Importante actuación de “El
Califa” al que se le fue premio grande por la espada
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Benítez ha dejado en la corrida efemérides número 100 en arenas venezolanas de su carrera el porque es primerísima figura del toreo. |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Archivo
SAN CRISTÓBAL (Enviado Especial).- Cierre de feria de verdaderos hechos
importantes a destacar. Lo primero el toro que se lidió. Bravo y bien
presentado encierro del Lic. Hugo Domingo Molina, quien ha echado “sus cartas
fuertes” -que sabe que las tiene- de sus ganaderías para de esta manera dejar
muy en claro quien el porqué es el ganadero de reses bravas más importantes del
país. De los seis toros que reseño desde La Porquera, han embestido cinco, y
dos de ellos merecedores de vuelta al ruedo, la que finalmente concedió el
palco más no ejecutó el personal de mulillas de plaza. Petardazo.
Benitez-Fandi. O al
revés como quieran llamarle, han dejado claro previo a su nuevo encuentro en Mérida
porque son dos toreros de sumo interés verles. El uno por la raza que atesora
como torero, y la única baza clara de cara a la superioridad que imponen los toreros
extranjeros, el otro, un portento de facultades y recursos técnicos propio de
quien torea literalmente todos los días en España. Pero ambos no contaban que
les iba a salir un “gallito de pelea” como fue “El Califa de Aragua. Pena que
la espada y tozudez por buscar la facilidad del indulto, al final le dejara sin
trofeos, e incluso el anecdótico hecho de escuchar los tres avisos justo cuando
se echaba frente a la puerta de cuadrillas. Pero allí quedo la impronta de un
torero que puede ser si la suerte se lo permite.
Leonardo Benítez cumplía
la tarde de ayer su corrida 100 en arenas venezolanas en poco más de dos
décadas como matador de toros. Se dice corto, pero vaya tela que ha cortado “El
Leon de Caracas” para estar donde está, en el sitial de primerísima figura del
toreo venezolano.
Lo dejó evidente ante
el que abrió plaza, bello berrendo, quien para esta casa ganadera no es de
muchas garantías, pero por la mañana dieron el visto bueno, y no falló, pues
ante la muleta de Benítez se desplazó con largura, suavidad, dejando muleta
delante de pitones, y llevando hasta detrás de la cintura. Agradecido el toro,
la faena tomó ribetes de importancia cuando sobre la zurda Benítez se enroscó a
su cintura la almibarada más no fácil embestida de «Fandango» de Rancho Grande.
Previamente en banderillas había lucido fácil el coleta caraqueño, y en capote
variado, por chicuelinas y gaoneras, además de verónicas genufleza la rodilla. El
medio espadazo desprendidito y el descabello dieron pie a la oreja.
Pero lo grande vino en
su segundo, un cornalón castaño “tostao” de seriedad imponente el cual recibió
de capa por afarolado de rodillas cerrado en tablas para luego endilgarle
rosario de verónicas de temple y suavidad dignas de recordar. Nuevamente en
banderillas dejó los palos con eficacia, para ya en la muleta compactar una
faena de máximo interés, pues a la brava condición del toro, había que
imponérsele con entrega, mucho sitio, distancia, temple para desengañarlo poco
a poco y en especial aguante a las coladas que por el pitón derecho le probó el
astado. Por la derecha la faena tuvo momentos de rotundidad magistral, pero fue
por la zurda donde el público entendería el calado de lo que estaba Leonardo
haciendo. Largo trasteo que en su medida y dimensión justa se dispuso a
culminar de estocada entera trasera tendida, lo que hizo que la agonía del toro
se dilatara y tras caer el astado desatarse la pañolada, la misma que
estoicamente aguanto el palco presidencial del joven Dr. Luis Hernández con la
concesión de una oreja, apéndice que vale por muchos tantos que ha cortado
Leonardo en esta plaza.
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El Fandi llevó la gente a la plaza, y se justificó a plenitud en su segundo ejemplar, cuajando una actuación de ribetes supremos.
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Un torero tan veterano
y rodado como Fandi es raro verle tan deslavazado, trapacero y a veces a merced
de un toro como lo fue su primero del lote. Capote y banderillas, fueron
tramite frio, llegando incluso a perder los pies tras salir de un par de
rehiletes, los mismos que previamente había clavado a “toro pasado”. Y en la
muleta tampoco lo vería claro David, donde a la encasta embestida del animal le
aplicó la dosis de atropellarle con metralla de muletazos en las cercanías de
pitones, y a ello excesiva gesticulación y desplantes con el tendido. Medio
espadazo y dos descabellos dejaron su acto con mero silencio.
