jueves, 10 de enero de 2013

TERCERA CORRIDA / CUARTO FESTEJO DE ABONO – FERIA DE MANIZALES 2013: Vargas a hombros y tres toros vivos

Sebastián Vargas, ha salvado la soporífera tarde de ayer, ante los difíciles toros de Dosgutiérrez, donde hasta tres toros se fueron vivos a los corrales, ante las complicaciones planteadas a los espadas neogranadinos actuantes. Foto: EFE

JORGE ARTURO DÍAZ REYES
Burladero / Colombia

MANIZALES (Colombia).- Los de Jorge Gutiérrez (Murube-Santacoloma), muy distintos de facha y juego,  moderados de cara, y encastados en diversa gama; desde la brava fijeza del  primero, hasta el homicida sentido del séptimo, trabaron peleas hoscas que llevaron  por la calle de la amargura a los dos espadas menos jugados y al rejoneador.

Sebastián Vargas, abrió de rodillas y cerró a hombros. Tuvo suerte, se llevó el lote, pero en especial el primero «Congresista», Nº84 de 466 kilos negro listón, abrochado,  que arremetió con fiera fijeza la capa del cucuteño. Lo dejó crudo, para formar la  marimorena con dos pares al cuarteo y uno de Calafía espectaculares. Luego la faena fluyó ligada, colorida y torrencial, a diestra y siniestra bajo el clamor y la  música con más fibra que sublimidad. Se torea como se es, y así es Vargas; torero  recio, curtido, tanto en pueblos de guerrilleros como en plazas de primera. Cuando  en el tendido la temperatura pasaba el punto de ebullición, él, que se las sabe todas, se tiró en un volapié frentero para un estocadón letal, dos orejas y una vuelta feliz. 

Cómo estaban las cosas, de haber querido, a lo mejor hubiese hecho el pleno, pero se contentó con la puerta grande segura en vez de jugarse la de la enfermería con el quinto, que le miró, se le ciñó y lo exigió. Lo dejó pasar, con una brega prudente y poco ambiciosa. Un pinchazo, una espada tris contraria y descabello, dejando la  hinchada con las ganas.
José Arcila, en torero remate de capa, en lo poco que pudo lucirse ayer en Manizales. Foto: EFE
José Arcila, ceremonioso, tuvo buenos comienzos, pero tras los brindis no halló sitio donde pararse y ligar. Con un toreo de piernas, dubitaciones y descolocaciones, quitándose aquí, reponiendo allá, dejó sin lidia sus dos toros, matándolos (por  fortuna); con tres cuartos de hoja traseros, tendidos y descabello, al segundo que fue  áspero y rajadito; y con pinchazo, fierrazo delantero y cuatro avisados golpes de  cruceta al sexto de similares características.

Santiago Naranjo, tuvo una tarde aciaga. Este no parecía ser el mismo que hizo el  curso completo en la escuela de Cali, el de siete años de novillería en España y  Francia, donde pisó con honor plazas de rango, concursó en Arnedo por el de oro, y mató hasta novilladas de Miura. Enfrascado en el parón, y el unipase defensivos, tramitó al rudito tercero, y encima no lo pudo matar oyendo el triple recado. Con el séptimo, de mucho sentido, peor que peor, un viacrucis, tres zorrazos, cuatro  mantazos huyendo, y a por el estoque para todo tipo de agresiones a medida que el  toro lo desarmaba, lo correteaba, se apoderaba de capotes, tiraba peones al callejón, y se adueñaba del ruedo, hasta que tres avisos respetuosos del palco le  mandaron a decir al invicto que ya podía irse (si tenía la bondad), lo cual hizo en medio de una ovación y gritos de ¡Toro, toro!, mientras otros en el callejón aplaudían al torero frenéticamente.

Willy Rodríguez, a lomos del alazán "Mirla" y los tordos “Peramanca”, “Jerez”, “Fortuna”“Palomo” anduvo jaleado, vistoso en las suertes, preciso con los hierros aunque no  muy maestro en la doma. La gente con él. Pero, no mató, de haberlo hecho por lo  menos corta dos orejas. Al cuarto, bravo, lo tuvo que despachar su sobresaliente,  tras un aviso y al octavo bueno, ni con la ayuda de este pudo, y se le fue vivo. Es fácil  echar la culpa a los toros, para quienes piensan que el toreo no es otra cosa que  acompañar los viajes de los "que se dejan", pero no para quienes piensan que todo  toro tiene su lidia, y que la obligación de los toreros es dársela y matarlos bien. Si no  se les hace ni lo uno ni lo otro, no es culpa de ellos. Los de hoy dieron pábulo a  muchas emociones (buenas y malas) pero no a la del aburrimiento. Así es la casta,  quizá por eso está en decadencia, porque ya no hay quien pueda con ella.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza Monumental. 4a de feria. Sol. Tres cuartos de plaza.
Ocho toros de Dosgutiérrez, enrazados pero muy dispares de presencia y juego. Aplaudidos, 1º,  4º, 5º, 7º y 8º, pitados los otros.
Sebastián Vargas: dos orejas y silencio.
José Arcila: silencio y silencio tras aviso.
Santiago Naranjo: silencio tras tres avisos y silencio tras tres avisos.
Willy Rodríguez: silencio tras aviso y silencio tras tres avisos.

Incidencias: Saludaron: Jaime Devia y Héctor Giraldo tras parear al 6º. 
Poco afortunada actuación del rejoneador Willy Rodríguez, quien fue silenciado, en su segundo tras escuchar los tres avisos. Foto: EFE

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