortando las dos orejas del que cerró plaza, dejando ver mando, temple y avasallante desparpajo. Foto: José León
Alejandro Talavante había venido a Mérida con la vitola de uno de los toreros a tener la atención total de aficionado, y en verdad que no defraudo su puesta en escena pues ante el toro potable supo sacarle partido a plenitud, en especial ante el que cerró plaza, jabonero que portando esa pizca de nobleza importante de todo el encierro bastó para que el famélico espada se centrara con él e iniciara impertérrito toreo en los tablas de bajos de sol, para luego en los medios pasárselo a milímetros de su cintura en enroscado toreo, por ambas manos, que calaría en el tendido dado la pasmosidad del diestro y el tranco de emoción que imponía a cada embestida el toro. El espadazo en lo alto, fulminó al toro sin puntilla, y las dos orejas se asomaron para él, en justicia a su disposición y ambición de triunfo. Previamente había pasaportado al tercero de la tarde, en faena intermitente, frente al toro de menos opciones de lucimiento del lote.

En síntesis ha sido una corrida de esas que hacen afición y le devuelve el espirito taurino a cualquiera que ama esta fiesta. Se ha reivindicado el toreo justo en el momento que la Feria del Sol más lo necesitaba tras los petardazos orejeriles de las tardes anteriores. Nunca es tarde corregir, y si es a tiempo mejor. Honor y reconocimiento a quien lo merece. Rectificar de sabios, errar es de humanos. Así es la fiesta, y ¡¡¡Viva su grandeza!!!

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia”
Lunes 11 de febrero de 2013
Con lleno en los tendidos de “no hay billetes” (Aproximadamente 18000 personas), en tarde soleada y ventosa, se han lidiado toros de las ganaderías RANCHO GRANDE (1º, 2º y 5º) y EL PRADO (3º, 4º y 6º) ambos hierros propiedad de la familia Molina Colmenares, en su conjunto bien presentados, en el tipo de la casa, el cual han contado con el común denominador de la nobleza y recorrido en distintos grados pero muy limitadas fuerzas, destacando el bravo ejemplar corrido en 4º bis de nombre «Valladares» N° 127 kilos de 436 kilos, de El Prado, indultado. Tanto el 5º como el 6º también se dejaron, siendo el más complicado el 1º por su áspera embestidas
Pesos: 425, 440, 435, 436, 426 436 kilos
LEONARDO BENITEZ (Palo de rosa y oro), una oreja y las dos simbólicas
“EL FANDI” (Nazareno y oro con cabos blancos) silencio y una oreja.
ALEJANDRO TALAVANTE (Grana y oro con cabos blancos) palmas y dos orejas.
INCIDENCIAS: Presidió festejo Jorge Bustamante, el cual ha procedido durante toda la tarde con inmaculado proceder, reivindicándose como máxima autoridad, manteniendo firme criterio en cuanto a la concesión de premios a lo largo de la jornada, que han devuelto el orden en cuanto se refiere al baremo de categoría de esta plaza, en tarde de importantes matices. *** Al final de la lidia del 5º toro, se ha cortado la coleta en emotivo acto el banderillero merideño Giovanni Pereira, tras más de cuarenta y seis años de carrera. *** Han destacado en la brega Fabián Ramírez y Eliecer Paredes, y en banderillas Jorge Uzcátegui; en la vara William Hidalgo “El Llanerito” ha colocado y dosificó castigo con precisión.
Emotivo momento el corte de coleta del veterano subalterno Giovanni Pereira, tras casi cinco décadas de profesional, de manos de su hermano el que fue también subalterno Mauro Pereira. Foto: Leonardo León – Cortesía Diario El Nacional.

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