JORGE ARTURO DÍAZ
Burladero
América / Colombia
Foto: EFE
Gallo: Vini, vidi, vinci. El
salmantino vino, vio y venció. Debutó, conquistó y abrió la feria en triunfo
con tres orejas. De los Ríos cortó
una, y Javier Castaño emborronó con
la espada emotiva faena. Mondoñedo por lo alto, con dos toros
de vuelta al ruedo.
Los históricos de mondoñedos pusieron fin lujoso a una década de ausencia. Ligeros de
lastre, dignos de cara, musculosos, parejos de tipo, y encastados en versiones Contreras
para todos los gustos: dos de nobles calidad, primero y segundo. Dos broncos
quitasueños, tercero y cuarto. Dos bravos, quinto y sexto. Este último de bello
trapío. De haber acertado más las espadas el orejerío hubiese sido mayor. El
saludo en los medios del ganadero Gonzalo
Sanz de Santamaría al final, fue un abrazo de reencuentro.
Javier
Castaño, abrió la corrida de manera ilusionante. De
entrada cayó bien. Cinco verónicas y
una media muy enfibradas y tras
aparatosa cogida de Benavidez y
espantada de Giraldo, una faena
vistosa, iniciada por alto y terminada por bajó con uso equitativo de una y
otra mano. Los circulares, unos mejores que otros decoraron. La gente ya era
suya pero una solfa de dos pinchazos, medio estoque trasero, cinco descabellos
y un aviso le voltearon la torta. El cuarto, bronco y tardo, fue un regalito
como para un enemigo. La porfía fue silenciada tras un pinchazo y un espada
honda sin puntilla.
Eduardo
Gallo, se llevó el lote, y lo honró. La sola suerte no
basta, hay que saber administrarla. Eso hizo, con un toreo elegante pero alegre,
templado y ligado por uno y otro pitón, y salpicado de adornos y desplantes. Al
segundo le ejecutó un gran volapié
para la primera oreja, y al quinto, que había colocado en suerte de varas con
una lúcida serie de chicuelinas galleadas,
le montó una faena coreada y musicalizada en la que primaron lentitud, buen
gusto y circularidad tanto a diestra como a siniestra. Crecía la ya endémica
petición de indulto, y mientras los perdonavidas se desgañitaban pañuelo en
mano, Eduardo, más serio que un
revólver, clavó hasta los gavilanes y la rogativa por la vida de "Naranjito" se convirtió en un
plebiscito furioso por las dos orejas. Un debut con todas las de la ley, señor Gallo.
Andrés
de los Ríos, comenzó con el paisanaje unánime a su
favor, mas por el camino fue perdiendo adeptos. No tanto con el tercero que con
su mal modo y desidia capitalizó para sí casi todo la opoisición, pero sí con
el sexto, "Bailarín"
hermoso de trapío, el más imponente de la corrida, que descubrió el poco placeo
pero también el mucho corazón del manizaleño, quien le plantó cara en los
medios. Ciertamente desbordado por momentos, regaló en otros algunos muletazos
izquierdos de gran mérito. La disidencia se puso agresiva, ruidosa, insidiosa,
pero no hizo mayoría. Al final, Fueron
más las palmas que los pitos y cuando el toro (que lo era), rodó, su señoría
escrutó la votación y concedió la oreja por mayoría.
Domingo, tarde linda, primera de feria, un
cartel de gran interés, Mondoñedo una corrida buena, y solo
poco más de medio aforo. ¿La razón? Quizá el precio de la boletería, muy por
encima del de Las Ventas en el San Isidro madrileño, La Maestranza sevillana en
feria de Abril, o Nimes por la vendimia. De pronto sería mejor plaza llena, por
el mismo recaudo, con las entradas a precios más populares. No sé.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza Monumental. 1a de feria. Sol. Más de media plaza.
Seis toros de Mondoñedo,
parejos de tipo, ligeros de romana y encastados en diferentes versiones.
Aplaudidos 1ºy 2º, vuelta al ruedo para el 5º "Naranjito" # 216 negro
de 454 kilos y el 6º, "Bailarin" # 212 de 486 kilos. Pitados 3º y 4º.
Javier Castaño, silencio y silencio.
Eduardo Gallo, oreja y dos orejas.
Andrés de los Ríos, silencio y oreja.
Incidencias: Saludaron, Héctor Giraldo tras parear al 2º, Emerson Pineda tras parear al 3º, y Jaime Mejía tras parear al 6º. Al final
del festejo saludó el ganadero Gonzalo
Sanz y Eduardo Gallo salió a
hombros.
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