Pero el jabonero
segundo suyo vino a cambiar el panorama. No viéndole aún del todo en el
caballo, le banderilleó con mayores méritos y repertorio ya conocido. Y con la
muleta, vaya gustazo el que se prodigó el espada granadino, pues al largo
recorrido y encastada embestida se le une la transmisión de esos toros bravos que
exigen a los toreros credenciales. Y las mismas las tiene Fandila, tanto por la
derecha como por el contrario, en actuación de largo metraje ante la unánime
entrega del público asistente. Amarró el triunfo con un espadazo entero,
ligeramente desprendidito, para de esta manera pasear las dos orejas y el toro
irse al desolladero sin la vuelta al ruedo que habían autorizado.
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“El Califa de Aragua” perdió lo que pudo ser un triunfo apoteósico por la espada. Se llevó una oreja, como balance final.
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Había expectación por
ver a Hassan Rodríguez, quien en los carteles se anuncia como “El Califa” de
Aragua. Y vaya que ha sorprendido su madurez a casi un año de haberse
alternativado. Toreando reposado, ofreciendo lo necesario para sacar máximo
provecho a la embestida noblotas y pastueñas del jabonero «Arenero» de El Prado,
se ha trabajado Hassan una actuación completísima por ambos pitones, hasta
llego el momento de tomar la espada. Allí equivocaría el destino de un triunfo,
pues insistió en buscar el indulto del toro, incluso faltando el respeto de
simular la suerte suprema con la espada ayuda, para dilatarse más de la cuenta,
escuchando un aviso antes de perfilarse con el acero; luego el segundo cuando sufría
un quinaria tras atravesar el toro en primeras instancias y haber golpeado con
el verduguillo en reiteradas ocasiones, para sentenciar los tres avisos su
labor cuando el toro doblaba. Las palmas de reconocimiento por un sector no se
hicieron esperar a pesar de todo.
El que hizo sexto, no
era lo mismo que el anterior. Más corto de recorrido y sin las bondades de
aquel, se peleó literalmente con el toro, hasta llevarlo por la diestra lo más
que pudo. Variedad y entrega prevaleció para que tras dejar estocada entera
ligeramente desprendida ser premiado con una oreja, la que en parte consuela su
debut por el ruedo de Pueblo Nuevo.
En el que cerró plaza
actuó el jinete José Luis Rodríguez, quien clavó dos rejones de castigo y cinco
banderillas -la mayoría de estas “a la grupa”- además de farpas cortas, ante un
bravo ejemplar del hierro colombiano de Juan Bernardo Caicedo, que le punteó en
varias ocasiones las ancas de sus destacados caballos. Tras pinchar en una
ocasión y dejar rejonazo contrario y caído, tímidas palmas se escucharon al
final de su acto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “César Girón”
de Pueblo Nuevo. IV corrida de abono.
Con poco más de tres cuartos de
plaza (Aproximadamente 14000 personas), en tarde soleada y muy ventosa, se han
lidiado toros de
RANCHO GRANDE (1º, 4º y 5º), EL
PRADO (2º y 3º) y LA CONSOLACIÓN (6º), en su conjunto bien presentados
variopintos de lámina, con un comportamiento en común como fue la nobleza y
recorrido en la muleta, lote de toros que ofrecido emoción y en especial dejado
a los toreros sacar a plenitud cualidades; ha destacado la codicia del 1º, la
bravura encastada del 3º y el largo recorrido del 5º, este último premiado con
la vuelta al ruedo, llevado por nombre «Atrevido» N° 99 de 440 kilos. Para
rejones se lidio un toro de JUAN BERNARDO CAICEDO (7º), bravo y codicioso ante
las monturas.
Pesos: 460, 441, 480, 450, 440,
450 y 445.
LEONARDO BENÍTEZ (palo de rosa y oro con cabos blancos), oreja
en ambos
DAVID FANDILA “EL FANDI” (Luto y oro con cabos blancos), silencio
y dos orejas tras aviso.
HASSAN RODRÍGUEZ “EL CALIFA DE ARAGUA” (Rosa y oro), silencio tras tres avisos y oreja.
JOSÉ LUIS RODRIGUEZ (A la
usanza portuguesa), leves palmas.
INCIDENCIAS: Bien en la brega Eliecer Paredes y en la vara
Guillermo Guimerá. *** Destacada interpretación de los himnos y pasodoble
despeje de plaza del cantante Nelson Hernández. *** Petardazo del Delegado de Callejón
y Alguacilillo por no haber estado atento a la indicación del palco
presidencial de la vuelta al ruedo al 5º toro, dejando que las mulillas se lo
llevaran sin dicho premio al toro al desolladero.