viernes, 1 de febrero de 2013

Con la razón y la ley en la mano


ZABALA DE LA SERNA

Francia otra vez. Y de nuevo a través de un organismo como el Observatorio para las Culturas Taurinas de Francia, apoyado ahora en la Unión de Ciudades Taurinas. Sin complejos como punto de partida. Y abanderados por el sentido común, el menos común de los sentidos, para argumentar ante el Ministerio de Interior que manifestarse contra la Tauromaquia frente a una plaza de toros puede provocar una alteración del orden público. Que es una provocación, coño, así de fácil. Una provocación que en España autorizan con demasiada frecuencia para que los antitaurinos, parapetados en una muralla de antidisturbios, insulten impunemente a los aficionados y público en general que pasan por delante con un civismo digno de elogio ante el acoso. La variedad del insulto es muy cortita con sifón, tal que sus coeficientes, y pasa del "¡asesinos, asesinos!" al "¡fascistas, torturadores!".

La cota mayor de violencia vivida alrededor de una plaza se respiró en los últimos días de Barcelona; había que atravesar una barrera en formación desordenada, protegida por los Mossos, que te indicaban que aligerases el paso con gesto castrense. Una tarde de un domingo cualquiera a mi amigo José Luis Bruzzone, un hombre de leyes ecuatoriano, reputado político en su día y ganadero de casta, le escupieron a la cara. Nos revolvimos desatados, pero la policía autonómica nos indicó en plan sargento chusquero que de frente, marchen, arrr. Nada comparado como cuando a André Viard le rodearon su casa en el Sur de Francia con plásticos y le prendieron fuego con su familia dentro. No me estoy confundiendo con la Noche de los Cristales Rotos de la Alemania de 1938...
De nuevo, el ejemplo de Francia. Sin complejos, con la razón y la ley en la mano. No prohiben manifestarse contra los Toros, sino hacerlo alrededor de una plaza. Hay una sutil diferencia.

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